Al fin sale algo bien

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Camino por el bosque sin rumbo fijo y los distintos aromas silvestres me envuelven, creando una fragancia que me invita a cerrar los ojos y tumbarme en la hierba a disfrutar de aquel paisaje. Continúo mi marcha por el estrecho sendero apenas marcado. Poco a poco la calidez se va difuminando, la brisa va aumentando su velocidad y haciéndose cada vez más fría, dándome varios escalofríos.

Esta sensación me es familiar. El paisaje se va tornando gris, sin vida. A lo lejos veo un claro y corro hacia él. Siento que mi vida depende de llegar a tiempo a aquel pequeño espacio despejado. Cuando estoy a un par de pasos de llegar sé lo que va a pasar y me detengo en seco mirando a mis lados, esperando la aparición de Aaron y de aquella bestia.

De entre la espesura sale una figura humana. Reconozco su contorno, e inconscientemente una sonrisa se dibuja en mi rostro. Al llegar a mi altura solo una palabra sale de mi boca en un susurro apenas audible.

—Aaron—me sonríe, pero de pronto se pone serio y me agarra de los hombros.

—Vete—le miro sin comprender—¡Vete!una bestia aparece entre los árboles y se acerca amenazante a nosotros—Elena, avanza hacia atrás despacio y escóndete entre los árboles.

No quiero hacerle caso, pero mis pies actúan solos y acatan la orden. Una vez alcanzados los árboles me doy la vuelta para ver si me sigue, pero alguien me atrapa por detrás y me tapa la boca. En menos de dos segundos me veo apoyada contra un árbol, con la boca aún tapada. Intento forcejear, pero al ver los ojos de mi captor me detengo. Aquel azul siempre había podido calmarme en mis peores momentos. Tras unos segundos me suelta y me pide que me mantenga en silencio con un gesto rápido.

De repente oímos un grito desgarrador proveniente del claro. Damon intenta detenerme, pero logro zafarme y corro hacia allí. Al llegar veo un montón de ropa ensangrentada y una figura de espaldas cubierta de sangre. Al girarse me quedo congelada: el rostro de Aaron ha adquirido otra forma, una muy familiar. Sus ojos se han tornado azules y su pelo se va haciendo cada vez más oscuro. Miro hacia atrás, donde veo a Damon cruzado de brazos y sonriéndome burlón. Vuelvo a mirar a la figura ensangrentada, quien se ha acercado un par de pasos.

—¿En serio creías que lo sabías todo de tu amado Damon?me escupe mostrándome la camiseta desgarrada. Los ojos se me cristalizan y un fuerte nudo amenaza con dejarme sin respiración. Me dejo caer de rodillas e intento gritar, pero de mis labios no sale un solo sonido, lo único que escucho son las risas de Damon burlándose de mi ingenuidad al creer que nunca me traicionaría.

Me incorporo sobresaltada en la cama, echo un vistazo a mi alrededor y veo que todo sigue igual que ayer, y antes de ayer, y el día anterior a ese. Todo había sido una pesadilla, la misma pesadilla desde que leí aquellas malditas hojas arrancadas del diario.

Respiro profundo y trato de calmarme, la ventana está abierta y una brisa fresca me ayuda a intentar calmar mis sofocos. Tras unos minutos desisto y decido darme una ducha fría. Al llegar a la puerta me detengo al escuchar el agua de la ducha. Alguien está dentro, y no puede ser otro que Aaron. Desde que salimos del hospital ha sido mi perrito faldero, «guardián» se hace llamar él.

Intento dar un paso atrás, pero mi cuerpo no responde. De pronto la ducha deja de oírse. Mierda, necesito salir de aquí ya. Al fin reacciono y doy unos pasos atrás, con tan mala suerte que tropiezo con un mueble. Me detengo en seco, paralizada, rezando para que Aaron no lo haya oído.

Segundos después la puerta se abre y aparece con una toalla enrollada en su cintura. Aún tiene el cabello húmedo y unas gotas se deslizan suavemente por su torso. Joder, ¿por qué tenían que rodearme chicos que parecían modelos de Kalvin Klein? La oscuridad que me cubre hace que pueda ocultarme unos breves segundos.

El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora