Cansado de estar bajo la sombra de los rumores, Darien Fernández busca una forma de dejar su pasado atrás. Irónicamente se encuentra con Luna Sarandi una mujer bastante peculiar que representa para el a quien más odia pero el querrá utilizar este...
— Apurate mamá, recuerda que hoy es el último día y solo abrirán hasta las cuatro.— contaba con apenas diecinueve años tenia las llaves en las manos y vestía su abrigo azul mientras esperaba a su madre. Compartían un amor por el arte e irían a una exhibición de pinturas contemporáneas.
— No seas impaciente Darién y deja que me termine de arreglar para no parecer tu abuela.
— Esta vez hablo en serio. Sino bajas en cinco minutos tendrás que irte con el chófer y encontrarme allá.— Siempre decía lo mismo pero nunca se iba primero. Salieron veinte minutos después. La Señora Miosotis de Fernández era una mujer de mediana edad. Muy simpática, refinada y al mismo tiempo sencilla.
— Espero que el pintor esté presente. Estoy emocionada, quizás hoy podemos convencerlo de vendernos alguna. Tengo un presentimiento, nos dirá que si esta vez. — Iban en la carretera aunque el escuchaba con mucha atención todo lo que su madre le decía sus ojos permanecían fijos hacia el frente durante todo el trayecto.
— No entiendo tu optimismo. Ese hombre tiene mucho talento pero se niega a comercializar su obra, ríndete mamá.— El se detuvo frente a un semáforo en rojo.
— ¿Por qué ser tan negativos Darién? veras como me llevaré una de esas pinturas a casa. Apuesto que tu padre pondrá el grito al cielo cuando la cuelgue en la estancia.
— Todavía no la compras y ya le buscas lugar.— Darien comenzó a reír. El semáforo cambió a verde y el avanzo.
— Hijo, cuantas más piedras encuentre en mi camino más grande será..........
Cuando despertó en esa sala de hospital con todas las máquinas conectadas a su cuerpo. Lo primero que hizo fue preguntar por su madre. Miro la cara del doctor y obtuvo la temible respuesta. Se exaltó tanto que se vieron obligados a sedarle para impedir que se lastimara. Se sentía devastado. Perdió al único ser que le entiende, estaba para el todo el tiempo y no le juzgaba. Un amor incondicional. Su padre las pocas veces que fue al hospital no decía absolutamente nada. Solo se sentaba con su rostro lleno de amargura. Darien sospechaba que lo culpaba aunque nunca tuvo completa seguridad de ello.
Sousa iba con frecuencia, gesto que agradecía pero aun así sentía que estaba completamente solo en este mundo. Las múltiples cirugías solo empeoraban la tragica situación. Llegó un momento donde perder su pierna no sonaba tan mal si eso significaba dejar las operaciones que eran tan traumáticas para el. Transcurrieron meses para que saliera del hospital. Comía y dormía e incluso seguía en sus estudios pero nada era igual. Era como si hubiera muerto junto a su madre aquel día. La extrañaba tanto que sentía que le faltaba lo mismo que el oxígeno a sus pulmones. Incluso visitaba su tumba todos los días. A veces las personas que menos demuestran lo que sienten son los que desarrollan en su corazón los anhelos más profundos.
Una tarde Darien se encontraba en una galería frente a la pintura que su madre quería comprar aquel día. Una bella mujer comenzó a admirarla junto a el. El solo miraba la pintura perdido en sus recuerdos hasta que le hablaron de manera suave y seductora.
— Es muy tentadora. Te invita a perderte en los deseos escondidos de tu mente.— Él respondió algo distante.
— Si, lastima que no sea posible adquirirla.
— Yo soy amiga del pintor y si de verdad estas interesado creo que encontraremos la forma.
Se presentó como un refugio, una salida. La cálida la luz al final del túnel. Todo fue una nefasta mentira, se valió de artimañas para envolverlo aprovechando su fragilidad. En otras circunstancias hubiera advertido que solo lo usaban. Pero en el estado emocional en que estaba fue el momento perfecto para que lo hechizara. Sus planes eran atrapar al joven heredero pero se vio acorralada cuando su padre quien era el poseedor de la fortuna amenazó con dejarlo sin nada. Eso la dejó entre la espada y la pared.
En su exilio el compartía el apartamento con ella. Dos semanas después lo encontró vacío solo con sus cosas en un rincón. Al transcurrir algunos días se enteró que se había casado con el competidor de la empresa familiar. En aquel tiempo la compañía número uno. Regreso a casa y no escucho reclamo alguno de parte de su padre pero lo trataba de la misma manera fría de siempre.
Decidió dejar aquella humillación a un lado y concentrar todos sus esfuerzos en convertir la empresa en la líder de su rama. En pocos años su padre se retiró y le entregó el mando. Logró que creciera de una manera gigantesca pero su competidor siempre llevo la ventaja hasta este año.
***
Luna estaba conmovida, sentía su corazón realmente acongojado y se vio en la necesidad de apretar sus labios para no empezar a llorar frente a Darién.
Por su parte el parecia estar más alla de sentimentalismos solo tenía la vista en el horizonte como si los recuerdos ya eran muy lejanos pero eso no evitó que Luna se sintiese devastada por el.
Sabía lo que era perder a un ser amado aunque su reacción fue diferente debido a estar mentalmente preparada. Comenzó a pensar qué hubiera ocurrido si alguien se acercaba con la intención de aprovecharse de ella cuando su madre murió. Le sería fácil lograrlo.
El la miro y dio el asunto por terminado. Cuando se levantó para salir y pasó a su lado Luna sostuvo su mano y se levantó de la silla abrazándolo fuerte al punto de casi asfixiarlo. El la aparto con delicadeza pero ella volvió a la misma posición.
— Lo siento tanto Darien. Desearía poder estar junto a ti en esa época para brindarte apoyo.— se rindió y se dejó abrazar.
— Eres terrible en aritmética. Tenías nueve ¿Que ibas a hacer? salir del recreo en la primaria y compartir tus golosinas conmigo. No quiero ni imaginarlo es retorcido, no soy ningun pedofilo.
— Por favor, la edad no es un límite para ofrecer un hombro en cual llorar.— volvían a ser los mismos de siempre— Aunque si analizo a fondo tu comentario ¿eso quiere decir que actualmente te gusto? porque yo solo deseaba apoyarte como amiga que conste.
— No lo negaré, tienes tus encantos Luna pero conociendo a fondo lo insoportable que puedes llegar a ser soy inmune a ellos. Así que damos por terminado esto.
— Darien, gracias por compartir esto conmigo. Cumpliré mi palabra y te demostraré que puedes confiar en mí.
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" Cuantas más piedras encuentre en mi camino más grande será mi castillo"