7. Ingenua adolescente

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Después de darle el plantón a Connor, que no se comportaba como Connor (y al que no le había dado el plantón exactamente, porque había sido yo la que había tenido que ir andando hasta el instituto), fui al instituto e intenté fingir normalidad, a pesar de que los demás me notaron distraída y triste. Simplemente les dije que había tenido problemas con Connor y ellos no me machacaron más. Estuve deprimida todo el día, porque no le había devuelto la chaqueta a Connor y todavía la llevaba sobre los hombros, con su aroma inundándome toda la mañana.

Después de clase, llamé a Connor y le mandé unos mensajes, pero no me contestó. Pensé que me sentiría mejor, pero no podía hacer más que pensar en que quizá lo había fastidiado todo saliendo del coche como una loca.

Los siguientes días no tuve noticias de Connor. No daba señales de vida en sus redes sociales, ni contestaba a mis llamadas, ni a mis mensajes, y no había pasado por mi casa para llevarme al instituto. Key había sido quien me había llevado y traído del instituto toda la semana, y cada vez me sentía más cómoda con él. Me encantaba la sensación de montar con él en moto, con todo el aire revoloteando mi pelo y dándome de lleno en mi cara. También me había llevado al trabajo. La verdad es que era agradable trabajar con Key, al menos así conocía a alguien.

La mañana del viernes me despierto desganada. No tengo ninguna gana de ir a La Hoguera esa noche, y menos sabiendo que Connor sigue enfadado conmigo. En realidad, la que debería estar enfadada debería ser yo, pero tenía la sensación que el Connor que me había besado así y me había toqueteado con experiencia no era mi novio. No era el Connor del que yo me había enamorado.

Me visto con una camiseta blanca y unos vaqueros que encuentro al fondo del armario, y bajo las escaleras a toda prisa. He aprendido que Key siempre aparca delante de mi casa diez minutos antes de que yo salga por la puerta, así que he decido que tengo que darme más prisa. Me como mi manzana diaria, cojo la chupa de cuero de Connor (que he estado usando toda la semana) y después salgo por la puerta. Me quedo petrificada.

El coche de Connor está aparcado delante de mi casa, y su propietario, está recostado en el capó del coche mirando sola y exclusivamente a mi persona. Lleva unos pantalones negros y una camiseta azul con una frase en francés, nada del otro mundo, pero Connor no tiene que intentarlo para verse guapo. Me doy cuenta de que le falta la cazadora para completar el atuendo. Me quedo sin respiración y me obligo a apartar la mirada.

Tranquilízate, Dylan, ni siquiera sabes si aún está enfadado.

Me sorprendo cuando veo que Key está apoyado en su moto a unos pocos metros de Connor. Trago saliva. ¿Va a haber otro enfrentamiento entre ellos? Oh, no, por favor. Connor es el primero que me ha mirado, pero en vez de dirigirme a él, decido ir hacia Key.

—Buenos días, rubia —me saluda alzando las cejas—. Te veo un poco decaída.

—Hola, Key. ¿Te refieres a esto? —Señalo a mi atuendo. La verdad es que no me he vestido con mucho ánimo, pero estoy cómoda—. Estoy bien, no pasa nada.

Él asiente, pero señala con la cabeza hacia Connor y al instante sé que me va a preguntar por él.

—¿Por ha venido hoy? Los demás días ni siquiera se ha molestado en contestarte a las llamadas, no entiendo que está haciendo aquí.

Sí, le he contado mis problemas con Connor a Key, pero era porque necesitaba a alguien con quien desahogarme. Mis nuevos amigos también lo saben, porque llevo toda la semana triste y ellos lo han notado.

—No tengo ni idea —le digo y me encojo de hombros—. Lo único que sé es que tengo que arreglar las cosas con él. —Me rasco la nuca, sin saber cómo decírselo—. ¿Te importa que hoy me lleve Connor?

Never Forget You © [Evans 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora