Miedos

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La semana en esa cabaña se les había pasado volando. Entre ellos cuatro se había fortalecido un vínculo extraordinario, se sentían parte de una relación mágica. Se querían, ellos como hermanos, a ella con amor y ella los quería a los tres, los necesitaba a los tres. Durante esa semana habían desconectado por completo del mundo, solo estaban ellos cuatro y María los había tenido a todos por separado y juntos. Diego el más salvaje, el más potente, se la follaba con fuerza y eso a María le encantaba, con Adrián tenía una conexión especial, se pasaban horas charlando y acaban haciendo el amor, algunas veces lento y pausado, otras perdían el control y follaban como locos. Dani era inesperado, siempre la sorprendía, le decía lo que quería hacer con ella a cada momento, siempre deseoso de tenerla entre sus piernas. Los tres eran distintos y ella los quería a los tres. Sin darse cuenta habían sacado de su cabeza a Nacho y estaba viviendo una vida con la que había estado soñando desde aquel día con Rubén y Nacho. A la hora de dormir siempre acababa con uno o con otro, a veces incluso con los tres, nunca dormía sola y eso le encantaba. Ahí no tenían cobertura así que llevaba una semana sin hablar con su hermano, por eso cuando cargaron el coche con todo y llegaron al pueblo, María lo llamó. Pablo estaba sentado frente a su ordenador preparando una presentación cuando su móvil sonó. La foto de María apareció y él cogió el teléfono emocionado.

- Hola enana.

- Pablo, ya salimos de la cabaña, perdona ya sabes que ahí no hay cobertura.

- No te preocupes ¿todo bien? ¿Adrián te ha cuidado? - María miró a Adrián y se sonrojó.

- Si si - Se mordió el labio... Si tu supieras, pensó.

- ¿Todo bien entre vosotros dos entonces? - María no se sentía muy bien engañando a su hermano pero no podía decirle nada.

- Si Pablo, todo muy bien de verdad - Adrián conducía, María iba detrás con Diego y Dani de copiloto.

- ¿Que vas a hacer ahora María?

- Adrián me va a dejar ahí en tu casa y él va a volver a Almería que tiene que hacer unas cosas. Voy a pasar unos días contigo, si aun me quieres ahí claro - Pablo sonrió.

- No lo dudes ni un segundo. Te quiero.

- Y yo Pablo. Nos vemos esta noche.

- ¿Esta noche? - Pablo se sorprendió. La cabaña no estaba tan lejos como para llegar por la noche si aun era por la mañana.

- Si, antes Adrián quiere llevarme un sitio - Colgaron.

María resopló. Adrián la miró por el retrovisor. Dani se giró también a mirarla.

- Te vamos a echar mucho de menos estos días preciosa - María sonrió.

- Y yo chicos - Se mordió el labio.

El coche se paró justo delante de un restaurante junto a la playa en Sitges. Se bajaron y Adrián le abrió la puerta a María y la ayudó a salir. Llevaba, como siempre un vestido corto y con el viento se le levantó dejando a la vista unas braguitas rosas de corazones.

- ¿No tenías otras bragas María? - Le preguntó Diego divertido.

- ¿No te gustan? - Ella le hizo ojitos.

- Me gusta mas que no lleves - María se sonrojó. Daba igual cuántas veces esos tres hombres la tomaran y la hicieran suya, que no lograba acostumbrarse a ello.

Caminaron, pasaron de largo el restaurante y se adentraron por una callejuela muy estrecha. María se quedó extrañada.

- Pensaba que íbamos a comer - Adrián cogió la mano de María y entrelazó sus dedos con los suyos.

En la cama de María - Trilogía María parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora