Hombre perfecto, Mal momento

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Era un día soleado y a Jeremy le pareció buena idea salir a tomar un poco de aire. se puso a escuchar música y a caminar cantando en voz baja en sus partes favoritas de la canción.

— I'd catch a grenade for you. —unas risueñas colegialas comenzaron a verle y a darse codazos. El rememoró  su época en la escuela y dejó a las jóvenes suspirando cuando les dedicó una sonrisa de confraternidad. 

Al pasar por su cafetería favorita  se detuvo todavía cantando. Ese lugar era tan agradable. Le caería de maravilla un postre. Compro un pastel de vainilla con un café helado con mucha azúcar como le gustaba. Y cuando busco con la mirada un lugar donde sentarse. Lo que vio hizo que se le acelere el corazón a mil por hora. La amable y hermosa Venus del ascensor. No se lo podía creer. Había pensado tantas veces en ella. Esperando como un niño impaciente que volviera a la empresa para poder preguntarle por lo menos su nombre.  Ella estaba preciosa tenía unas gafas de sol en el cabello, un libro en su mano y escribía en un cuaderno muy concentrada llevaba un vestido rosa floreado que hacía resaltar el color de su piel. No debía distraerse y quedarse ahí congelado. Comenzó a caminar despacio hacia ella con la mente en blanco. Aunque había practicado lo que diría si la volvía a encontrar. Su  presencia  eclipsaba su raciocinio. Se encontraba frente a ella y sentía que nunca había estado tan nervioso. Cuando ella dejó de mirar el libro  y subió el rostro para mirarlo a él. Los nervios fueron sustituidos  por  Una ráfaga de emoción y felicidad que  invadió a Jeremy.  

— Hola, soy Jeremy. Quizás recuerdes que nos hemos visto hace unos días en el ascensor ¿dejarías que me siente en esta mesa junto a ti? —  estaba maravillado y notar que ella estaba del mismo humor le daba fuerzas para continuar— Podrás seguir concentrada en tu lectura no te voy a interrumpir.

— Claro que puedes sentarte.— la obedeció de inmediato. Ella cerró el libro y lo puso encima de la mesita— Mi nombre es Luna. Tu compañía me sirve de excusa para descansar de la lectura más pesada que he hecho en toda mi vida.

— Es un libro de economía. Ahora comprendo.— El seguía hipnotizado ahora por la voz amena de aquella joven. Su nombre era perfecto para ella.— Estoy más que dispuesto a ser tu excusa si eso me permite permanecer sentado aquí donde estoy. Pero la economía no es tan abrumadora si lo piensas detenidamente.

— ¿Estas bromeando cierto? Es lo más tedioso y aburrido que he estudiado en toda mi vida. Y la verdad es que el profesor que imparte la clase solo empeora la situación.— Se acercó un poco más a Jeremy con familiaridad, colocó sus brazo en la mesa con la barbilla apoyada en la mano. A ella le agradaba el hombre de los hermosos ojitos azules cuya sonrisa solo aumentaba sus encantos. Era la clase de hombre a quien dedicaría  su atención pero apenas sabía su nombre así que no dejó que sus emociones despierten. —  Veras, tengo una idea millonaria. Grabare una de sus clases y venderé el derecho sobre el video a una compañía que suministre medicamentos contra el insomnio. Será todo un éxito.

— Es interesante que tengas ese punto de vista. Yo soy economista de profesión.— Luna estaba sorprendida al sentir que había metido la pata pero la risa de Jeremy no la dejo avergonzarse— Amo mi trabajo pero soy plenamente consiente que no es el tema más divertido del mundo. Por eso tengo muchos pasatiempos.

— Me engañaste completamente, no pareces un economista y es que luces tan jovial ¿Qué edad tienes?

Jeremy era ameno y Luna la estaba pasando de maravilla con solo compartir unas cuantas palabras. Ambos eran tan espontáneos y compartían una química tan natural que en algunos minutos sabían muchísimo el uno del otro. Cosas como que el solo le lleva dos años y es hijo de un veterinario razón por la cual creció rodeado de animales y explica el inmenso amor que siente por esas criaturitas de Dios. Le dejo asombrada cuando supo que  terminó sus estudios a base de trabajos de medio tiempo y una beca que ganó en la secundaria. Sabía lo que era el trabajo duro. Todo iba de maravilla y los dos sentían estar en el séptimo cielo un sueño romántico sacado de alguna película rosa pero llevada a la realidad ante sus ojos  hasta que Jeremy  hizo "la pregunta".

— Y ahora dime Luna ¿tienes novio?— prácticamente toda su vida esperando poder decirle a un hombre como el que tenía en frente que no. Su corazón estaba libre y sin estrenar pero el estúpido contrato le impedía decirle eso al joven que la miraba con los ojos brillosos y sonrisa radiante. Estaba soltera pero tenia a un Darien que sufriría una embolia si la viera saliendo con otros antes de finalizar su falso noviazgo. Con todo el dolor de su alma respecto el compromiso.

— Si, tengo novio.—Jeremy sintió como si le hubiera dado una patada en el hígado pero aún había esperanzas no lo dijo con el brillo de una mujer enamorada.

—  Te confieso Luna que no me lo esperaba pero eso no significa que no podamos ser buenos amigos ¿Me darías tu numero?

La Novia Del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora