Prólogo

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Nota: Como siempre, resulta un poco complicado entender mis prólogos, pero son importantes para mí, así que aquí está. 


—¿Qué piensas, Nizeq?

—Huelo miedo en el aire —la sonrisa del vampiro se ensanchó—. Las pequeñas y cobardes ratas están deseando lanzar a alguien a sorteo.

La rubia que caminaba junto a él, soltó una carcajada estridente y apuró el paso.

—Estarán de camino a Beckendorf en unas horas. ¿Podemos interceptar el tren?

—Debemos esperar que lleguen las noticias desde Fandelia. No podemos movernos sin una orden.

—Quizás tú no puedas, pero algunos tenemos privilegios —la rubia volvió a reírse.

Siguieron avanzando por el interminable corredor, sin detenerse ante las puertas custodiadas por guardias, que se apresuraban a abrirlas cuando los divisaban a lo lejos.

Cuando la última puerta se cerró tras ellos, las conversaciones en susurros que hasta ese momento habían llenado la estancia, se detuvieron de sopetón.

—Buenas noches, Melida —un hombre alto se separó de un grupo de encapuchados en la esquina oeste y se acercó a ellos—. Espero que el viaje haya ido bien.

—Un poco decepcionante...no llegué a matar a nadie por un mal servicio. Debería considerar no viajar en primera clase la próxima vez.

—Quizás mejore tu ánimo saber a quién vocean como la mejor opción.

Melida se encogió de hombros.

—El futuro de Leticia no me podría interesar menos; es un honor poder entregar tu vida al proyecto más grande de la hermandad en los últimos siglos.

—¿Y qué tal si habláramos del futuro de Abunek?

La postura de la rubia cambió del desinterés a una de completa atención. A su lado, Nizeq sonrió y fue evidente que su vampírico oído ya había captado algo de esa noticia.

—Te escucho.

—Leticia ha anunciado que está embarazada. Al inicio pensé que de todos modos no habría ningún problema, porque al morir ella, el niño también moriría, pero...

Hizo una pausa dramática para darle más efecto a sus palabras.

—¿Deian? —Insistió Melida.

—El padre del niño también tendría que morir —anunció el interpelado—. Y eso nos complica un poco las cosas.

La rubia alzó una ceja escéptica.

—¿Matar a una persona más nos complica la vida?

—Leticia trabaja como infiltrada...el padre del niño es el hijo del cónsul Garethia.

Nizeq, que todavía no había escuchado ese detalle, silbó con admiración.

—Chica lista: se evita morir, consigue un sobresaliente en su misión y se gana tu aprobación, Melida. Todo en unos pocos minutos.

Se rio de su propio chiste y Deian lo acompañó.

—Definitivamente resulta más fácil que Abunek decida lucir los laureles del héroe —la sonrisa de Melida se ensanchó—. Espero que lleguen buenas noticias de Fandelia. Yurok me aseguró que el ritual estaría listo en unas semanas si encontraban ese pergamino.

—Ten paciencia —aconsejó Nizeq—, lo encontraremos. Y con el hechizo de la semana pasada, sacarlos de Beckendorf es pan comido.

—Solo unas semanas más —se repitió Melida.

—Mientras tanto, puedes disfrutar del show.

—¿El show? —Inquirió Deian curioso.

—La magia se conduce de formas misteriosas —murmuró Nizeq—. Sin la magia, me interesa ver qué le pasa a nuestra pequeña híbrido de vampiro...diría que le va a doler. Mucho. 


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¡Hola a todos!

Ya pronto vienen los capítulos de Kyle y Emmeline. Paciencia.

La señal del vampiro (Igereth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora