Lo siento

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Ya estaba anocheciendo cuando Damon llegó a casa de Bonnie. Había mandado un mensaje a Elena para que supiera que estaba de camino, pero no le había contestado. Intentó no preocuparse, pero sabiendo que Klaus había vuelto no podía dejar de tener un mal presentimiento.

Al llegar afinó su oído antes de llamar y escuchó risas provenientes del salón. Soltó una pequeña carcajada al darse cuenta de su tonta preocupación. «¿Cómo me va a responder si están haciendo maratón de esa serie de vampiros que las tiene locas?»

Tras unos segundos llamó al timbre.

—Hola, Damon. Pasa, estamos en el salón.

—Gracias, Bonnie—sonrió y entró.

Al entrar al salón no pudo evitar morderse el labio inferior conteniendo la risa. Estaban totalmente a oscuras, los cojines adornaban el suelo por completo y había patatas fritas y botellas de bourbon desparramadas por la mesa. Las chicas habían improvisado un pequeño fuerte en el sofá con unas mantas y cojines y miraban fijamente a la pantalla, abrazadas a unos peluches.

—Elena...

—Shh-le interrumpió sin apartar la mirada—Es un momento crítico, silencio.

Damon luchó con todas sus fuerzas por no sucumbir al ataque de risa que amenazaba con salir en cualquier momento. Se atrevió a mirar a la televisión a ver qué tenía tan hipnotizadas a las chicas.

«Te quiero, Elena. Y como te quiero...no puedo ser egoísta contigo—las chicas contuvieron la respiración—No te merezco, pero mi hermano sí». Damon vio como Elena abría mucho los ojos y se preparó para el chillido agudo de emoción. Pero antes de que aquel momento llegara, el vampiro de la pantalla volvió a hablar. «Ojalá no tuvieras que olvidar esto...pero lo harás».

—¿¡Pero cómo que lo olvide?!¿¡Estás tonto o qué?!—saltó Caroline nada más oír aquello haciendo que Damon pegara un leve brinco.

—Calma, Barbie, solo es una serie—ella lo fulminó con la mirada como respuesta. Elena pareció tener la misma reacción que Caroline, solo que se la guardó.

—Perdónala, Damon. Caroline está obsesionada con la serie y es como si estuviera viviéndola—le dijo Bonnie pasando a recoger los estropicios de la tarde de chicas. Como respuesta Damon soltó una pequeña risa.

Cuando todo quedó recogido y el salón volvió a quedar como antes—más o menos—,Damon y Elena se despidieron de las chicas para ir a casa del Doctor Salvatore.

—¿Qué tal la tarde?

—Muy entretenida.

—¿Caroline está mejor? ¿Sabe algo de su casa?

—Sí, se está recuperando muy bien—Elena aún no recordaba que Caroline también era un vampiro, y por el momento preferían mantenerlo así—Hasta que la arreglen se está quedando con su madre en un hostal a las afueras, pero no dejo de pensar en Andie...¿Cómo ha podido hacer algo así?

—Porque está para encerrar—Elena rió levemente y miró por la ventanilla. La verdad es que no se equivocaba, no era ni medio normal lo que había hecho solo por intentar herir a Elena.

Caroline se disponía a darse un baño relajante después de un largo día de preparativos para la fiesta y de haber visitado a su amiga al hospital. Le encantaría ayudarla a recordar, pero Damon le había pedido paciencia, prometiéndole que le contaría todo poco a poco. La situación era muy delicada y no podían arriesgarse a otra pérdida. Querían haber evitado a toda costa que le borraran la memoria a Elena, pero no pudieron hacer nada.

El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora