Treinta y tres

21K 1.1K 119
                                    

-Te quiero -Lami mis labios nerviosa. Se sentía raro decirle esas dos palabras. Dos palabras que significaban demasiado para mí.

El silencio se apoderó de nosotros, sólo nuestras respiraciones se escuchaban y sus ojos no se despegaban de los míos. Mi corazón se sentía apretado en mi pecho y mi mente sólo me decía lo estúpida que era en decirle éso justo en éste momento. Un momento dónde su hermana era la prioridad y yo no soy más que una chica que...

-También te quiero, Kiara -Su voz ronca detuvo cualquier pensamiento.

Esas dos palabras tenían tanto peso y significado, y que las dijiera el también, para mí, era bastante.

Me sentía tan bien, tan... Ni siquiera habian palabras para describir lo que sentía en ése momento.

Desde que murió Connor, todo lo que dije fue que no me volvería a enamorar, que no volvería a querer a nadie más porque no podría. Pero ahora que recuerdo que és lo que se siente cuando quieres a alguien y ésa persona siente lo mismo que tú, ahora que recuerdo que se siente tán bién ser querida por alguién, por alguien importante.

No pensé llegar a sentir ése cosquilleo en el estómago, esas ganas de correr, saltar, gritar y todo al mismo tiempo. La sensación de cuando tu corazón se aprieta y palpita fuerte y rápido dentro de tu pecho. Volvér a sentirse enamorada.

-No pensé que fueras a ser tú quien lo dijera primero -Yo solté una risa y bajé mis ojos. Era ahora cuando su mirada oscura me cohibia, y me hacían querer ser pequeña... Más aún.

-Lo quería decir -Devolví mi vista a sus ojos y él me regaló esa sonrisa tán coqueta que tenía- cuándo alguien lo siente, tiene que decirlo... Y sin miedos.

-Concuerdo contigo -Besó mi sien y me abrazó por los hombros haciendo que quedara recostada sobre su pecho- pero quería ser yo quien lo dijera primero... Es injusto -Su risa ronca me hacía estremecer.

Nos levantamos de la banca y volvimos a caminar por el parque. Eran casi las diez de la noche, así que algunos negocios comenzaban a cerrar y los bares recién abrían. Producto de ésto la ciudad se llenaba de música y colores por todos lados. Por éso me gustaba vivir aquí, en el centro de Miami, porque es un lugar demasiado alegre y cautivante.

Si alguien me hubiese dicho que terminaría queriendo a éste hombre, le hubiese dicho que era un maldito loco y que se fuera de mi vista. Pero ahora todo era diferente y me sentía demasiado bien con ésto. Me sentía en las malditas nubes otra vez.

Llegamos al departamento y vimos que estaba todo apagado, fuí a la habitación de Adam y éste estaba durmiendo muy plácidamente revuelto en sus mantas junto a su oso de peluche. Sonreí y me fui despacio sin hacer ruido hasta mi habitación donde se encontraba Stephen.

Estaba viendo una de mis fotos junto a Adam, ahí apenas tenia cuatro meses de vida y era demasiado adorable. Lo abracé por la cintura y besé su espalda mientras pasaba mis manos por su abdomen. Se giró y quedó frente a mi viendo a mis ojos.

A ésta luz sus ojos se veían oscuros, casi negros. Eran profundos. Guardaban tantos secretos y sentimientos, te decían tantas cosas, que con una simple mirada entendías todo lo que querían decir, todo lo que tenían guardado.

Stephen

Te quiero.

Las palabras que había esperado por meses por fín habían salido de su hermosa boca. La quería. La quería como un jodido loco.

Ahora la tenía aquí, mirándome con esos grandes ojos mieles que de alguna forma te cautivan. Sonriendome con esos hermosos y formados labios que te daban ganas de deborarlos de una maldita vez. Y así fué.

YOU (Terminada - EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora