Capítulo 24."El amor nunca es un castigo" –Beautiful Funeral. Jamie McGuire.
Rápidamente el doctor entro a mi habitación con la misma sonrisa que la enfermera. Definitivamente en este hospital eran raros. La enfermera entro con una máquina de ecos y mi bata fue levantada más allá de mi estómago. El frio gel goteo en mi estómago y la extraña barita giro a través de él hasta que una imagen clara y concisa apareció en él.
No pude mirar. Estaba más concentrada en controlarme para no gritar y retorcerme del dolor. El doctor se ríe un poco, pero no puedo dejar de mirar al techo para controlar mi respiración.
-Todo parece perfecto. La enfermera ira por el equipo y podemos comenzar a pujar.
No me puedo controlar más y grito apretando con fuerza la mano de Georgia.
La enfermera sonrisas entra empujando una mesa de metal con ruedas, la pone junto al doctor y él coloca mis pies en una estribos que me obligan a tener abiertas las piernas. Ambos se cambian los guantes por unos nuevos y se colocan cubre bocas. El doctor se sienta entre mis piernas y concentra su mirada en ese punto.
-Quiero que pujes cada que sientas que es necesario. Ahora mismo nuestra recepcionista les está poniendo sus pulseras de identificación a quien solicitaste.
Yo ya tengo la mía al igual que Georgia y las otras dos las tendrán mi padre y mi hermano. Y ahora que es momento de pujar estoy asustada y no quiero hacerlo. Respiro profundamente miro al techo y pujo tan fuerte como puedo. Mi cuerpo involuntariamente se dobla hacia delante mientras pujo con fuerza. Mi espalda cae contra la cama ahora reclinada que me permite estar media sentada. Dejo salir el aliento y suspiro para prepararme para pujar nuevamente.
Lo vuelvo hacer unas tres veces hasta que el doctor me dice que la cabeza ya se alcanza a ver y suspiro de felicidad. Vuelvo a pujar con todas mis fuerzas.
-¡La cabeza ya está afuera! –logro reírme y la presión va disminuyendo. Por ultimo siento dos jalones más y la presión se ha ido por completo. Caigo hacia atrás suspirando de alivio y mi cuerpo apenas y se puede mover. La enfermera se lleva mi bebé y apenas puedo escuchar su fuerte llanto enojado. El doctor aún está trabajando en mi entrepierna y en cuanto termina la enfermera vuelve con mi bebé en vuelta en una delgada franela rosa.
Tengo un bebé. Una niña. La enfermera me sonríe dejando a mi bebé un mis débiles y temblorosos brazos. Sus ojos están entrecerrados hacia mí y su boca rosada está ligeramente fruncida. Sus manitas están cerradas en puños junto a su rostro y ella no podría ser más perfecta.
-Felicidades. Tienes una hermosa niña.
Pero para mí ya no hay nada más en la habitación más que yo y mi perfecta hija. Su piel es pálida como a mía y su cabello es tan negro como el de su padre. Y sus labios son gorditos y rojos. Es perfecta. De pronto comienza a llorar agitando desesperadamente sus manitas y abriendo su boca sin dientes.
¿Qué hago ahora? Levanto la mirada sorprendida y la enfermera se ríe ligueramente.
-¿Por qué está enojada? –pregunto con sorpresa ganándome una risa de todos los que están en la habitación. Mi papá, mi hermano, Mad y Cock, Deacon, mi tía Beth y el tío Lonny.
-Tiene hambre, cariño –me dice Georgia tocándome con ligereza en hombro.
Sonrío y le doy mi dedo y ella intenta llevárselo a la boca. Me río y la acerco a mí para besar su frente.
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Hell's Angells
RomanceCuando mi madre murió creí que mi vida había acabado. Huí dejando a mi familia detrás y al que yo creí el amor de mi vida, pero resulta que cuando esto paso mi vida apenas comenzó. Lo conocí y me importo una mierda cualquier cosa que se pudiera i...