Volver a empezar
6
Una casa señorial construida en los años 30 y reformada hacía tan solo un par de años, era lo que María tenía delante de sus narices. Esa casa era del abuelo de Daniel y se la había dejado en herencia. La casa de 450 metros cuadrados se había edificado sobre un terreno de dos mil metros cuadrados, y hasta el último rincón estaba cuidado. Una valla alta de color cobre rodeaba todo. El jardín era espectacular, de esos en los que no te importaría perderte. Y la casa magistral. Las paredes repletas de cuadros antiguos, grandes ventanales y alguna que otra fotografía de la familia de Daniel. La casa tenía 7 habitaciones y cada una con su propio baño y vestidor. En el salón había una gran chimenea en la que María cabía totalmente entera y lo comprobó cuando se metió dentro. Daniel disfrutaba viéndola, se sentía como una niña con zapatos nuevos. Le sorprendía que alguien como él, que se le veía una persona "normal" pudiera pagar semejante casa, porque aunque fuera herencia, esa casa había que mantenerla. A la casa y a los 4 sirvientes que decía que tenía, dos en la casa y dos para el jardín.
—¿Te gusta? — Le pregunto él.
— Perdona, Daniel, es que no sabes cuánto me gustan las antigüedades. ¿Sabes que siempre había soñado con una chimenea así? Mis hermanos me decían que ya no existían, pero mira, aquí está... — Se sintió un poco mal al recordar a sus hermanos y que se había ido sin decirles nada.
— Me alegra que te guste. Hay una habitación que tiene una chimenea como esta, si quieres puede ser la tuya — le dijo apoyado en el marco de la puerta.
María le miró, callada. Pensó que era muy atractivo. Un hombre de unos treinta pocos, alto, con el cuerpo definido, piel morena, barba de unos dos o tres días, ojos verdes y muy atractivo. Un bombón de chocolate con leche.
— ¿A qué te refieres con que hay una habitación que puede ser la mía? — Daniel analizó su rostro en busca de miedo o desconfianza pero no vio nada de eso, así que se envalentonó a seguir hablando.
— Que si lo que quieres es un lugar donde refugiarte lejos de lo que has querido dejar atrás, aquí tienes una casa en la que eres bienvenida. Adrián y Diego que también viven aquí no tendrán ningún problema en que te quedes, y yo tampoco, te lo aseguro—
— No tengo dinero ahora mismo, ni siquiera ropa para cambiarme. No sé ni dónde estoy — Se alteró al darse cuenta de la insensatez que había cometido.
— Bueno, yo tengo dinero y no necesito el tuyo y solo tienes que pedirme lo que necesites — Hablaba totalmente en serio. Tenerla en casa podía ser algo muy muy oportuno, pensó.
— ¿No serás un asesino o un violador no? — Dani soltó una gran carcajada en el salón que hizo eco.
— No, solo vi que necesitabas ayuda y yo te la estoy dando, si quieres puedes cogerla, o si quieres puedo llevarte de nuevo donde te encontré, aunque va a ser un poco cañazo, pero solo tienes que pedírmelo— Esperaba que dijese que no. Primero porque no quería pegarse semejante paliza con el coche de nuevo y segundo, porque María le resultaba tremendamente sexy y estaba deseando poder jugar con ella.
María se giró, le dio la espalda y se puso a pensar en todo lo que Dani le había dicho. Pensó en lo preocupados que estarían todos pero no le apetecía nada volver, algo le decía que era ahí donde debía estar y aunque tenía mucho miedo, decidió quedarse.
— ¿Puedes prestarme tu móvil para enviar un mensaje? Solo quiero decir que estoy bien, para que no se preocupen mientras me quede... aquí. Pero solo un par de días, hasta que me aclare y... — Daniel le dejó su móvil.
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En la cama de María - Trilogía María parte 1
Romance¿Qué pasaría si tú primera vez no fuera de una manera convencional? ¿Sí todo lo que te habían contado de pequeña del amor o del sexo se volvieran inciertos dentro de tu cabeza? A María le pasa, y por ello su vida cambia y se ve sumida en un torbelli...