Capitulo 42

1K 44 1
                                    


Una copa...

Dos copas...

Tres copas...

Siete copas...

—Sí que sabes tomar, preciosa —un moreno alto se sentó a mi lado.

—Toma una, yo pago —no sé si el moreno entiendo mis palabras, pues, ya no tenía control de mi lengua.

—Me gustaría más bien probar de tu néctar —comento en tono picaron.

—¿Néctar de sexo? —pregunté.

—Pues, tienes cara de que te hace falta —lo mire rápidamente— tengo dos teorías acerca de eso.

—¿Ah sí? —tome un sorbo de alcohol— Cuéntame tu teoría, científico del sexo.

—O eres virgen o no has tenido sexo en un largo tiempo.

Reí.

—¿Cuál de las dos acerté?

—La segunda opción.

—Lo sabía —tomo de su vaso— ¿de cuánto tiempo hablamos?

—¿Los juguetes sexuales cuentan?

Soltó una carcajada.

—Eso es excitante, nena.

Me encogí de hombros.

—No, esos no cuentan. Hablo de sexo verdadero.

—Dos años —dije, sentí tanta vergüenza.

—Rayos nena, eso sí que es mucho.

—Soy de un solo hombre -fruncí mis cejas al tener un recuerdo— era de un solo hombre —corregí.

—Eso es admirable, ya no quedan esas clases de mujeres.

—Tengo dos teorías de eso -repetí sus palabras.

—Umm... ¿Cuáles serán?

—No has tenido un buen polvo o me viste cara de buena cama y quieres probar —susurre.

—Ambas son ciertas —admitió sonriendo, se acercó a mi oído— quiero probar.

—En la plaza hay putas, prueba.

—Contigo —volvió a susurrar.

—Soy policía, si me acosas te pateare el trasero.

—¿Eres policía? —pregunto sorprendido.

—FBI —dije con orgullo.

Abrió los ojos platos.

—Soy Gabriel —extendió su mano— Selena —respondí, pero no tome su mano.

—Supongo que debería irme —se puso de pies, me gire y lo tome por su chaqueta.

—Nunca dije no podíamos follar esta noche claramente no estaba cuerda.

Levanto una ceja y una media sonrisa se asomó en su boca.

—No quiero problemas con la ley —sentí su mano en mi cintura.

—Lo tendrás si te marchas —pase mis manos por su cuello.

—Bueno, no me quiero arriesgar —término de acortar nuestra distancia e unió nuestros labios.

Mierda, el tipo sí que sabía besar.

Lo tome por su nuca y lo pegue más a mí, ni siquiera una hoja de papel podía meterse entre nosotros.

Sentí sus manos bajar hasta mis nalgas y devolverse para introducirse por debajo de mi camisa. Pegue un pequeño salto al sentir sus manos, pues, estas estaban frías.

Este juego ni iba a ser solo de él, baje mis manos hasta el borde de su camisa e introduje mis manos. Se notaba que este chico si sabía cómo ejercitarse.

—Creo que la gente nos mira —susurró cuando nos separamos por falta de aire.

— ¿Te importa lo que la gente opine? Le daremos pornografía gratis.

— ¡Santo cielo! —exclamó— me encanta tu poca vergüenza.

—Me encanta tu abdomen —admití.

—Tuve un pequeño tacto de tus nalgas, pero creo que eso era solo el pantalón.

Reí.

—No cielo, eso que tocaste era mi trasero. No necesito relleno.

—Tendríamos que comprobar eso entonces —se acercó hasta mis labios para morderlos.

—¿Terminamos las copas? —me senté, nuevamente.

—Adelante —hizo lo mismo.

—¿Que te trae a este lugar? —pregunté, tomando un gran fondo blanco de mi bebida.

—Asuntos familiares, supongo —se encogió de hombros.

—Ahora que lo pienso tu acento es raro. No eres Americano, ¿cierto?

—Todos somos americanos, somos del mismo continente. Lo que pasa es que lo estadounidenses siempre quieren estar primero que todos —respondió, levante una ceja— sin ofender. No, no soy de aquí —sonrió. Morí con su sonrisa— Eres muy observadora, ¿no?

Me encogí de hombros como respuesta.

—¿Y tú? —lo mire— ¿Por qué estas tu aquí?

—Una relación —mi voz salió sin ánimo.

—¿Tienes novio? —preguntó sorprendido.

Reí.

—Si tuviera novio, no tuviera dos años sin relaciones sexuales y tampoco te fuera besado —sonrió— Es mi ex novio, es un imbécil.

—Es normal decir eso de tu ex.

—En realidad lo es —suspire— Yo tengo motivos mayores para tenerle más rencor y no se los tengo. No fue él quien me vio teniendo sexo en el baño con otro.

—¿Lo descubriste teniendo sexo con otra? —asentí— Sí que es un imbécil, yo no tendría sexo con otro teniéndote a ti.

Levante mi ceja izquierda.

—Me conozco esa labia, lo dices porque me quieres tener debajo de ti.

—Bueno si, también —rió— ¿Qué le hiciste tú?

—Le oculte que era un agente del FBI.

—No parece tan mal como suena.

—Lo sé, pero él es demasiado orgulloso —dije.

Sentí su mano bajar y subir por mi espalda, me sobresalte.

—Estarás bien —un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su aliento en mi oreja.

—Harás que me moje si sigues haciendo eso —admití. Abrí los ojos como platos al darme cuenta que lo dije en voz alta.

—¿Hacer qué? —tomo mi barbilla y me hizo mirarlo.

Sentí mis mejillas arder. ¿Qué demonios?

—¿Esto? —depositó un beso en mi oído. Le devolví el beso, pero no en el oído, en la boca.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Ya la estás haciendo, nena.

Rodé los ojos.

—¿Te puedo hacer dos preguntas?

Hizo un desdén con sus manos para que continuará.

—¿Cuál es tu edad? —me miró rápidamente.

—Diecinueve —mojó sus labios.

—¡Oh, vaya! —me sorprendí— Ya veo el descontrol de tus hormonas.

Rió.

—¿Y tú? —preguntó.

—Veintiuno.

—Eso es más excitante —mordió sus labios.

—¿Me acompañas al baño? —pregunté— siento que llegare arrastrándome, el maldito piso está lejos de mis pies.

Se puso de pies y me ayudo a levantarme de la silla. Me apoye con mi brazo izquierdo de sus hombros y la otra la coloque en su abdomen, su abdomen era delicioso.

Caminamos al baño y yo no dejaba de reír. Era como si estuviera drogada, literalmente lo estaba, pero de alcohol.

—Aquí es —escuche decir a Gabriel— Puedes entrar, aquí te espero.

Levante la mirada hacia el logo de la puerta que daba a entender que era el de damas. Mire a Gabriel y sonreí.

—¿Qué? —dije sonriendo.

—No quiero alimentar tu ego, pero realmente eres hermoso.

Su sonrisa se expandió más.

-Tú lo eres más, nena.

—Pareces buen chico, no deberías de estar aquí.

—No eres mi madre —respondió.
—Lo sé —respondí. Pase mi mano por cada botón de su camisa— se te ve bien esto —mordí mi labio inferior y me acerque a su oído— pero te vieras mucho mejor sin ella.

Me tomo por lo cintura y me pego a él.

—¿Qué tal si me ayudas en eso?

—Será un placer —lo bese, si, lo hice por segunda vez.

Escuche como abrió la puerta del baño y empujo nuestros cuerpos adentro. Cuando estuvimos dentro, cerré la puerta y lo pegue a ella.

De manera desesperada quite su camina y desabroche el botón de su pantalón. Sentí como desabrochaba mi pantalón y lo bajaba, disfrutando de cada centímetro que rozaba de mi piel.

Bajo sus besos de mi boca hasta mi cuello. Lleve mi mano hasta el elástico de su pantalón y lo baje. Sus besos causaban una gran excitación en mi cuerpo, excitación que no sentía desde hace mucho tiempo. Sus manos bajaron mi braga y solté un pequeño gemido cuando clavo sus dientes en mí.

—¡Vamos, hagámoslo... —dije desesperada—... como en los viejos tiempos, Justin!

Los besos en mi cuello desaparecieron.

—¿Justin? —abrí los ojos de golpes.

Parpadee un par de veces y sentí como mi sentidos regresaban a su a lugar. Empuje al chico

—¿Qué demonios? —dijo confundido.

Me pare rápidamente del lava manos y subí mi braga y pantalón a su lugar.

—¿Que sucede? —preguntó, lo mire apenada— ¿Estás loca?

Mire su cuerpo con mucho descaro y no pude evitar morder mis labios, estaba demasiado violable el hombre.

