Capítulo 6

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Capítulo 6

"Solo contigo puedo dormir tranquilo y cómodo"

Hay algunas cosas que nunca cambian. Como que siempre seré la niña de mi papi y mi hermano. O el tenerlos a ambos con resaca lloriqueando en mi puerta a las diez de la mañana. Suspirando me resigno levantándome de la cama.

Me visto y rápidamente me dirijo a la cocina donde encuentro a mi padre y hermano sentados en la mesa con bóxer y la cabeza entre las manos. Niego con la cabeza y me pongo mano a la obra. Cocino un montón de huevos, panqueques, café bien cargado y zumo de naranja. Coloco todo en el centro de la gran mesa. Cuando me giro para sentarme la mesa está repleta. Solo hay un lugar entre Jackson y Georgia, que, cabe decir, se encuentra a varias sillas de distancia de Adam. Justo en frente de John, que está al lado de Marlín.

Me siento y me sirvo mi porción en mi plato ignorando a Marlín tratando de besar y abrasar a John. Como tratando de ignorar las charlas de todos y, más que nada, la mirada de John.

-El consejo llegara a las doce –comenta mi padre casualmente. Ni siquiera levanto la cabeza fingiendo que mis panqueques son más interesantes.

-Adele y Georgia, ya saben qué hacer. –la voz de John suena tensa.

Me pongo de pie asintiendo. Que se jodan, que se jo-dan. Me volveré a mudar, donde no puedan encontrarme. Escocia, México, Alaska o cualquier lugar en los países bajos. Apuesto que ahí no serán capaz de encontrarme. Busco mi bolso lista para irme como prometí que haría. No sé qué está mal conmigo. Porque no puedo dejarlo cuidar de su verdadera familia y empezar la mía.

Ni siquiera puedo dejar a Jackson. Se suponía que lo deje hace siete años. Pero el otro día solo tuvo que mirarme a los ojos y caí rendida. ¿Qué está mal conmigo? Digo, algo debe de estar mal si no quiero lo que tengo, quiero lo que no me pertenece. Quiero a John tanto y al parecer también a Jackson.

Encontré mi bolso en la mesa de noche y cuando me gire para salir me topé con John cerrando la puerta detrás de él. Simplemente nos quedamos mirándonos el uno al otro. Sabíamos que teníamos muchas cosas que decir, pero, honestamente, ambos estamos aterrorizados.

-Tal vez lo mejor sea que ahora me quede en un hotel –veo sus puños cerrándose con fuerza.

-Eso no va a pasar. Apenas pude dormir anoche lejos de ti. Obviamente no te iras y dormiré contigo.

-No vas a volver a tocarme mientras tú esposa este bajo mi techo.

-Tu no me dices que hacer –su dedo me apunta con una amenaza silenciosa, pero esta vez no pienso ceder. No voy a dejar que use el sexo para manipularme y no voy a hacer lo que dice por miedo a que no vuelva más.

-Y tú a mí mucho menos. Mis cosas estás empacadas –señalo la maleta que traje y no he desempacado- y mientras estoy fuera con Georgia hare una reservación. Puedes visitarme cuando quieras. Te mandare un texto con la información que necesitas si quieres ir a verme.

Al salir del cuarto lo empujo reuniéndome con Georgia a fuera.

(...)

-Me supongo que está bien. Hable con los chicos sobre ella y parece ser perfecta. Tiene una bebé de un año y la semana que entra comenzara a cocinar y limpiar para el club e incluso va a traer a la niña. Digo, está bien, no es su culpa. Tu hermano debió recordar nuestro compromiso antes de meter la pata en algo que no puede controlar. –He escuchado a Georgia lloriquear sobre su situación sobre mi hermano desde que salimos del club y no podría ser más feliz. Me hace olvidarme por completo de John, Marlon e incluso de Jackson, es como estar escuchando una radionovela en la que puedes opinar.

Hell's AngellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora