Capítulo 19

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Capítulo 19.

"Si pudiera elegir un solo deseo en el mundo, ese sería nunca olvidar" –Armendariz Goytia.





He perdido la cuenta de cuantas veces he intentado bajar hacia donde tienen a Georgia, pero no se escucha nada, lo que creo que es una buena señal. Pero ¿realmente que espero? Grito de dolor y suplicas que se detengan. Hace dos días que bajaron a Georgia y hace dos días que Adam le pidió a Morgan que no viniera. De todas formas le siguen pagando. Todos salimos ganando.

-¿Me ayudas a bañar a Alex? –me pregunta Marlín mientras camino de un lado a otro en la sala mordiéndome los dedos. Asiento y la sigo a su habitación donde ya tiene el agua lista y las cosas para cambiar a Alex lo más rápido posible. Cuando sumerge su cuerpecito en el agua mi teléfono suena.

-Lo siento, pero debe ser alguno de los chicos y no he sabido de ellos desde hace tres día.

Asiente y salto del cuarto frunciendo el ceño al ver que es un numero privado.

-¿Diga?

-Soy yo, Cock.                                                                                                         

Suspiro aliviada al fin saber algo de ello.

-Escúchame bien, cariño. Las cosas aquí se pusieron feas aquí así que necesito que busques a Mad y lo pongas al teléfono. 

-Bueno, las cosas también se pusieron feas por aquí –comento caminando hacia las escaleras. -¡Mad! –los prospectos que están cuidando para que nadie baje fruncen el ceño. Mad viene corriendo por las escaleras con el ceño fruncido. –Las cosas se pusieron mal en México.

Me toma del brazo y caminamos hacia el despacho de mi papá y a pesar de que cada vez menciona más las indirectas sobre hacer los clubs uno solo no me agradan. En el despacho me quita el teléfono.

-Aquí estoy, hermano –dice Mad caminando hacia la ventana de la habitación y mirando fuera. Se queda callado por un largo rato escuchando y lo veo tensarse mucho. –Entiendo. Vuelvan aquí. Y traigan a la chica. -¿chica? ¿De qué coño habla? –Manejaremos el problema desde aquí. Moveremos todos los contactos posibles y cobraremos todos los favores.

Comienzo a respirar fuerte y me siento en el sillón sosteniendo mi barriga. Mad me mira con el ceño fruncido.

-Sera mejor que estén aquí lo antes posibles.

-¿Qué está pasando? –le pregunto poniéndome de pie ahora más calmada.

-Sera mejor si no te enteras. –sale del despacho llevándome del brazo. -¡Misa! –grita mientras me lleva a mi habitación. Forcejeo contra él, pero no me suelta. Me mete en la habitación y rápidamente sale cerrando la puerta detrás de él.

Trato de abrir la puerta, pero algo desde afuera lo impide.

-¡Déjame salir!

-Es por tu bien.

-No tengo que obedecerte. No eres mi presidente.

-Pero yo lo soy –la voz de mi padre me detiene en seco y me siento en mi cama. –Te quedas allí hasta nuevo aviso.

Suspiro sentándome en la cama mirando hacia el techo. ¿Qué voy hacer ahora? ¿Quedarme todo el día aquí? Al parecer es lo más probable.

Me paso dos hora leyendo hasta que finalmente se abre la puerta. Es Deacon con el ceño profundamente fruncido.

Hell's AngellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora