Cincuenta y dos

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Salí del baño envuelta en una toalla y Adam estaba muy acostado en mi cama viendo sus caricaturas. Estaba con sus brazos detrás de su cabeza y las piernas cruzadas, muy relajado. No pude evitar reír ante como estaba acostado, era todo un chiste.

Me vestí y el dejé en mi habitación, abrí la puerta de la habitación donde hacia mis pedidos y encendi la luz, el olor a glaseado y vainilla rápidamente llegó a mi nariz. Abrí la ventana y puse música para comenzar hacer el pedido del señor John.

Estaba terminando de rellenar una parte del pastel cuando sentí la puerta abrirse, suponía que era Stephen, ya que sólo él y Ryan tienen las llaves de mi departamento. Terminé de rellenar y lo dejé sobre una base de metal para luego montar la parte de arriba.

—Má —levante mi mirada y Adam estaba en la puerta moviéndose desesperado- pipí, pipí, pipí.

No paraba de moverse, estaba totalmente afligido. Me iba acercar a él pero vi como Stephen lo tomaba en brazos y lo llevaba a mi habitación. Sali detras de ellos y lo vi entrar al baño junto a él.

Reí al recordar como estaba Adam y volvi a mi trabajo con en pastel.

Termine de rellenar los dos pasteles y los metí en la nevera, aún estaban muy frescos y humedos como para empezar a decorarlos.

—¿Cuanta agua ha tomado Adam en el día? —apareció Stephen por la puerta— pensé que no pararía nunca.

Me large reír y fuí hasta él para besar sus labios. Agarró mi cintura acercándome más a él y camino hasta que quedara pegada a la pared con el encima mío. Sonreí en su boca y seguimos besándonos por varios segundos más.

—Mencanta este tipo de saludos —sonreí acariciando su cuello con mis manos.

—¿Como te fué hoy?, ¿No fue de nuevo verdad? —su mirada preocupada se fijó en mis ojos esperando una repuesta.

Negué con mi cabeza.

—Todo normal y tranquilo —besó mi frente unos segundos haciéndome sonreír por milésima vez en veinte minutos.

—¿Terminaste ya? —nos separamos y camine hasta la nevera para sacar el pastel.

—Me falta cubrirla con fondant y hacer los detalles y decoraciones —dejé las cosas en la mesa y Stephen asintió pensativo.

—¿Te puedo ayudar? —lo miré dudosa. No confiaba en su pulso para estas cosas.

—Si quieres, si —miré el fondant negro que tenía frente a mi y comencé a estirarlo mientras Stephan lavaba sus manos y se ponía a mi lado.

Dos horas después el pastel estaba terminado, lo guardamos en la nevera y fuimos a la habitación para ver que estaba haciendo Adam, y resulta que estaba casi un su quinto sueño. Dormía plácidamente en mi cama cubierto por la manta que dejaba a los pies de ésta, apenas se le veían los ojos.
Sentí que Stephen agarró mi mano y tiró de mi hasta el baño de mi habitación, cerro la puerta tras de mi y lo mire sin entender que estaba haciendo. Se acercó a mi y paso las manos por mi cintura para desabrochar el delantal, lo sacó despacio y luego lo dejó tirado en el suelo. Paso las manos por el doblé de su camiseta y la jaló sacándola de su cuerpo. Una sonrisa divertida se asomó en mi rostro al saber para dónde iba con todo éste asunto.

Saqué también mi camiseta y la dejé junto al resto de la ropa, sus manos se acercaron a mi cuerpo y acaricio la curva que se hacia en mi cintura, su simple tacto enviaba chispas a mi corazón y lo hacía saltar de forma desmedida dentro de mi pecho. Con tan poco, él provocaba cosas inimaginables en mi.

Me acercó a su cuerpo haciendo que nuestros pechos chocaran con el otro, su piel calida y suave la sentía contra la mía y exquisito. Su aroma me invadió por completo, haciéndome sentir casi drogada por él. Sus manos pasaron por mi espalda apoye mis manos en su pecho acariciando sus tatuajes y viendo cada uno de ellos. Me fué inevitable el acercar mi boca a ellos y besar cada parte de su piel llena de tinta, él entero era como una obra de arte, lleno de dibujos donde sea que lo mires.

YOU (Terminada - EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora