Capítulo 25: Libre

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-¿Qué se siente?

Lo miré fijamente.

-¿Qué?

-Que nada te importe...

-Se siente genial, es lo más reconfortante que se pueda sentir alguna vez.

Me miró fijamente con una sonrisa, estaba apoyado sobre sus codos.

-¿Qué dices de Elizabeth? Sobre lo que le hiciste, ¿Te importa?

Me encogí de hombros.

-Lo que hice fue lo correcto. Ya lo hice, tiempo pasado. Hay que continuar- Respondí sin más.

-Entonces no te afecta...

Lo miré y negué levemente tratando de asegurarme que así fuera.

-Así es...

-¿Con quién carajos hablas, muchacho?

Alcé la vista y me encontré con el vigilante de mi celda, tenía mi desayuno en la mano y me veía con algo de miedo. Sonreí.

-Con nadie importante- Respondí y me levanté a recibir el plato de comida.

Asintió confundido.

-Como sea, será mejor que te apresures. Dentro de treinta minutos iras a tribunales.

Sonreí y me dejé caer en la cama.

-¿Por qué debería seguir yendo? Ya todos saben que "secuestre" a Beth- Hablé haciendo énfasis en la palabra en cuestión.

-Pues precisamente John, para que no te pudras en una celda por el resto de tu vida- Dijo cortante y salió del lugar.

Me encogí de hombros y me dispuse a comer.

Hoy también sería un día muy aburrido, ya lo presentía. Seguramente tampoco me dejarían hablar. Escucharía las estúpidas confesiones de supuestos testigos durante horas... y seguiríamos obteniendo el mismo resultado, mucho más drama.

Todas esas horas invertidas en puro drama, ¿Por qué lo hacían si ya tenían al culpable? Solo querían llorar y llorar cuando al fin y al cabo la persona ya estaba muerta y no había más nada que hacer.

Suspiré sin más.

A diferencia que Elizabeth no estaba muerta... ¿O sí?

Lancé una carcajada al unísono.

Pasaron los minutos y puntualmente fui llevado de mi celda tranquilamente hacia el vehículo policial, el detective estaba en completo silencio, no era capaz de mirarme a la cara, mientras que Bernard revisaba unos papeles con detenimiento.

El viaje fue rápido y en silencio, salí del auto y me encontré con un montón de reporteros como la primera vez que estuve aquí. A penas me notaron se abalanzaron sobre mí como si fuese una celebridad.

-Hay fuentes que indican que usted de hecho fue el culpable de la desaparición de Elizabeth Parker... ¿Es cierto eso? ¿Podría afirmar esta fuente?

Era una mujer de unos 35 años, se me acercó y me colocó una grabadora cerca del rostro, la cámara apuntaba a mí y todos se encontraban atentos a una respuesta. Le sonreí.

-¿Por qué no entras y lo averiguas tu misma?

La dejé sin habla. El detective me dio un empujón y finalmente entramos en el edificio, pasamos por el pasillo y llegamos a la sala. Todos se encontraban ahí, no valía la pena describir la escena pues era la misma que había visto sesiones antes.

Desaparecida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora