Capítulo 26.

4.3K 346 12
                                    




Capítulo 26.

"Estés o no en mi vida, yo voy a seguir, aunque me duela."

Desperté a media tarde y la casa estaba sola. No fue un sentimiento agradable, pero estuvo bien descansar por un rato. Pero ahora extrañaba a mi bebé. Me quedé en la cama por un rato sin saber cuál sería el siguiente paso, pero no tuve que pensarlo mucho porque mi teléfono sonó. Era un número desconocido.

-¿Diga?

-Adele, soy Linda. No tuve tiempo de disculparme hace un rato.

-Entiendo –me limité alentándola a seguir.

-Sé que no estuvo bien, pero las cosas no son como crees. No hemos tenido relaciones y las cosas se quedarán así por un tiempo.

-No lo justifica. Ustedes durmiendo juntos a escondidas no está bien. No quiero que vuelvan a mentirme.

Se queda en silencio por un rato y yo tampoco hablo.

-Hablare con Deacon para que te pida disculpa y las cosas pasen.

-Eso está bien. Pero me gustaría mucho hablar con tu papá.

-Yo... no lo creo. Él ni siquiera me deja salir con chicos. Se supone que ayer estaba con mi amiga Ronda. Pero le prometo que no se va a volver a repetir.

Y me cuelga sin más. ¡Va! Suspiro y me pongo de pie para ponerme a hacer la limpieza de la casa. Nunca la he hecho con la casa completamente sola, así que supongo que va a ser algo bueno.

(...)

He limpiado la casa a profundidad para cuando son las seis de la tarde. He lavado cada cosa que sea de tela, he lavado los baños y los pisos. Al igual que el jardín y he limpiado la cochera.

Mi casa esta reluciente. Y yo estoy asquerosa, con unos shorts cortos y una delgada blusa blanca de tirantes. Mi cabello en un moño desordenado en la cima de mi cabeza. Estoy acostada boca arriba con un poco de música de fondo, pero al fin acabe y estoy satisfecha de al fin haber acabado. Podría decir que los pisos brillan un poco.

Escucho alguien llamando desde la puerta principal, pero estoy muerta de cansancio.

-¿Quién? –grito esperando que me escuchen a pesar de la alta música.

-Soy yo. Mad.

-Está abierta la puerta de la piscina. Entra.

Lo espero por unos minutos y después escucho la puerta deslizarse con lentitud y sus fuertes pasos a travesar la cocina y la sala. Lo veo doblar las piernas y ponerse en cuclillas a mi lado.

-Esto sí que está limpio –comenta acariciando mi pómulo y después mi oreja. Le sonrío y estiro mis brazos sobre mi cabeza para sentarme con las piernas cruzadas al estilo indio. –Vine a disculparme por lo de la mañana, pero Deacon estaba diciendo cosas que no me gustaron.

Se sienta de igual manera a la mía.

-Está bien. Tampoco me gusto lo que dijo.

Se ríe y se truena los dedos.

-Tampoco me gusto algunas cosas que tú dijiste. –elevo las cejas cuestionándolo. –Eso de que no hay nada entre nosotros.

Cierro los ojos con fuerza echando la cabeza hacia atrás. No. Se supone que ninguno de nosotros sentía nada más que aprecio por él otro. Me inclino y le aprieto la mano derecha.

-Mad tu sabes cómo son las cosas. A pesar de todo yo creo que nunca dejaré de amar a John. No es así como me siento por ti. Solamente me haces sentir mejor conmigo misma.

Hell's AngellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora