Capítulo 68.

80 3 1
                                    

-Siento que hayas visto esto-me lamento mientras vuelvo a tumbarme en la cama-Ahora que ya no...-miro hacia donde está mi hijo, todavía duerme-Ahora que ya no me maltratan, supongo que se acabará pronto.

-No lo creo-me arropa-Creo que estarás así, por lo menos el tercer trimestre.

-¿Qué tercer trimestre, James? ¿Y qué haces arropándome tanto?-ruedo los ojos.

-Amor, es eso maravilloso que tengo que contarte.

-Déjate de misterio y cuéntalo ya, cariño.

-Michelle Evans, tú y yo...

Tocan a la puerta. Los dos nos giramos hacia ella. Creo que se nos está aplicando continuamente la Ley de Murphy. Cada vez que queremos contar algo, siempre hay algún tercer factor que nos interrumpe.

La puerta se abre. Aparece un hombre robusto de unos 50 años. Ya le queda poco pelo y sus ojos marrones brillan impacientes por una nueva aventura. Por la placa que lleva en su chaqueta doy por hecho que es un policía o inspector. Ha llegado el momento del interrogatorio y hoy sí que voy a contarlo todo.

-Buenos días, señora Aldridge.

-Buenos días-sonrío-¿Le importaría tutearme? No me gusta recordar con quién estoy casada.

-Veo que han cambiado mucho las cosas desde la última vez que nos vimos.

-Sí, recibí una visita de mi salvador.

Mi vista va directa a mi izquierda. Ahí se encuentra la otra cama. Ahí está mi hijo. Al darse cuenta, James se acerca y le coge en brazos.

-Me lo llevaré ahí fuera. Es mejor que os dejemos tranquilos.-Asiento. Él se inclina hacia mí y me da un casto beso como despedida.-Volveré en un rato.-Después se acerca al policía-No la sature, ayer rozamos un límite muy peligroso y quiero que estén bien.

-No se preocupe, señor Harrison. Hablaremos tanto como ella quiera y pararemos en cuanto me lo pida.

Mi prometido asiente y sale por la puerta.

-¡Te quiero!-exclamo al verle salir.

-Y yo a ti-responde con una sonrisa antes de cerrar la puerta tras de sí.

Cuando el señor y yo nos quedamos solos, me pongo muy nerviosa. No sé si es por todo lo que voy a contar o si es porque no le conozco de nada y vuelvo a tener pánico social. Sea lo que sea, intento controlarme. Respiro hondo y sonrío con simpatía.

-Muy bien, ¿señ...orita Evans?

-Mejor, pero tampoco me quejaré si me llama Michelle.

-Está bien, Michelle. ¿Quieres que te vaya preguntando o prefieres contarme tú misma la historia?

-Supongo que le puedo ir contando yo. La pregunta es ¿ha leído la carta que le dejé a mi marido o he de contarle la historia desde el principio?

-La he leído, pero prefiero que empieces desde el principio.

-Muy bien. Desde el principio entonces. Todo empezó hace 8 años, después de tres años saliendo juntos...

Lo solté todo. La paliza sin motivo de nuestra noche de boda. Las peleas que teníamos cada día. Los miles de moratones y cardenales que tapé. Las mil excusas que inventé. Lo bien que trataba a mi madre. Cómo me sentía y las esperanzas que tenía. Todas esas veces que sus amigos vieron la humillación que sentía cuando mi marido me toqueteaba ante ellos. Todo ese tiempo que yo me repetí que todo iba a cambiar. Esas personas a las que tanto quería, cómo se fueron una a una por culpa de Ethan. Cómo, al enterarme de mi embarazo, decidí ser valiente por él. Cómo huí sola y embarazada a otro país. Lo muchísimo que me costó confiar en la gente. Lo que viví. Cómo decidí volver sola y las consecuencias que tuvo y las que él se inventó. Cómo, golpe a golpe, consiguió que lo creyera todo un sueño. Cómo me hizo de nuevo su sumisa y hizo que todo volviera a ser cómo antes. Cómo logró que me sintiera incluso más pequeña que antes. Y cómo, tan solo tres días atrás, había empezado a ser mínimamente respetuoso, pero sin dejar de lado las amenazas y miedos.

He pasado más de una hora hablando. Contando detalle a detalle cómo me sentí. El pobre hombre, al ver cuánto me extendía, ha decidido grabarme. Mejor eso que tener que ir escribiendo detalles. Sobretodo teniendo en cuenta que todo es demasiado importante. Después me ha hecho un par de fotos en brazos y piernas. Ha dicho que con esto y con la orden de registro que seguro consigue, todo estará ganado y no tendré que temer su vuelta. Realmente pensé que no volvería a conseguirlo. Me creí más hundida que nunca.

Pero mi hijo ha vuelto a salvarme. Adam ha sido mi héroe.

Marcha en cuanto mi narración termina. Dejándome sola y sin fuerzas. He desahogado tanto que ahora mismo lo único que me apetece es dormir. Necesito descansar. Mis ojos se cierran solos. Ni siquiera puedo luchar contra ello. Oigo que alguien entra, pero ni me molesto en saber quién es. Yo ya estoy completamente dormida.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora