El principio de todo

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María no había escogido su vida. Ningún niño lo hace. Nadie elige a sus padres, a sus hermanos o la vida que estos van a llevar. A veces la vida te sonríe. Creces en una familia acomodada con grandes valores y con mucho amor que dar. Otras veces, eso no pasa. Pero María había tenido suerte.

Esta historia que os quiero contar es la de una chica, ella, María García, que lo ha tenido todo y eso la ha llevado a ser algo caprichosa y poco consecuente con sus actos.

Habrá momentos de la historia que la odiarás y pensarás que es surrealista que alguien se comporte así y como aun así los de su alrededor siguen consintiendo todo. Pero no estoy aquí para que te veas identificada en ella... estoy aquí para contarte una historia, que espero que al final sepas valorarla, quererla y te acabes enamorando un poquito de algunos de sus personajes.

Y recuerda, esta no es mi vida, ni la de nadie... es solo una historia.

Y ahora, disfruta de la lectura amiga.



El principio de todo

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María tenía trece años cuando sus padres se divorciaron. Para ella, que había crecido en una familia muy unida, fue un shock muy grande. Pero gracias a sus hermanos, en concreto a Pablo, lo fue sobrellevando todo.

No eran hermanos de padre y madre. De hecho Pablo y Sergio solo compartían ADN con María por parte de padre.

Gloria, la mamá de María, conoció a Carlos en una reunión de apoyo a gente con familiares con cáncer o que ya habían fallecido. Gloria era voluntaria. Carlos una alma en pena que sobrevivía a duras penas tras la muerte de Violeta, su mujer. Seguía adelante todo lo que podía por y para sus hijos, Sergio y Pablo de 9 y 12 años. Gloría le devolvió la vida. Ambos se enamoraron y poco después se fueron a vivir juntos. Y tres años después hacia María. Una pequeña rubia de ojos azules que cautivó a la familia entera.

Pablo y Sergio fueran siempre más que unos hermanos para ella. Eran como sus padres, como sus amigos... estaban ahí siempre para ella y incluso los amigos de estos, velaban por ella. Siempre se sintió arropada y no fue menos cuando sus padres se separaron. Pablo que por aquel entonces tenía 25 años se la llevó de viaje a Londres una semana para que desconectara de todo y fue el mejor viaje de su vida. Es algo que nunca olvidaría y que además llegó a unirles aun más, si se podía.

El primer año tras la separación de sus padres fue el más duro. Decidir con quién vivir, como afrontarlo, ver llorar a su madre día tras día, los cambios de domicilio constantes, los estudios, la pubertad, los chicos, el amor, la amistad... todo en general se le acumuló y eso hizo que aveces su carácter fuese un poco mas difícil de controlar.

Vivían en pueblos separados pero cercanos. María vivía 15 días con cada uno de ellos. Tenía dos habitaciones y dos armarios llenos de ropa. Y aunque su vida no era fácil consiguió ser feliz. Seguía yendo al mismo colegio de siempre ya que cuando no era uno de sus padres quien la llevaba, uno de sus hermanos, que tanto la querían la acompañaba. Y si alguno fallaba, Nacho o Rubén, amigos de sus hermanos, estaban ahí para salvarla.

Y así, entre dos casas fue viviendo María y fueron pasando los años. Años en los que ella era lo más importante de todos y ella lo sabía. Se había dado cuenta.

— Buenos días enana— Su hermano Pablo la estaba llamando.

María dormía. Una de las cosas que mas le gustaba en el mundo era dormir. Hacía una semana que habían acabado las clases, los exámenes y todo el estrés de estos... y mientras sus amigas ya se habían dedicado a salir varias condes seguida de fiesta, ella primero había necesitado largas horas de dormir.

En la cama de María - Trilogía María parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora