Capítulo 65.

80 5 0
                                    

**Narra James**

-¿Qué tal ha ido?

-Al principio bien, pero ha acabado cerrándose en banda.

-No sé cómo lo vamos a hacer, Bri. Ese capullo le ha metido en la cabeza que todo es mentira y parece que ni siquiera vernos le hace ver la verdad.

-Sabes que hay dos personas que sí podrían abrirle los ojos.

-No puedo involucrarle en esto. Es muy pequeño.

-Es su hijo, James. Él lo puede conseguir.

-¿Y qué pasa si no lo logra? ¿Qué pasa si delante de Adam dice que le estamos mintiendo?

-¡Por Dios, James! ¿Qué madre olvida a su hijo?

Suspiro.

-No sé. Tal vez tengas razón.

-Llámale.

Asiento. Me aparto un poco. Y le llamo. Es Bambi quien me lo coge y le pido que me pase a mi hijo. Solo él puede entender lo que voy a decirle.

-¡Hola, papi!

-¡Hola, campeón! Papá tiene que decirte algo.

-¿Qué pasa, papi?

-Adam, tienes que ayudar a mamá.

-¡Voy!

Cuando cuelgo me encuentro con la mirada de Bridget. Ella me mira como si yo fuera un bicho raro. Me encojo de hombros.

-¿Eso no quiere decir que tiene que irse a otro país con su tía?

-No-sonrío-Eso es ayudar a papá. Lo que le he pedido ahora es que ayude a mamá.

-¿Y eso qué quiere decir?

-Que mamá está conmigo y necesita ver a su bebé.

***

El tiempo pasa demasiado despacio. Da mucho tiempo a pensar, incluso a arrepentirse de algunas cosas. En más de una ocasión he pensado en entrar a verla, pero no quiero saturarla. No es lo más aconsejable. Yo ya lo intenté y me atrevería a decir que me odia por eso. Bridget lo ha intentado y eso la ha acabado de destrozar. Ahora mismo solo hay una personita que puede arreglarlo. Y esa personita se llama Adam Evans, pronto, y si mi prometida me deja, Adam Harrison Evans.

Se me han hecho las 23:00. Bridget se ha ido al hotel. Yo no he podido. Sé que Bambi y Adam ya están en Londres. Me han avisado al llegar. No vedrán aquí hasta mañana, igualmente no les dejarían entrar ahora. Lo suyo sería que yo fuera estar con ellos, pero ya dejé a mi prometida una vez y mira dónde estamos. No puedo volver a cometer el mismo error. Aunque él esté entre rejas, eso no importa. No puedo separarme de Michelle.

**Narra Michelle**

Nuestro hijo está haciendo la siesta. Ha tenido un día duro destrozándome la casa. Sí señores, me ha dejado la pared del salón LLENA de dibujos. Quitarlos va a ser un auténtica tortura. Me va a costar muchísimo. Y todo porque a papá no se le ha ocurrido nada mejor que dejarle hacer. ¿Por qué reñirle y entretenerle con otro juego si podía incluso ayudarle a pintar? Simplemente genial.

Pero ahora no iba a pensar en ello. Iba a disfrutar de mi novio durante unos minutos y después ya me encargaría. Cada cosa a su momento.

Él está sentado en su sillón. Le encanta estar ahí, dice que es lo más cómodo que hay en casa después de mí. Es más tonto, pero así le amo.

Voy junto a él. Con una sonrisa boba y colocando las manos en jarra.

-¿Qué pasa?

-¿Qué hace Sr.Harrison? ¿Disfrutando de una buena película?

-Eso mismo, pero estoy abierto a cualquier propuesta.

-¿De verdad?-me acerco-Porque se me había ocurrido-me siento en su regazo-que podríamos jugar un rato-le beso.

Y el beso poco a poco va cogiendo profundidad. Cada vez más apasionado. Cada vez realizado con más necesidad. Más salvaje.

-¡Oh por Dios!-se oye a nuestras espaldas.

Los dos nos separamos del susto. Yo incluso me he levantado. Los dos miramos precavidos. Y, ¿para qué? Pues para encontrarnos con el inconfundible Charles.

-¿Qué haces aquí, Charlie?-me siento encima de mi novio otra vez y miro a mi amigo con reproche.

-Vale, siento haberos destrozado este momento. Sé que con vuestro hijo de dos años lo hacéis poco, pero es que estaba pasando algo de vital importancia.

-¿Y qué es?

-Miriam se ha ido a España por trabajo y me he quedado solo en casa.

-Vale. ¿Le pegas tú o le pego yo?

Mi chico me coge de la cintura y me da un rápido beso en el cuello.

-Nadie va a pegar a nadie. Charles, no puedes venir aquí siempre que te aburras. Te dimos la llave para emergencias, no para siempre que te plazca.

-Lo sé, tío-se sienta en el sofá junto a nosotros-Lo siento, no sabía qué hacer y pensé en cuidar de mi renacuajo.

-No es tu renacuajo-ruedo los ojos. Me levanto-Voy a limpiar el Picasso que ha hecho nuestro renacuajo.

-No te enfades, Mich-me coge de la mano aprovechando que paso por su lado.

-No me enfado, idiota-le beso en la mejilla-Pero mis planes se acaban de cancelar.

-Me pregunto qué planes eran.

Otra vez. Una vez más. ¿Por qué a mí? Había dejado de soñar en esto hace unas semanas, pero todo esto de ahora... Lo peor es que ya no sé si son sueños o recuerdos enterrados. Yo ya no sé nada.

**Narra James**

Tengo a mi hijo en brazos. Mi cuñada está delante con los brazos cruzados y lágrimas en los ojos.

-Entra tú primero, Bam. Por si acaso.

Ella asiente.

-No papi, yo quiero ver a mami.

-Y la verás campeón, pero primero tiene que ir la tía.

-¿Por qué? Dijiste que tenía que ayudar a mamá y eso es estar con ella.

-Estaré muy poco tiempo. Te dejaré entrar rápido. Lo prometo-su tía se acerca y le da un beso en la mejilla.

Bambi entra en la habitación. Yo me quedo en el pasillo con mi hijo. Le cuento mis aventuras y le pregunto por las suyas. Jamás le suelto, le mantengo todo el tiempo entre mis brazos. Ahora es cuando más presente tengo que este niño de casi 6 años es de ese cabrón. Ahora es cuando más veo que no es mi hijo biológico. Y aun así le quiero tanto como si lo fuera. Para mí siempre será mi hijo Adam.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora