Se despertó con la oscuridad de una noche mágica en el cielo de Barcelona. Había dormido mucho y se sentía realmente bien, a pesar de seguir con ese pequeño regusto amargo en su garganta provocado por el recuerdo de la mano de ese tal Derek. Sin levantarse de la cama cogió el móvil y llamó a Diego.
Adrián, Diego y Dani se habían alojado en un Hotel cercano de la casa del hermano de María, habían quedado en que se iban a Almería pero solo la idea de irse sin esa niña, les dolía. Adrián había salido a pasear, Dani estaba tumbado en la cama viendo la televisión y Diego justo salía de la ducha cuando su móvil sonó.
- Hola mi niña - María se mordió el labio al oír su voz. Ese acento la volvía loca.
- Diego ¿estás solo?
- Si... ¿Porqué? - Se preocupó un poco ante tal pregunta.
- Necesito hablar con alguien. ¿Puedes venir a casa de mi hermano sin que nadie lo sepa? Estoy sola - Diego no se lo pensó. Le dijo que en 15 minutos estaba ahí y colgó.
Salió de su habitación y caminó dos calles hasta llegar a casa de Pablo. Llamó al timbre y en cuestión de segundos estaba de pie delante de María. Llevaba unos tejanos muy muy cortos y un top que hacía que se le viera toda la barriga. Diego se mordió el labio. Jodida niña, me vuelve loco. María se sentó en el sofá y Diego al lado.
- ¿Qué te pasa niña?
- Tengo miedo - Diego se tensó - Miedo de donde me estoy metiendo. Ya no solo por lo de la droga o por ese tal Derek - Le entró un escalofrío al acordarse de él - se trata de todo.
- Explícate María - María suspiró.
- Os quiero a los tres, no quiero renunciar a ninguno. Me gustan tus besos y los de Dani y los de Adrián, pero solo a él se los puedo dar en público. ¿Cuánto tiempo vamos a poder llevar esto?- Diego la entendía perfectamente. Él también quería besarla en público y también había pensando en cómo iban a llevar todo esto en el futuro.
- Podemos irnos a vivir fuera - Dijo Diego con una gran sonrisa - Donde nadie nos conozca ¿Qué más dará entonces lo que opinen? - María se acercó a él, se sentó encima suyo a horcadas y puso sus manos alrededor de su cuello. A Diego eso le encantó.
- ¿Y qué pasa si un día conocéis una chica y os enamoráis de ella? ¿Tu no quieres casarte o tener hijos?
- Pues no había pensado en ello María, yo estoy disfrutando del momento. Como ahora contigo - Diego se movió y María sintió el bulto entre sus piernas. Se mordió el labio.
- Yo siempre he querido casarme, y tener hijos.
-Eres joven María, hay tiempo para todo - este había empezado a darle besos en el cuello.
- ¿Y si quiero mas?
- No puedes tenerlo todo María - Diego recorría el cuerpo de María con sus manos y la besaba por el cuello, el pecho. Ella suspiraba.
- Quiero tenerlo todo Diego - Diego paró, la miró a los ojos y la besó.
Sabía que lo que María quería era imposible. Sabía que pedía demasiado. Sabía que un día se cansaría y se iría para buscar a su amor verdadero y formar una familia, como ella quería. Pero mientras quería disfrutarla al máximo. Diego no podía darle lo que María pedía, pero si podía darle placer. Y eso hizo.
María estaba sentada encima de él sintiendo como la polla de Diego presionaba contra su pantalón, deseosa de ser liberada. Contoneaba las caderas mientras el beso se iba haciendo cada vez más fuerte. Diego con las manos en la espalda la apretaba contra él. Se levantó con María en brazos y caminó hasta cocina, ahí la sentó en la encimera y se apartó de ella lo suficiente para quitarse la camiseta. María le miró y se mordió el labio. Diego tenía un cuerpo de escándalo. Fuerte y con la piel bronceada. La tumbó y la besó por los pechos, por la barriga, lamiendo su ombligo y mientras le desabrochó el pantalón y se lo quitó. Le dio pequeños mordiscos en su monte de venus por encima de las bragas y se las quitó. María arqueó la espalda. La contempló, abierta para él. María estaba caliente, mojada, con el corazón a mil y la respiración agitada. Quería que Diego la tocara, la lamiera, la follara. Lo quería todo. Diego empezó a jugar con su clítoris con la lengua. Ella gemía y no tardó en correrse entre gritos y gemidos. Él la miró y se relamió. Se bajó el pantalón y el calzoncillo liberando su enorme polla. María la miró, se bajó de la encimera, se arrodilló y se puso a chupársela. Diego le cogió la cabeza y la ayudó a moverse. María le miraba y Diego jadeaba. "Joder María, si niña, sigue así." "Me voy a follar tu boca preciosa" "Jodida lengua tienes" María sentía como Diego cada vez la embestía con más fuerza, notaba como sus músculos se tensaban, sentía que iba a correrse. Y se corrió ahogando un grito. Ella cerró los ojos y se lo tragó todo. Él la seguía teniendo bien dura. María relamió cada gota y limpió bien la polla de Diego.
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En la cama de María - Trilogía María parte 1
Romance¿Qué pasaría si tú primera vez no fuera de una manera convencional? ¿Sí todo lo que te habían contado de pequeña del amor o del sexo se volvieran inciertos dentro de tu cabeza? A María le pasa, y por ello su vida cambia y se ve sumida en un torbelli...