—No es por ti —me acerque rápidamente a él y deposite un besos en sus labios. Sentí como metía sus manos por debajo de mi camisa y me separe de el— Besas muy bien y estas demasiado bueno, pero realmente no me siento preparada en este momento para tener sexo contigo.

—Oh.. Bueno.. —sus ojos se iluminaron un poco.

—Te ves buen chico —sonreí— pero yo soy una chica mala.

Camine hacia la puerta del baño.

—Te prometo que si algún día nos volvemos a ver, tendrás el mejor sexo de tu vida.

Él sonrió.

—¿Me estas prometiendo eso?

—Tómalo como quieras —le guiñe el ojo y salí del baño.

Solté el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo y acomode mi ropa. Camine hacia la barra y llame varias veces al chico que atendían, pero este me ignoro varias veces.

—Te juro que si no vienes aquí ahora, saltare esta maldita barra y te colgare del techo por tu sexo —grite, perdiendo la paciencia.

El chico me miro y abrió los ojos como platos, acercándose a mí.

—Lo siento —dijo— a veces cuando las personas se emborrachan, es mejor ignorarlas.

—Borracha tu abuela, imbécil —le grite, obviamente lo estaba, pero solo un poco— dame una botella de la que estaba en tomando en vasos hace unos momentos.

—No puedo darte eso, el precio es por vaso.

Rodé los ojos y abrí mi cartera saque quinientos dólares en billetes de cien y se los coloque en la barra.

—Estoy quedara entre tú y yo.

El dudo por unos segundos, pero luego se dio la vuelta en busca de la botella.

—Aquí tienes —me la entrego y tomo el dinero.

—Eres muy eficiente —tome la botella y salí de ese lugar tambaleando.

Mi cabeza daba vueltas. Quizá fue una estupidez muy grande ir a un bar y casi tener sexo con un desconocido, un desconocido muy sexy. Pero entonces veo que es peor aún, cuando me veo parada en la puerta de una de las casas de Justin, esperando que él me abra.

Tome un poco de mi botella y me acerque a la puerta para dar otros toques.

—Te van a violar por puta —susurré delirando, al mismo tiempo que reía.

Después de tocar su puerta por unos minutos, siento como la seguridad suena y él la abre. Luce bien, como siempre. Sin camiseta y sus miles de tatuajes que siempre me han gustado, es inevitable no morderme el labio al observar su cuerpo.

—¡Justin! —exclame y luego me lance a sus brazos, sintiendo su aroma tan familiar que me hace querer permanecer por siempre aquí.

—¿Qué demonios? —me despegó de su cuerpo.

—Viene a recuperar nuestra relación —reí.

—¿Estas ebria? —no sabía con exactitud si me lo estaba preguntando o lo estaba afirmando. í

—¿Yo? ¿Ebria? —reí y tome un poco más de la botella— Claro que no —reí al ver la botella— ¡Ops! Creo que sí.

—Dame eso, __ —arrancó la botella de mi mano. Aproveche la cercanía y puse mis manos alrededor de sus hombros— Selena —Su aliento chocar con mi cara, mi corazón empezó a latir más rápido.

—Shhh —coloque mi dedo índice en sus labios— Sé que podemos hacer que esto funcione.

Quité el dedo sus labios y lo besé.

—Espero que me des una oportunidad —susurré rosando sus labios— Sólo tengo una vida, y la quiero vivir contigo.

Juro por Dios y todos los Dioses que supuestamente existieron que por un segundo observe como los ojos de Justin se habían iluminado.

—¿Sientes eso? —tome su mano y la puse en mi pecho— Es mi corazón latiendo con mucha fuerza, siento que esta sangrando, sabiendo que tú no me necesitas —junte nuestra dos manos— Sigo creyendo en nosotros, sigo creyendo en el amor y espero que tu creas en nosotros, de la manera en que yo creo en nosotros.

Justin mojo sus labios y soltó nuestras manos, sentí un nudo en la garganta y mi boca hizo un puchero. Iba a llorar.

—Ven aquí —estiró sus brazos, lo mire curiosa por unos segundos, pero no perdí el tiempo y lo abrace.

—Lo siento mucho, Justin —no guarde más las lágrimas. Cuando su piel se erizo, supe que lo estaba mojando con ellas— Nunca pensé que te iba a llorar.

—¡Por favor, no llores! —tomo mi barbilla, y como si fuera dicho todo lo contrario, mis lágrimas empezaron a caer más rápido— Yo también me... me estoy muriendo de dolor.

Lo mire rápidamente, Justin Bieber no era de decir eso.

—No quiero hacerte daño, Selena —secó mis lágrimas con sus pulgares— quiero buscar una solución.

Entonces recordé una de las frases que dijo el día que pidió que fuera su novia.

—¿Recuerdas el día que me pediste ser tu novia? —pregunté, secando mi cara.

Asintió con una pequeña sonrisa.

—¿Recuerdas cuando me dijiste: "Confió en nosotros y sé que podemos hacer que esto funcione, puedo hacer que esto funcione a pensar de los miles obstáculos"? —cite sus palabras.

—Lo recuerdo —respondió.

—Ese día estaba muy nerviosa, Me sentía como una adolescente enamorada —sonreí ante el recuerdo.

—Lo noté cuando me besaste de la nada —dijo— ese día también ibas a golpear a una chica.

Reí.

—Me detuviste —respondí.

—Para estar ebria tienes buena memoria.

—El alcohol no puede borrar los recuerdos que marcaron tu vida —susurre.

—¿Quieres entrar? —hizo seña hacia la parte interior de su casa.

Trague saliva.

—Sé que ellos no me quieren más nunca, no quiero problemas.

—Estoy solo.

Mire al piso y raque la parte baja de mi cabeza.

—Hice mucho con venir aquí, Justin. No quiero seguir molestado —lo mire— conduciré hasta mi casa.

—Estas algo ebria, no conducirás así —jalo de mi brazo y me adentro a su casa.

—Esta vez no me voy a sorprender por tu casa —observe el gran lugar— ya conozco tus gustos.

—No tiene ciencia ser millonario si no vas a gastar tu dinero —cerró la puerta y paso por mi lado. Lo seguí.

—Tu casa es linda —observe la cocina— es muy grande para vivir solo.

Justin quito su mirada del vaso de agua y me miro. Mi corazón empezó a latir súper rápido al recordar a la chica que lo besó.

—¿Vives aquí con ella? —pregunte, no queriendo hacerlo.

—No —respondió frío. Sabía a quién me refería.

Saque mi celular y observe la hora, abrí los ojos como plato. Eran las doce y media de la madrugada.

—Es linda —escuche decir a Justin. Quite la mirada del teléfono y lo mire— Tu arma —señalo hacia mi cadera.

—¡Gracias! —respondí incomoda.

Asintió como respuesta.

—Me gusta tu cabello —admití, coloque el teléfono encima de la mesa de cerámica que tenía al frente.

—Es increíble, lo puedo peinar así —peino su cabello hacia un lado— o así —lo peino hacia el otro.

—Se ve largo y suave ¿Lo puedo tocar? —Justin levanto una ceja. Abrí los ojos como plato al darme cuenta lo que dije— Tu cabello.

—Claro —se acercó a mí y bajo su cabeza.

—Te queda bien —dije, tocándolo.

Justin subió su mirada y debido a que estaba tocando su cabello, su cercanía era mucho. Entonces fue como si tuviera un imán hacia sus labios. Pues, baje mis manos hacia su nuca y lo atraje a mí para besarlo.

Baje mis manos por su espalda, causando rasguño. Que sensación tan placentera sentí cuando se le escapó un gemido en mi boca.

—¿Por qué me haces esto? —lo escuche decir, entre besos— ¿Por qué?

Nos separamos lentamente, pero nunca despegamos nuestros cuerpos.

—¡Te extraño, Selena! —se separó de golpe— ¡Maldita sea!

Saque mi arma y la coloque encima de la mesa, tome una fuerte respiración y lo mire.

—¡Se acabó! —le grité— No más juegos, no más discusiones.

—Tu siempre serás mi número uno, Siempre serás mi posesión más preciada —dijo.

Estaba segura que si Leonardo da Vinci estuviera aquí, pintaría mi cara y la pondría al lado de la Mona Lisa.

—Tienes miedo de que todo cambie —me acerque a él— y para que nada cambie, terminas con todo.

— Selena sé que te lastime mucho al alejarme, pero no sé porque lo hice. Te juro que no sé.

Trague saliva, el nudo en mi garganta se empezaba a formar.

—Tienes veintidós años, Justin. Ya no eres un niño, tienes que saber qué es lo que realmente quieres. Necesito un hombre, no un niño.

—No necesitas a un hombre, me necesitas a mí.

Esta vez fue el quien me besó, y no sólo eso lo hizo con más intensidad y entreabriendo un poco nuestras bocas para poder disfrutar cada centímetro del beso.

Agarró mis muslos por debajo y me levantó, me agarré de su cuello, mientras el guiaba nuestros cuerpos a un punto que no yo conocía. Cerré mis ojos y preferí disfrutar de este momento.

Sentía mi cuerpo y mente muy relajados, un relajo que nunca tuve en mucho tiempo. Porque, con la persona adecuada, los besos tienen a veces un poder curativo.

Estaba tan ida, que llegue a pensar que ya no estaba en el planeta. No, hasta que sentí algo suave chocar contra mi espalda, fue entonces abrí los ojos lentamente y me encontré con la cara de Justin muy cerca.

—¿Estamos en el cielo y tú eres un ángel? —pregunté, tocando su cara.

—Depende de cual ángel quieres que sea.

Bajo su boca hasta mi cuello para llenarlo de besos, a lo que respondí soltando un leve gemido. Sus manos empezaron a desabrochar despacio los botones de mi camisa hasta que consiguió quitarla y lanzarla al suelo. Le besé dulcemente los hombros mientras él jugaba con el broche de mi sujetador, lo desabrocho, pero no lo quito.

Entre besos y caricias me desabrochó mi pantalón y lo bajo hasta donde pudo. Regreso sus besos a mi boca. Acaricie su espalda hasta llegar al borde de su pantalón deportivo, por lo que metí las mano en el y lo baje. Hizo un movimiento y se deshizo de el.

Agarre su esponjoso trasero y lo apreté más entre mis piernas, nunca dejamos de besarnos intensamente mientras nuestras lengua buscaban la manera de tocarse y saborearse.

Justin se separó de mis labios y se arrodillo en la cama para terminar de sacar mi pantalón. Me observo por unos segundos y mojo sus labios.

—Dios —susurro.

Se acostó nuevamente e hizo que arqueara mi espalda para poder quitar por completo el sujetador.

Me abrazo mientas nuevamente besaba mi cuello y lo mordía tiernamente, causando que riera de las cosquillas. Acaricio con la yemas de sus dedos mis pechos y bajo su boca hacia ellos, con su lengua empezó a dibujar el contorno de mis pezones mientras yo emitía gemidos de placer.

Acariciaba su espalda y revolvía el su cabello hasta que volvió a mis labios. Hice presión contra su cuerpo lo que causo que nuestros sexos se rozaran deseosos y ambos soltaramos gemidos.

Metí las manos por dentro de su ropa interior y lo baje despacio. Seguidamente deslizó la mía por mis muslos, la diferencia es que él lo hizo dando besos desde mi boca hasta mi pies. Luego de quitar mis zapatos y braga comenzó a subir besando mis piernas. Guiada por la pasión y el deseo abrí las piernas, lo que le permitió colarse por el interior de mis muslos, cuando sentí su aliento cerca de mi sexo, me mordí el labio para no gritar.

Acarició mi sexo con sus dedos, no pude evitar arquear mi cuerpo por el placer de sentir sus caricias, caricias a las cuales se unieron su boca y lengua. Busco mi zona más placentera con su lengua, mientras dos de sus dedos se perdían en mi sexo proporcionándonos el placer que tanto deseábamos.

Mi cuerpo se comenzaba a agitar, Justin paro y subió hasta mis labios para besarlos. Una de mis manos acarició su sexo de arriba a abajo, Justin cerró los ojos al soltar un gemido.

—¿Que me estás haciendo, Selena? —susurró agitado.

—Volvamos a los viejos tiempo —respondí.

—¿Quieres hacer el amor conmigo? —hablo en mi oído.

—Pensé que Bizzle no hacia eso.

Me miró directo a los ojos.

—No lo hace —respondió- pero contigo es diferente.

—En ese caso —mordí su labio— hagámoslo.

Sonrió y se colocó encima de mí acomodando mis caderas sobre las suyas. Abrió más mis piernas y abrace con ellas su cintura. Rozo mi sexo con el suyo para estimularlo y seguidamente comenzó a entrar despacio en mí.

Grité de dolor, de ganas, de placer. Comenzó a mover su pelvis de atrás a adelante.

El corazón me latía muy deprisa, ambos estábamos muy excitados no solo por sentir la unión de nuestros sexos sino porque por fin estábamos unidos en cuerpo y sentimientos sintiendo el roce de nuestra piel.

Nuestra respiración se aceleraba, clave mis dedos en su trasero marcando el ritmo de sus movimientos haciendo esa presión. Justin devoraba cada parte de mi cuerpo, cuello, pechos, hombros. Quería llenarme de caricias, y al parecer ambos teníamos el mismo objetivo, hacernos uno del otro.

Eso era Justin, sólo mío.

El ritmo de nuestros movimientos eran frenéticos y la excitación inmensa que ambos teníamos, no haría que nos aguantáramos muchos. Pero queríamos disfrutarlo al máximo, no queríamos que nuestra primera vez de recuento acabase.

Justin pronunciaba mi nombre entre gemidos y yo el suyo, mi lengua se entrelazaba con la suya y mordía tiernamente su labio inferior en cada beso. Se me iba a salir el corazón del pecho para unirse con el suyo.

Nuestros cuerpos no daban más, se estaban abrazando de placer y de deseo. Los gemidos se convertían en gritos y estábamos descontrolados. No pudimos aguantar más y nuestros cuerpos quedaron exhaustos al llegar a esa unión que tanto anhelábamos los dos. Permaneció unos minutos con su cabeza sobre mi pecho mientras yo acariciaba el su cabello.

—Extrañaba esto —dijo, al recuperar su aliento. Sostuvo el peso en sus codos y me miró—¿Estas bien?

—Muy bien —mascullé— ¿Qué pasará con nosotros?

—Tengo un lugar secreto al que podemos ir, siempre que nos queramos ver —peino el cabello que estaba en mi cara — No quiero que nadie opine de nosotros, realmente quiero que estemos solos. Nadie más se tiene que enterar.

—¿Mantendremos una relación en secreto? —pregunté. Sabía perfectamente que no me iba a gustar está idea, y claramente sabía que e iba a arrepentir con el tiempo. Pero realmente no quiero mantener a Justin lejos de mí, dos años ya fueron mucho.

—Es lo mejor por ahora.

—Está bien, Rubio —dije.

—Me alegra volverte a ver, Selena --- sus ojos me decían que era sincero con sus palabras.

—A mí también Biebs.

—¿Biebs? —levantó una ceja. Asentí— Tiene mucho swag saliendo de ti.

—Y otra cosa que debería salir de mi es tu pequeño pené —sonreí, sabía que eso lo irritaría.

—¿Pequeño pene? —puso cara de ofendido— ¿Crees qué esto es pequeño? —en un microsegundo Justin salió y entró fuertemente en mi.

—¡Ah! —grité— ¡Mierda, Justin!

—No te metas con mi pené —me guiñó el ojo y salió de mí.

—¡Oh! ¡Lo siento! —me senté en la cama— tu pené es perfectamente imperfecto.

—Mi chica dice que mi pené es perfecto —colocó su bóxer— Ella sólo ama a las personas imperfectas. Personalmente pienso que ella es perfectamente perfecta.

—¿A caso estas rapeando? —me levante y me enrollé en la sabana.

—Hice el intento.

—Eso no rimaba, rubio —me burle— Necesito mi teléfono.

Camine hacia la puerta de la habitación, pero Justin corrió a ella y se atravesó.

—¿Qué demonio, Bieber?

—No vas a salir de aquí si no me das un beso y te quitas la sabana de encima.

Levante una ceja.

—Tienes que estar bromeando.

—Bueno, entonces olvídate de tu teléfono.

Mire hacia un punto ciego de la habitación y rodé los ojos. Suspire y volví a mirarlo.

—Me las pagarás —desamarre el nudo de la sabana y esta cayó al piso— ¿Feliz?

—Creo que me acaba de crecer más el pené, lo siento apretado —respondió, mirando mi cuerpo.

—¡Justin! —abrí los ojos como plato.

—¿Qué?

—Espero que te quites esa calentura con agua fría, conmigo no será.

—¿Ya puedo buscar mi teléfono?

—¿Mi beso?

—En serio, lo pagarás —me acerque a él y deposité un beso en su boca.

****************************************************************************

Espero lo disfruten y recen para que no me denuncien esta novela. :( los amoo <3 

recuerden que la escritora no soy yo, yo solo soy la autora oficial de la adaptacion a jelena porque solo yo tengo el permiso de la verdadera autora.

Alejandra autora de las series de Bizzle. 

comenten y voten. 

BIZZLE - Jelena (adaptada) {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora