Un nuevo y diferente día comenzó en Florencia. El sol entraba tímidamente por las ventanas abiertas de aquel hotel a las afueras de la ciudad, iluminando a la pareja que dormía plácidamente bajo las sábanas. Había pasado una semana desde que Damon supo que solo disponía de catorce días para recuperar a Elena, una semana en la que se dedicó a enseñar algunas tácticas de defensa personal y combate a Blake, quien aprendía muy rápido, a viajar y a pasar el mayor tiempo posible con su castaña. Todo iba sobre ruedas, pero hace menos de veinticuatro horas ocurrió algo que dio un giro de ciento ochenta grados a la situación.
Elena estaba en la plaza del mercadillo, a la espera de que aquel misterioso chico de ojos azules apareciera para ir a tomar algo. El día anterior se les había hecho tarde y no pudo disfrutar del batido con él como le habría gustado. No se habían dado los números de teléfono, por lo tanto no había forma de saber si iría ahí. Pero algo le decía que sí, que aparecería en cualquier momento.
—¿En qué piensas tan concentrada?—pegó un brinco al sentir aquella voz pegada a su oído. Había olvidado lo mucho que le gustaba a Damon aparecer pegado a su espalda, pero no le incomodaba. Hacía que un cosquilleo agradable le recorriera el cuerpo.
—¿Vas a aparecer siempre así? ¿No puedes presentarte como alguien normal?—trató de ocultar su rubor con aquella estúpida broma. Creyó que lo había conseguido, pero la mirada divertida que le lanzó el chico le hizo sospechar que no.
—Me gusta ser diferente, las cosas típicas son un aburrimiento. Además...—se acercó a su oreja y susurró—estás muy mona cuando te ruborizas—tragó saliva sintiendo cómo sus mejillas ardían aún más y mordió levemente su labio.
Ambos se encaminaron en la búsqueda de algún local decente para tomar algo. Ya estaba anocheciendo, por lo que habría más ambiente en las zonas de bares. Se metieron por algunas calles poco transitadas, rezando por no perderse, para encontrar algo diferente y poco turístico. Blake le había enseñado a Damon un par de sitios muy buenos, el único inconveniente era que había que andar un rato entre las callejuelas para encontrarlos. Tras varios minutos buscando el chico desistió, pero se le ocurrió otro lugar para ir.
—Ayer me enseñaste un sitio especial para ti, déjame enseñarte uno especial para mí.
—Creí que casi no conocías la ciudad—replicó burlona, haciendo que Damon soltara una pequeña risa.
—Dije que no la conocía mucho, no que no la conociera. Ese sitio lo encontré por casualidad cuando llegué y me enamoró, es mágico—al ver cómo se le iluminaba el rostro cuando hablaba de aquel lugar sonrió. Fue algo inconsciente y no pasó desapercibido para Damon, quien le devolvió la sonrisa.
—De acuerdo, vamos a ese sitio tan especial. Pero no podemos estar hasta muy tarde, debo volver al hotel antes de las diez.
—¿Por qué esos horarios tan estrictos? Ya eres mayorcita para volver cuando quieras, ¿no?—a Damon le sorprendía realmente que aquella sucia rata la tuviera tan controlada. Por si no fuera suficiente con usarla de bolsa de sangre, la tenía prácticamente esclavizada. Lo peor era que ella no parecía estar secuestrada, hablaba de sus horarios como quien hablaba de comer, pero sabía que en el fondo ella no quería tantas reglas ni tanto control.
—Sí, ya sé que soy mayorcita, pero...
—Escúchame—la interrumpió—vamos a ir a ver ese lugar mágico del que te he hablado, vamos a disfrutar y volverás a la hora que quieras al hotel. ¡Vive un poco! Mándale un mensaje si quieres diciendo que llegarás tarde, pero te mereces tiempo para ti—Elena no supo qué responder. Tenía razón, no había tenido un solo día para ella, siempre estaba controlada y con unos horarios, como si fuera un perro. Se estaba hartando de aquella rutina, así que aceptó las palabras de Damon.
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El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA]
FanficElena despierta en un hospital, sin memoria. Poco a poco irá recordando experiencias, personas, el por qué de su amnesia...Pero, ¿podrá soportarlo? Su médico, un apuesto moreno ojiazul, se entregará en cuerpo y alma para ayudarla. Os animo a descub...