Never Forget You © [Evans 2]

28. No podemos estar juntos.

Me doy cuenta de que no vamos en dirección a casa minutos después de lo que ha dicho. He estado reflexionando sobre lo que ha dicho. Y tiene tanta razón que me clavo las uñas en las palmas de las manos fortísimo, por no haberme dado cuenta antes.

Soy idiota. Lo admito completamente. Soy un estúpida, hipócrita, insensible e idiota. Añadid todos los adjetivos despectivos que queráis en este espacio.

¿Por qué no le di otra oportunidad a Connor? Supongo que estaba tan asustada por las consecuencias que podría tener que él tomara drogas que no lo pensé más. Cuando me lo dijo no podía creer que lo hubiera hecho de nuevo. La manera en la que me miró en el coche, cuando parecía un lunático depravado. Después, cuando rompió conmigo sin razón alguna.

Me destrozó el corazón, sí, lo hizo pedazos, me lo arrancó de cuajo y lo pisoteó con fuerza, lo machacó y le dio puñetazos hasta decir basta, pero yo también le hice daño a él, y sin darme cuenta. Y le había estado haciendo daño a Key al mismo tiempo.

Pasé página, comencé a salir con Key, pero dormía con Connor. Y luego le contaba nuestras peleas a Key, como una idiota, pensando que me comprendía como un buen amigo, cuando en realidad lo que hacía era destrozarle el corazón. Y cada vez que yo besaba a Key, le hacía daño a Connor.

Dios mío, he estado jugando a dos bandas sin ni siquiera darme cuenta.

―Soy una completa perra ―murmuro, cubriéndome el rostro. Connor aparca el coche, se gira completamente hacia mí y me agarra las manos suavemente para después apartarlas de mi cara.

―Tú no eres una perra, Dylan. Solo eres una chica que se equivoca. Como todos. Eres una chica que estaba confusa, que estaba haciendo daño sin darse cuenta, ¿está bien? Pero por favor, no digas que eres una perra, porque no lo eres. 

Miro con el entrecejo fruncido a Connor. ¿Por qué me defiende? Le he hecho daño y nunca me lo perdonaré, no debería estar siendo tan simpático conmigo.

―¿Por qué no me odias, Connor? Incluso yo me estoy odiando a mí misma ahora.

Connor sonríe un poco y me coge la mano, acaricia el dorso de esta con su pulgar. No puedo apartar mi mirada de sus ojos, son tan bonitos y me miran con ternura, como si nada hubiera pasado entre nosotros. Ojalá fuera cierto. Ojalá todo esto solo fuera una pesadilla.

―No te odiaría ni aunque me pegaras un tiro, nena.

Me quedo estática y mirándole a los ojos, él sonríe como un maldito ángel. Cómo puede ser tan bueno, ¿cómo puede estar enamorado de mí? Soy una idiota, tengo a dos chicos estupendos a mis lados y yo haciéndoles daño.

―Yo me sentí horrible cuando te vi besando a Samantha... ―le digo, en voz muy baja. También agacho la cabeza, no quiero que vea el dolor en mis ojos―. No me imagino como tú te sentiste cuando me viste pasar página y olvidarme de ti. Por Dios, he sido tan insensible...

Aparto la mirada hacia un lado, pero él frunce el ceño y me agarra la mandíbula, me obliga a encararle. Contengo la respiración mientras sus ojos se posan en mis labios y después suben lentamente a mis ojos, dedicando demasiado tiempo en el trayecto. Trago saliva cuando se acerca a mí, está casi sobre la palanca de cambios.

―No me importa el pasado, Dylan. Yo también he cometido errores, igual que tú, ¿vale? Somos humanos, tropezamos con la misma piedra una y otra vez. Pero te quiero tanto que no me importa los errores que hayas cometido en el pasado, solo me importa la persona que eres ahora y aquí.

Casi me pongo a llorar de nuevo con sus palabras, ¿puede ser más genial? Me ha perdonado sin yo casi decir nada, yo no paro de mirarle como un pasmarote y él solo dice cosas asombrosamente ciertas.