Pacto con el diablo

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Elena estaba muy nerviosa. Sabía que ya no había vuelta atrás, pero necesitaba asegurarse una vez más de que no estaba haciendo algo demasiado estúpido. No paraba de andar de un lado para otro mientras intentaba relajarse. Habían quedado en verse en la orilla del lago para hablar, y con los nervios, la chica había llegado un cuarto de hora antes de lo estipulado. Los minutos se le antojaban eternos.

Al fin divisó algo entre los árboles moviéndose hacia ella. Un escalofrío recorrió su espalda cuando vio aquella sonrisa torcida y aquellos ojos con un brillo oscuro. Ambos guardaron unos segundos de silencio, sin atreverse a romper la calma que se respiraba.

—Gracias por venir—terminó rompiendo el silencio la chica.

—Dijiste que necesitabas mi ayuda, veremos si está en mi mano ofrecértela.

—Se trata de Andie, creo que la conoces—el chico sonrió aún más ante la mención de aquel nombre—Veo que sí.

—Está causando problemas, ¿verdad? Y, deduzco que quieres mi ayuda para que os deje en paz—Elena simplemente asintió—La cosa es que esa cría no está sola—ella se sorprendió al oír esto, pero no le dio más importancia—Además, yo estoy de vacaciones. ¿Por qué debería ayudarte?

—Te daré lo que quieras, tan solo quiero que Andie nos deje en paz de una vez y tú eres el único capaz de conseguirlo.

—Ya, bueno, hay un pequeño problema: tu novio no está de acuerdo con el precio que puse.

—¿Has hablado con Damon?—se sorprendió una vez más.

—Sí. Le ofrecí mi ayuda para acabar con vuestro pequeño problema, pero se negó.

—¿Qué quieres?—el chico no respondió, simplemente la miró fijamente, esperando a que ella misma diera con la respuesta—A mí—dedujo a los pocos segundos—me quieres a mí.

—Chica lista.

—¿Por qué?—el miedo le invadió de inmediato, pero se mantuvo firme. ¿Para qué podía quererla a ella? Para nada bueno, seguro.

—Verás, ando escaso de híbridos. En Nueva Orleans hay muchos rebeldes que juegan a tentarme, y eso me ha costado más de la mitad de mis queridos amigos. Tu sangre puede ayudarme a conseguir más...¡Ah! Y nadie debe saber esto, trabajo mejor cuando nadie sabe que estoy en algo. Si alguien se entera...habrá consecuencias poco agradables.

Elena se quedó meditando la propuesta. No quería hacerlo, no quería dejar atrás a sus amigos y su familia, pero no podía permitir que estuvieran en peligro por culpa de Andie. Ellos no habrían dudado en hacer lo mismo por ella, y bastantes problemas estaba dando ya.

—Si acepto, ¿me das tu palabra de que mi familia y la gente que me importa estará a salvo?

—Tienes mi palabra.

—Entonces acepto—dijo tendiéndole una mano. Este sonrió y se la estrechó.

—Un placer hacer negocios contigo, amor—Elena sabía que acababa de hacer un pacto con el diablo. Lo peor de todo es que no podía contárselo a nadie, y mucho menos a Damon. Si se enteraba era capaz de encerrarla en un cuarto y no dejarla salir nunca más. En el fondo sabía que era la única solución, y sabiendo que le había dado su palabra, estaba segura de que podía confiar en él.

Al fin y al cabo, Klaus era un Original. Para ellos el honor y las promesas eran sagradas.

Mientras tanto, en el hospital Damon continuaba en su oficina con el papeleo. En realidad no era médico, pero cuando ocurrió el accidente, no dudó en obligar a la gente del hospital para que creyeran que era el cirujano jefe.

El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora