Capítulo 30: Buen Comportamiento

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Lauren en Multimedia

***

-No entiendo por qué tanto problema...

-¡Claro que si es un problema!- Recriminó Brown.- No puedo creer que lo deje un momento contigo y luego lo encuentre tirado en el césped con la mitad del cerebro freído.

Bufó.

-Tuviste que habérmelo consultado.

-Esa es la cuestión Brown, el chico me tenía absolutamente cansado y necesitaba obtener respuestas.

-¿Y crees que electrocutándolo hablaría más rápido?

-No lo sé, tú eres el Doctor.

Suspiró.

-Con suerte hoy podrá apenas formular palabras... Escucha, su tratamiento es progresivo, un paso a la vez. Necesita tiempo...

-El cual no tenemos- Interrumpió.- Como sea, acabo de darle un pequeño empujón al tratamiento, deberías agradecerme. Así que lo quiero lúcido y hablando más tardar a final de este mes.

La puerta se cerró con fuerza y el lugar se sumió en un silencio abrumador.

Las voces se habían escuchado lejos y apenas mi visión empezaba a regularizarse, aunque la luz aun me cejaba por completo. Una figura se había quedado inmóvil frente a mí.

-John...- Susurró Brown.

Con dificultad lo miré.

Se colocó de cuclillas y se acercó a mí posando una mano en mi hombro.

-Debes seguir aturdido... Pero esa sensación ya se te pasará.

No respondí, estaba demasiado afectado. No podía controlar mi cuerpo. Mis movimientos eran como los de un niño pequeño y apenas podía formular palabras. Mi cuerpo continuaba temblando a diferencia de que mis manos ya no estaban encogidas. Pero la luz... la luz era en definitiva lo peor, sentía que quemaban mis ojos.

-Solo necesitas descansar... Y cuando estés mejor podremos continuar, te aseguro que todo terminará más rápido de lo que crees.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire.

Se levantó y se dirigió a la puerta dejándome de nuevo entre la oscuridad.

Los días pasaron, no sé cuantos exactamente. Fueron a buscarme a mi habitación y me llevaron con los demás, ya que llevaba mucho tiempo aislado. Abrieron la puerta que separaba la gran construcción de concreto del aire libre, di unos cuantos pasos y cerrando uno de los ojos debido a la luz, me dirigí con recelo a uno de los bancos.

Me senté sin más observando a los demás pacientes inmersos en sus labores. Unos se golpeaban contra un árbol, otros comían tierra húmeda, unos gritaban y bailaban y el resto simplemente se encontraba como yo... Patéticamente sentados pensando probablemente en cómo sería su existencia aquí los próximos cinco años.

Desvié la mirada y me hallé siendo visto por una chica, una paciente. Fumaba apoyada de una reja de huecos, tenía el cabello alborotado y una maliciosa mirada marcada en el rostro. Me miraba arrogantemente con una ligera sonrisa.

La miré durante un segundo y de repente las personas desaparecieron, éramos ella y yo. Parecía un ángel en medio de toda esta locura.

Empezó a acercarse sin desviar la mirada y fue entonces cuando estuvo frente a mí y expulsó todo el humo en mi rostro. Se cruzó de brazos creando una apariencia de interés.

Desaparecida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora