Capítulo 31.

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Capítulo 31.

"Yo no quiero un amor perfecto, yo te quiero a ti."

Escucho voces desde la sala. Tomo mi taza de café y camino hasta allí para averiguar que está pasando. John está en pantalones deportivos sin nada más y al parecer se ejercitó bien en prisión.

-¿Es este? –Pregunta un chico con el chaleco de prospecto apuntando al sofá. John asiente con la cabeza y el chico y otro miembro cargan el sofá y lo llevan fuera.

-¿Se puede saber qué pasa? –le pregunto a John dejando la taza en una de las mesas de decoración y caminando hacia él.

Se limita a encogerse de hombros.

-No quiero ese sofá aquí.

Elevo las cejas y él me toma por los hombros acercándome a sí mismo dándome un beso de pico.

-Te comprare uno nuevo. El que tú elijas, cueste lo que cuente.

Asiento recargándome en su pecho y dejando un beso en su pecho.

-Te quiero –susurro.

Deacon entra a la sala cargando a una recién levantada y despeinada Catalina que se talla los ojos frunciendo los labios. Su cabello negro está en todas direcciones, su camisa de manga larga esta subida mostrando su estómago y su pantalón está arrugado.

Y como no es novedad de inmediato reclama los brazos de su padre. Me río caminando a la cocina para hacer el desayuno. Los chicos se sientan en el desayunador simplemente observándome en silencio.

-Catalina comenzara la escuela este verano –comente girando un panqueque y esperando a que estuviera listo.

-Es muy pronto –dijo John sentando a Catalina delante de él sobre el desayunador.

-No, no lo es. Todos los niños comienzan a los tres. Ella los acaba de cumplir y las clases comienzan justo después de verano. Deacon ya abandono la escuela. Por lo menos esperemos a que Catalina este en la secundaria antes de que también lo haga.

Deacon me frunció el ceño, pero no me dijo nada. John se giró a mirarlo negando con desaprobación.

-¿Qué? –la respuesta de Deacon fue defensiva. –Tú tampoco terminaste la secundaria. Ni Adele.

Me reí sacando la primera tanda de panqueques y cubriéndola con una servilleta de cocina. Las reglas siempre han sido claras cuando yo cocino. Nadie come hasta que he acabado y todos nos sentamos a la mesa.

-¿Y qué importa una mierda lo que nosotros hagamos o hicimos? Era tu oportunidad de tener una vida mejor. Tener una profesión de verdad.

-Soy parte del club y me gusta serlo.

Nos quedamos callados hasta que el desayuno estuvo terminado y nos sentamos a la mesa a desayunar todos juntos. Georgia vendría en unas horas a llevarse sus cosas. Al fin se mudaba con su novio el abogado. Y, honestamente, las cosas eran raras. Mi hermano, al fin, había comenzado una relación verdadera con Morgan, pero aun podía ver algo extraño en sus ojos cuando mira a Georgia. Cuando todos estábamos juntos cada uno se colocaba en un extremo de la habitación y ni siquiera se miraban. Extraño.

La relación de Deacon y Linda seguía floreciendo y de verdad que ella me parece una niña espectacular, pero hay algo en ella que aún no me cuadra. No nos deja acercarla a casa. Deacon no conoce a sus padres y menos yo. No sabemos dónde vive. Incluso no sé cómo se conocieron.

Pero la verdad es que puedo omitir eso ya que cuida de Catalina sin cobrar y confió en ella en ese sentido.

Cock, bueno él sigue siendo Cock. Su hermana apareció sí. Su cuerpo abandonado en una habitación de un hotel de la frontera con México. Eso lo destruyo más de lo me imagine. Pero, de cierta manera siguió en pie. Recuperamos el cadáver y tuvo una hermosa sepultura. La mamá de Cock.

Hell's AngellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora