Temario

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(Por: Emmeline)


—Es un desastre. Es el peor sistema educativo. La biblioteca lleva desactualizada desde hace diez años. Lo único bueno es que tienen libros de la prehistoria.

—¿Eso es bueno siquiera?

Nina se echó a reír pero asintió.

Era nuestro segundo día en Beckendorf y mi almuerzo de "papas asadas con filete de furqui" parecía más una "masa quemada que presumiblemente fueron papas y un pedazo de carne ligeramente podrido". Olviden el "ligeramente", la carne parecían sesos reventados. Y, en serio, sé perfectamente cómo luce el interior de una cabeza aplastada por un garrote.

Irina no había llenado una bandeja porque por ahora le bastaba con las manzanas y las reservas de sangre que Rushton aún conseguía para ella.

Cuando pasamos cerca del borde de una mesa, intenté con todas mis fuerzas no hacer ninguna mueca. Era "el lugar" del grupo de Víctor, el chico de los ojos dorados.

No sirvió cuando pasamos junto a él y soltó un silbido en dirección a Irina con una sonrisa maliciosa. Ella ni siquiera lo miró.

Eligió la última mesa en el extremo y se puso de espaldas al grupo. No pensaba preguntar nada pero ella se adelantó:

—Es insoportable. Lo tengo en Invocaciones y Rastreo. Ni siquiera James logró que lo odiara tanto.

—Terminó gustándote James —señalé.

Irina cuadró los hombros y alzó el cuello.

—No me gusta James —dijo con dignidad.

Le rodé los ojos con una sonrisa.

—Les daré un mes más, chicos. No puedes seguir evitándolo por siempre en los almuerzos.

Ella bufó pero inmediatamente se sentó más recta.

Justo en ese momento, James y Kyle nos alcanzaron con sus bandejas.

—Hoy tenemos nuestra primera clase de Ilusionismo. ¿Alguien sabe de qué va? —fue el saludo.

—Me suena a magia barata de sacar sombreros de conejos —dijo Kyle.

Irina negó suavemente con la cabeza y se dedicó a explicarles lo mismo que a mí. Incluso sacó una hoja de su cuaderno y empezó a repasarnos el temario.

—El segundo año es para ilusionismo sensorial básico.

—Oh, recuerdo eso. Burchett nos dejó sordos a todos durante un domingo para que averiguáramos cómo librarnos solos. Fue una tortura.

No supe si su mueca de dolor era por el recuerdo o porque acababa de meterse a la boca un pedazo de carne.

—Pero aprendiste, ¿verdad?

—Sí —aceptó Kyle.

—Bien. Tercer año es impulso de sentidos.

—Oh, yo no podría olvidar ese. Pero no por Burchett, sino por Marcus. ¿Recuerdan cuando nos contó que una de las torturas más usuales era potenciar el tacto de los condenados y abandonarlos desnudos en el corazón de los bosques? Debía ser horrible sentir todo cien veces más de lo normal. Sobre todo en un bosque donde hay tantas ramas, insectos...

—Lo entendimos, Em —me interrumpió Kyle.

—Cuarto año: engaño de sentidos. Hechizos como ventriloquía, olores falsos, texturas sobrepuestas...

—Sí —dijimos los tres al unísono.

—Bien. Quinto año es el nivel avanzando. ¿Creación de espejismos?

— Sexto año son tonterías. Crear dobles hechizos, fingir hechizos, camuflaje mágico...

—¿Camuflaje? —dijo Kyle—. ¿Me estás diciendo que ellos solo ven el camuflaje en un tema de sexto en lugar de llevar dos años estudiando cómo usar internet o comprar billetes de tren? Solo faltaría que pociones fuera un tema dentro de biología.

—No lo creo. Debe ser camuflaje del tipo "te fundes con el paisaje" y no camuflaje como "asignatura de cuarto y quinto año en Diringher para aprender a desenvolverte en el mundo humano".

—Ah, bien.

—Y aquí también llevan pociones solo hasta el quinto año. Luego se vuelve una clase opcional.

Irina blandió el reglamento y yo rodé los ojos. Se estaba convirtiendo en un gesto habitual.

—Da igual —dijo James—. Me sé de memoria la mitad del temario y es evidente que somos los mejores alumnos de la clase, ¿no?

Irina le alzó una ceja.

—No apoyo el conformismo.

—Oh vamos, soy un buen alumno. Lo sabrías si me pusieras atención en clase.

—Lo lamento. Sabía que jamás podría vencerte en el curso de Idiotez Extrema así que ni siquiera me inscribí —se puso de pie—. Vámonos, Mel, necesitamos encontrar algo que realmente puedas comer.

El gruñido de mi estómago hizo que me pusiera de pie al instante.

—Lo siento chicos, pero...

James también se puso de pie.

—¿Tienen un lugar secreto con comida de verdad?

—¿Por qué? ¿Tu real estómago no soporta la comida plebeya?

—Mi humano estómago no soporta...¿la has llamado comida? Permíteme no estar de acuerdo.

Kyle y yo intercambiamos una mirada mientras Irina se preparaba para responder. Su cabeza señaló la salida y me apresuré a seguirlo.

—¿De verdad tienen comida? —Me preguntó cuando alcanzamos el jardín.

—Solo un poco, pero no sé si Irina quiera compartirla con ustedes.

Poco a poco, los gritos de Irina y James llegaron hasta nosotros y empezaron a hacerse más altos. Quizás por fin se dieron cuenta de que nos fuimos.

—Ya notaron que los dejamos —Kyle se hizo eco de mis pensamientos—. Al menos pronto tendré comida.

—Es solo fruta.

—Es mejor que nada. Solo espero que la clase de Ilusionismo de hoy no trate sobre conjurar banquetes de ensueño.

—No lo sé, ya casi he olvidado cómo se ve un pedazo de carne decente. De todos modos, con el nivel de Beckendorf, quizás solo se trate de hacerte ver un grano de arroz.

Afortunadamente, estaba equivocada. 

La señal del vampiro (Igereth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora