El ritual de los pilares

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(Por: Emmeline)

Si a mí me dolían las manos, no quería imaginar lo que estaba pasando Irina, unos metros más allá. Lo único que me hacía mantener la esperanza de salir viva era que el tipo loco seguía hablando, y eso compraba tiempo para buscar formas de escapar, aunque por ahora mi cerebro no colaborara con ninguna.

—Ojalá pudiera verte morir —le dijo Abunek a James—. Pero tu mundo desaparecerá, y eso es suficiente para mí.

Este seguía con la misma mueca burlona.

—No puedes destruir Igereth —volvió a decirle—, es imposible que un hechizo acabe con toda la magia viva de la isla.

—Oh, pero ya te lo he dicho, no vamos a destruirla, sino a liberarla. ¿Has escuchado la historia de los siete pilares?

¿Otra clase de historia? Claro que me sabía la historia de cómo Igereth se creó para ser campo de batalla de la segunda guerra celestial pero terminó convertida en un hogar por los siete archimagos que crearon los pilares de protección para ocultarla del mundo.

Se suponía que estaban muertos y enterrados bajo su pilar...¿o lo habían pasado a sus hijos? Las leyendas no se ponían de acuerdo y, francamente, a nadie le importaba mucho. Las barreras resistían, siempre había sido así, caso cerrado. Sin embargo, James parecía estar empezando a comprender algo muy muy terrible.

Irina hizo un sonido estrangulado y volvió a caer sobre sus rodillas, lo que captó la atención de Abunek.

—No te preocupes, ya falta poco. Eres un pilar, después de todo, y tu magia luchará por liberarse. Nunca había visto a alguien convertirse con tanta facilidad como tú, pero eso solo hizo evidente tu poder con la conexión.

Irina no hizo la pregunta evidente, apenas parecía capaz de hablar, pero eso no detuvo a Abunek.

—Oh, es verdad. Tú no sabes qué eres. Verás...eres un pilar, querida mía. La magia que protege Igereth reside en tu sangre y esa magia lucha por sobrevivir. Siempre lo ha hecho.

—¿De qué habla? —Me asustaba más su voz, convertida en un gruñido, que las palabras de Abunek.

—De Igereth. Ellos solo te han dicho que lo conservan por viejos rituales, que siempre se debe preservar el honor de pertenecer a una familia real, pero es más que eso. ¿Sabes la leyenda de la creación de Igereth, verdad? Siete magos que sacaron esta isla. Siete magos que la ocultaron del mundo con las salvaguardas. Siete magos que pasarían a ser las primeras siete familias reales. Los pilares sobre los que descansa Igereth son tan frágiles que dependían de la vida de siete hombres. Así que instalaron la bonita argucia de pasar ese poder a sus descendientes, para mantenernos ocultos a la vista de los humanos por siempre —Abunek escupió en el suelo—. Pero pronto eso va a cambiar. Si cae un pilar, todo se derrumbará como un juego de dominó. Por eso íbamos a matarte, justo después que a tu adorable madre.

Aquello hizo que Nina soltara un gruñido tan animal que perdí la respiración. ¿Ellos habían asesinado a su madre? Dioses, todo estaba dando un giro muy rápido...y muy aterrador. La sorpresa hizo que tardara varios segundos en darme cuenta que Melida había regresado.

—¿De verdad le vas a contar eso? —Preguntó con desdén—. No deberías enfadar a tus prisioneros cuando se trata de algo importante, solo por si acaso.

—Pero fue un gran logro —Abunek parecía un niño regañado que trata de probar que algo valía la pena—. Su madre era la última descendiente, terriblemente protegida y brillante, una misión imposible...hasta que ella se casó.

La señal del vampiro (Igereth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora