¿Quieres casarte conmigo?

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El día 31 de diciembre es, en casi todo el mundo, un día especial, de nervios y un día que nunca pasa desapercibido. Millones de personas ponen como excusa ese día para hacer algo de lo que no se atreven el resto del año o para decir adiós a algo que tanto les cuesta. Es un día de tomar decisiones y de atreverse a cumplirlas.

Julia salía del trabajo a las 8 de la tarde y corría hacía el metro para ir a casa a vestirse para luego ir a cenar a casa de sus padres donde ya estaba Nil. Cruzó la calle con el semáforo de los peatones en rojo sin darse cuenta que un coche venía hacia ella. Las luces de pronto la cegaron, un pitido la asustó y el coche frenó tan de golpe que las ruedas rechinaron contra el asfalto. El corazón le iba a mil, sentía que iba a morir, pero el coche paró justo a escasos centímetros de ella. Se quedó paralizada. En el coche, Rubén asustado la miraba. Se bajó del coche y caminó hacía ella.

- Julia, por dios, ¿estás bien? - Ella al verle a él, se puso a llorar liberando así toda la adrenalina que se le había concentrado en el cuerpo y Rubén se acercó a ella y la abrazó - Vamos sube al coche.

Julia subió al coche temblando y Rubén arrancó. Condujo un par de calles sin que nadie dijera nada, luego nervioso paró a un lado y la miró.

- ¿Tienes un rato para tomar algo? - Julia no tenía ese rato pero le apetecía mucho, así que dijo que si. Rubén sonrió y condujo de nuevo. Mientras, Julia enviaba un mensaje a su madre avisando de que se retrasaría un poco.

En ese preciso instante en casa de Pablo, él y Lorena hacían el amor. Lorena había entrado a ducharse para prepararse para la noche y un Pablo enamorado no pudo resistirse y entró tras ella. Ella le recibió con un suave beso que poco a poco se fue encendiendo. Lorena había vuelto a casa de Pablo y aunque llevaban solo 4 días juntos, sentían como si llevaran 3 años juntos sin pausa. Se querían y ambos se habían prometido a sí mismos que esta vez iba a funcionar. No obstante, Lorena sabía que tenía que ser sincera con él.

Nacho salía de casa de los padres de Julia, había pasado a ver a su hijo tras el trabajo y se iba ya, a sabiendas de que Julia no tardaría en llegar. Se evitaban siempre que podían, pero cuando se veían eran amables y respetuosos el uno con el otro. Volvió a casa, cogió una cerveza de la nevera y se sentó en el sofá. Se quedó mirando una foto que tenía sobre un mueble del comedor en el que él y María estaban juntos sentados en la playa. Suspiró. 4 meses sin verla, sin saber de ella, sin respirarla y se estaba volviendo loco. Iba a morir solo, o con ella. No había medias tintas.

Carlota estaba sentada en el baño con las manos en la cabeza sin saber qué hacer. Sergio llamaba a la puerta.

- ¿Te queda mucho? Jana quiere que le hagas una trenza y no sé cómo cojones hacerla yo - Carlota suspiró pero no le respondió. Sergio pegó la oreja a la puerta y la escuchó - ¿Que te pasa?

- Entra... - Carlota se giró para ver como Sergio entraba y él al hacerlo se la quedó mirando. Estaba deshecha y con los ojos encharcados.

- Cariño ¿estás bien? - Carlota le enseñó lo que llevaba en las manos y Sergio se acercó a verlo y luego la miró al ojos. Carlota entonces se echó a llorar y Sergio corrió a abrazarla.

- Parece que este mes tampoco podrá ser...

- Quizá debamos dejarlo de lado un tiempo...

- Quizá - Y Carlota se echó a llorar en los brazos de su marido.

María dormía en la cama abrazada a las pequeñas. Adrián justo llegaba a casa y se las encontraba a las tres juntas. Las miró un instante y suspiró. Se sentía feliz. Tenía todo lo que quería y sabía aún con más precisión, que había llegado el momento. Diego y Dani llevaban dos días en la cabaña del bosque sin que nadie lo supiera. Lo estaban preparando todo. Estaban ayudando a Adrián y esperaban que María respondiera si a la pregunta.

En la cama de María - Trilogía María parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora