037. Lo que implica ir a patinar sobre hielo con tu novio [Último capítulo]

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Salgo de la cafetería en la que trabajo con una gran sonrisa en la cara. Key va a mi lado, comentando el final del trimestre. Hoy ha sido el último día, lo que significa que también es nuestro último día de trabajo hasta después de navidades. Estas últimas semanas han sido maravillosas. Todo entre Connor y yo va entre ruedas. Creo que estamos de nuevo en esa fase del enamoramiento en el que no puedes despegarte de tu pareja, y eso me gusta. Me gusta mucho, no quiero que se acabe nunca.

—¿Cómo vas a pasar las vacaciones? —me pregunta Key, cuando nos detenemos delante de su motocicleta. Todo entre Key y yo ha vuelto a la normalidad, somos amigos, nada más. Él se mete las manos en los bolsillos y me dedica una sonrisa—. ¿Irás a Hailford?

—Sí —contesto, algo emocionada. Pasaré la navidad con mi familia y amigos, será genial—. Connor y yo nos vamos mañana a primera hora, no queremos desperdiciar ni un día. ¿Qué vas a hacer tú?

Key se encoge de hombros.

—Supongo que me quedaré aquí, tratando de componer alguna canción.

—¿Te has abierto ese canal de Youtube, como te dije?

—Sí, Dyl, pero no creo que lo use. —Key gira los ojos y yo me carcajeo. Ambos sabemos que tiene un talento increíble, yo no dejo de decirle que debería subir algún cover a internet y ver la reacción de la gente—. Prefiero quedarme mi música para mí.

Ladeo la cabeza. No entiendo como alguien con tanto talento se reúsa a mostrarlo al mundo, su voz es maravillosa, estoy segura de que compondrá canciones que pondrán al mundo de cabeza.

—Está bien. Si quieres pedirle opinión a alguien, sabes dónde encontrarme —le digo, sonriente. Oigo un claxon a lo lejos y asomo la cabeza, porque ya conozco a qué vehículo le pertenece ese sonido. La cabeza de mi novio se asoma por la ventana del coche, puedo ver su sonrisa a lo lejos. Mi corazón palpita con fuerza, así que miro a Key para despedirme de él—. Que pases unas buenas vacaciones, Key. Feliz navidad.

—Feliz navidad, Dyl.

Le dedico una sonrisa de despedida a Key, quién se sube a su moto y desaparece por la calle a toda velocidad, echando gas por el tubo de escape. Camino rápido hacia el coche de Connor, el susodicho me espera con la ventanilla bajada. En cuanto me ve, sonríe, radiante, y me guiña un ojo.

Mi novio luce malditamente comestible, lleva un gorro invernal negro que cubre su cabello oscuro, y hace que sus ojos resalten. Amo los gorros en los chicos, pero en Connor, me vuelven loca.

—Hola, nena. ¿Qué tal tu último día de trabajo? —cuestiona. Asiento, transmitiéndole que todo ha ido bien. Me inclino porque sé lo que quiere: tomo sus labios con los míos y le doy el beso que estaba esperando. Connor suelta una risa entre dientes, pero pone su mano en mi nuca y me corresponde con la misma pasión. Nos separamos, con los corazones latiendo desenfrenados. Sus iris verdes brillan, no han dejado de hacerlo en varias semanas—. Tengo una sorpresa para ti.

Alzo mis cejas, interrogante. ¿Una sorpresa? La última vez que me dijo eso fue cuando me llevó a un barco en mi cumpleaños y allí... bueno, todos sabemos lo que pasó en el barco, no hace falta recordarlo.

—¿Qué has hecho esta vez, Connor? —pregunto, riéndome. Me separo de él y aprovecho para atarme el cinturón, mientras él se encoge de hombros con una sonrisa traviesa. Amo esa sonrisa, también su significado.

—Ya lo verás.

Connor conduce el resto del camino en silencio. Le miro con algo de desconfianza, pero sonrío. Cantamos las canciones que ponen en la radio, nos miramos, sonreímos, me besa los nudillos de vez en cuando, su mano descansa en mi mulso mientras maneja el automóvil.

Never Forget You © [Evans 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora