El final

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Todo estaba listo, solo faltaba que Klaus volviera a Nueva Orleans y cumpliera con su promesa. Blake estaba en casa Gilbert con Alaric y Jenna comprobando que todo fuera bien, y Enzo y Kol se aseguraban de que Klaus no intentara jugársela con alguna artimaña.

Caroline andaba nerviosa en el salón de su casa con el móvil en la mano, dudando en si llamarle o no.

Miraba la pantalla e iba hasta el número de ese contacto, salía y bloqueaba el móvil. Tras unos minutos volvía a ir hasta ese número y volvía a salir y bloquear el teléfono. Así unas diez veces, hasta que empezó a sonar. Se llevó una mano al corazón y pegó un bote del susto, pero al ver quién llamaba respiró tranquila.

—Dios, Elena, casi me da un infarto—resopló y arrugó la nariz al oír la risa de su amiga.

—Perdona, Care, pero no llamabas y queríamos comprobar que estabas bien—la rubia respiró un par de veces antes de contestar.

—Estoy bien, pero...—Elena esperó paciente a que su amiga se calmara—Klaus me ha pedido que vaya con él a Nueva Orleans a cambio de dejaros en paz—soltó rápido y esperó a la reacción histérica de su amiga.

—¿Y qué le dijiste?—Caroline frunció el ceño ante la calmada pregunta de la morena.

—Le dije que sí—ambas se quedaron unos segundos en silencio, pensando en lo que sucedería a continuación.

—¿Estás segura?—la rubia se mordió el labio, pensando si realmente lo estaba.

—Si con eso nos deja en paz lo haré—trató de sonar segura pero triste, aun sabiendo que a su amiga no podía engañarla.

—Qué triste suenas—Caroline resopló de nuevo ante el sarcasmo de su amiga y luego soltó una pequeña risa—¿pero estás realmente segura?

Antes de que pudiera responder el timbre sonó.

—Te llamo luego, escríbeme si pasa cualquier cosa—colgó y fue a abrir la puerta. Unos ojos verdes y una sonrisa de medio lado encantadora la miraban divertido.

—Hola, amor.

—Klaus—puso una pequeña sonrisa y se apartó para dejarle pasar. El híbrido pasó y echó un vistazo a la casa.

—Tan acogedora y hermosa como la recordaba—comentó educado con las manos en la espalda.

—Gracias. ¿Quieres tomar algo?—le miró algo nerviosa y se dirigió a la cocina. Klaus la siguió y se quedó en el umbral.

—Un café estará bien—Caroline sonrió y se dispuso a preparar dos cafés. Hubo un silencio cómodo mientras su bebida se preparaba. Ante la intensa mirada de Klaus, Caroline se ruborizó y se sentó en la encimera.

—¿Pasa algo?—acomodó un mechón tras su oreja, el híbrido ladeó la cabeza y la miró curioso.

—¿Realmente quieres venir a Nueva Orleans conmigo?

Caroline le miró unos segundos en silencio, debatiéndose entre ser sincera o mantener su postura fría. Al ver su duda, el Original se acercó y se puso entre sus piernas. Un escalofrío recorrió entera a Caroline al notar su cercanía y su rostro a centímetros del de ella.

—Yo, yo...—Klaus solo la miraba fijamente, como si pudiera leer su mente. Ella se quedó en blanco al sentir su mirada desnudándola entera.

—Sé sincera, amor—puso una mano en su mejilla—¿realmente quieres venir a Nueva Orleans conmigo?—podía ver la respuesta en sus ojos, pero necesitaba oírla directamente de sus labios.

El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora