El día de fin de año habían quedado todos para celebrarlo. Este año cenaban en casa de Sergio y Carlota y luego iban a salir, como cada año, de fiesta. Eran las 5 de la tarde cuando María empezaba a arreglarse. Seguían en el hotel. María se había comprado un vestido negro estrecho con la espalda abierta hasta casi el culo y de tirantes, unos zapatos dorados y una americana dorada tres cuartos de lentejuelas. Adrián le dijo que salía y ella se fue a la ducha para empezar con el ritual de belleza.
Adrián estaba nervioso, había reservado un anillo precioso de oro blanco, con dos filas de diamantes y con un gran zafiro en forma de óvalo. Le iba a pedir matrimonio. Sabía que era precipitado, pero la quería, la amaba con toda su alma y la quería en su vida para siempre.
Pablo se había vuelto solo. Lorena y él habían discutido. Él le había dicho que no quería pasar fin de año sin su hermana y ella le dijo que ahora su familia era ella. Eso a él le molestó. Le dijo que viniera con él pero ella orgullosa le dijo que no. No habían roto, pero Pablo tenía claro que si Lorena no aceptaba que María siempre sería su prioridad, ella no tenía lugar en su vida. Le dolía porque Lorena le gustaba de verdad.
Diego y Dani habían preparado una fiesta brutal como cada año y lo estaban preparando todo para cuando llegaran los invitados. No iba a ser lo mismo sin Adrián pero no podían remediar eso.
Nacho estaba nervioso, sabía que esa noche vería a María y eso le daba miedo. Las cosas con Julia no iban bien, ahora ella se centraba en Nil y no le necesitaba tanto, y eso a Nacho, en el fondo, le molestaba. Además con la cesárea y el libido que ella lo tenía por los suelos no tenían ni sexo ni ningún tipo de roce y eso a él le tenía alterado. ¿Cómo iba a ser capaz de aguantar sereno cuando viera a María si llevaba tanto tiempo sin sexo y nada más pensar en ella se le ponía dura?
Rubén acababa el año enamorado de Julia como un tonto. Le jodía que fuera ella, pero así era. Él sabía que Julia también sentía algo por él, pero Nacho la tenía embaucada totalmente y ella no asumía una vida sin él, aunque ahora ella estaba un poco distante.
Llegó la hora de la cena, los invitados fueron llegando a casa de Sergio. Adrián estaba sentado en una butaca del salón de la suite presidencial en la que se alojaban. La esperaba nervioso. Llevaba todo el día ansioso, sabía que si todo salía como lo tenía planeado, hoy le pediría a María ser su mujer. Adrián había llamado a Diego y a Dani y ellos le habían dado su bendición. La querían pero ya se habían ido de la competición así que era absurdo volver a entrar o negar lo evidente, que se querían. María entró al salón y Adrián al verla sintió un pellizquito en el corazón y otro en la entrepierna. Jodidamente sexy y preciosa.
- Estás preciosa ojazos - Se levantó y le dio una cajita. María la miró y sonriente la abrió. Dentro había una pulsera cartier de oro blanco. Había visto esa pulsera más de una vez en diferentes escaparates, pero nunca se había ni tan siquiera planteado a comprarla debido a su coste, que incluso ella, que podía costearse, le parecía mucho dinero.
- Adrián esto es... demasiado - Adrián cogió la muñeca de María y se la puso. Llevaba puesta la pulsera que le regaló Nacho y aunque Adrián la vio no dijo nada.
- Quizá no entiendes que te quiero, que eres mía María y que para ti nada es demasiado - María lo entendía, pero lo entendía justo ahora. Si, estaba con Adrián, pero no se había dado cuenta de lo serio que era todo hasta ahora. María se miró la pulsera puesta en la muñeca.
- Adrián yo... - Se mordió el labio y él la miró.
- ¿Qué me quieres?
- Si... - Dijo María - Te quiero Adrián - Adrián la besó, la besó de esa manera que te incita a más.
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En la cama de María - Trilogía María parte 1
Romans¿Qué pasaría si tú primera vez no fuera de una manera convencional? ¿Sí todo lo que te habían contado de pequeña del amor o del sexo se volvieran inciertos dentro de tu cabeza? A María le pasa, y por ello su vida cambia y se ve sumida en un torbelli...