21. La cita.

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Y Key tenía razón. Salimos del establecimiento donde se celebraba el concierto que está rodeado de fans locas esperando a que Jayce aparezca como por arte de magia para hacerse una foto con él. Sí, lo admito, me encantaría estar con ellas, pero no voy a obligar a Key a esperar toda la noche para ver si puedo hacerme una foto con mi ídolo. Pienso que se merece más que eso después de lo que ha hecho por mí hoy.

No me suelta la mano en todo el rato, y al contrario de lo que pensé al principio, no me molesta, me agrada la sensación de su piel contra la mía dándonos calor, incluso aunque esté sudorosa y pegajosa. No sé a dónde me lleva, pero tampoco lo pregunto, estoy demasiado feliz y emocionada para que eso me importe. Nos paramos en frente de una calle transitada por mucha gente a pesar de la hora que es, parpadeo para salir de mi ensoñación y me fijo en que a los lados de la calle hay puestos de comida y de artesanía. Los ojos se me van a la comida y la boca se me hace agua. No me había dado cuenta del hambre que tenía hasta ahora.

―¿Qué? ¿Tienes hambre? ―me pregunta Key, riéndose. Yo me giro hacia él y de repente su gesto se vuelve culpable. Ladeo la cabeza, sin saber qué le pasa―. Bueno, no es un restaurante de lujo pero...

Y cuando dice eso, mi primer impulso es besarlo, así que eso hago, tomándolo totalmente por sorpresa. Y es que con Key no quiero pensar las cosas dos veces, simplemente actúo y todo es más fácil y espontáneo. Él me agarra de la cintura con sus manos enormes y me atrae hacia él mientras jadea, sorprendido. Le beso con fuerza e intensidad, demostrándole todo lo que no he podido decirle con palabras, todo lo agradecida estoy por lo que está haciendo por mí. Cuando separo mi boca de la de él y le miro a los ojos, descubro que él todavía observa mis labios mientras parpadea muy de seguido, como si estuviera mareado. Yo también lo estoy.

―Deja de preocuparte. Esto es mejor que un jodido restaurante de lujo.

Los ojos de Key se iluminan y esta vez sí que se mueven a los míos para deleitarme con el color de la miel brillante.

―¿De verdad?

―No querría estar en ninguna otra parte ―afirmo, asintiendo con la cabeza repetidas veces y sonriendo, como reafirmando lo que he dicho para que se quede tranquilo. Él traga saliva y también me sonríe, me agarra de la mano con dulzura y me acaricia el dorso con su pulgar.

―Yo tampoco.

Después de eso vamos de puesto en puesto mirando todas las cosas, él como una persona normal (bueno, una persona más guapa de lo normal) y yo como una obsesa de la comida que se derrite con cualquier cosa. En cierta manera, lo soy. ¡Pero es que hay cosas deliciosas! Cuando Key me dice que elija, tengo que hacer una decisión muy dura para mí. ¡Como si para ti fuera fácil elegir entre tacos y pizza!

Dado que como muy a menudo pizza (demasiado a menudo, diría yo), elijo los tacos, él asiente y nos ponemos a la cola del puesto. Él pide cinco, dos para mí y tres para él porque su estómago es un agujero sin fondo. Después de esperar unos minutos, el amable señor nos entrega nuestra comida metida en bolsas de papel decoradas con la bandera de México. Nos alejamos un poco de los puestos porque hay mucha gente y no puedes comer ahí metido, seguramente alguien te daría tu codazo y echaría toda tu deliciosa comida a perder.

Llegamos a un parque donde no hay nadie y Key me dice que le espere sentada en uno de los bancos mientras él va a por unas bebidas, yo le hago caso y me siento a esperarle. Desbloqueo el móvil para no quedarme mirando a la nada como una imbécil, lo primero que veo son varios mensajes en el grupo de WhatsApp que tengo con Bianca y Hunter.

BIANCA: ¿Cómo es posible que no me hayas informado de que tienes una cita con Key? ¿Qué pasó con Connor? Oh, tienes muchas cosas que explicarme este fin de semana, jovencita.

Never Forget You © [Evans 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora