Todo resultaba confuso. No podía abrir los ojos del todo, las luces la cegaban. No dejaba de oír gritos que parecían órdenes retumbando en su cabeza. También notó que se movían muy rápido. De pronto sintió algo. Dolor. Era muy intenso. Quiso levantarse, gritar, huir de todo; pero unas manos se lo impidieron.
—Tranquila, Elena, tranquila. Todo saldrá bien—notó que una lágrima salía de sus ojos. ¿Por qué? En ese momento no sabía por qué lloraba. Tal vez fuera por el dolor que sentía, o tal vez fuera por toda la presión que estaba experimentando de golpe. Fuera como fuere, esa fue la única lágrima que derramó.
La voz de aquel desconocido la tranquilizó al instante. Cerró los ojos, necesitaba alejarse de todo aquel caos.
Cuando Elena volvió a despertar, el caos había desaparecido. Respiró aliviada y miró a su alrededor. Le llevó unos segundos acostumbrarse a la luz, pero pudo ver que estaba en la habitación de un hospital. Había alguien con la cabeza apoyada en la camilla a su lado, su hermano Jeremy. Aún seguía confundida. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué había ocurrido? No le dio tiempo a intentar buscar una respuesta, un médico entró en la habitación interrumpiendo sus pensamientos y obligó a Jeremy a esperar fuera mientras la hacía una revisión.
—Buenos días, Elena. ¿Cómo te encuentras?—le preguntó mientras le examinaba las pupilas con una linternita.
—Bien...bueno, me duele un poco la cabeza—se quejó haciendo una mueca y masajeando levemente su sien.
—Es normal, después de la operación que te hicimos te molestará un par de días más.
—¿Operación?—cada vez entendía menos.
—Sí. No te preocupes, no era nada grave, pero había que prevenir males mayores.
—¿Qué? No entiendo nada—el médico apuntó algo en sus papeles antes de responder.
—Lo entenderás poco a poco—alzó la vista de sus papeles y la miró—Ahora descansa, lo necesitas—le dijo con una sonrisa. En ese momento se fijó en sus ojos. Eran de un celeste muy profundo, los más bonitos que recordaba haber visto jamás.
Se quedó hipnotizada mirándolo mientras caía en la cuenta de que le eran extrañamente familiares. Tras unos segundos, notó que el médico no apartaba su mirada tampoco. Sintió que se ruborizaba a más no poder y, sin saber qué hacer, rompió aquella conexión agachando la mirada.
—Luego vendré a ver qué tal está tu cicatriz. Si hay cualquier problema las enfermeras te ayudarán—ya iba a salir por la puerta, cuando se detuvo y se giró para mirarla de nuevo—Por cierto, me llamo Damon—se quedó mirando a Elena unos segundos, le dio una última sonrisa y se fue. Elena no entendía nada. ¿Por qué le sonaban los ojos y la voz de aquel médico?
—¡Elena! ¿Cómo te encuentras?
—Jeremy, hola—le dio una leve sonrisa—De momento estoy bien, gracias—en cuanto Damon salió, su hermano había entrado como un huracán para verla, pero ésta no se había percatado de su presencia hasta que le habló. Aún seguía pensando en aquellos hipnotizantes ojos celestes. Siguieron hablando largo rato sobre temas sin importancia, solo querían distraerse.
A lo largo de la tarde fueron llegando amigos y parientes de Elena: su tía Jenna con su novio, Ric; sus amigas Bonnie y Caroline; su primo Stefan; su mejor amigo Matt; su tío Enzo; y sus otros hermanos, Nik y Elijah. Ninguno se fue hasta que la enfermera les obligó.
Antes de la cena, Elena tuvo otra revisión. La última vez solo comprobó sus constantes vitales y le miró las pupilas, ahora se disponía a comprobar la cicatriz. Casi se cayó de la cama cuando vio que le levantaba el camisón hasta la altura del pecho.
—Tranquila, tranquila—rió levemente deteniéndose—No quería asustarte, pero tienes la cicatriz en el costado.
—¡Oh! Sí, perdona. No sabía que la tenía ahí, lo siento—de nuevo notó sus mejillas arder. Rezó para que Damon no se hubiera percatado.
—Bien, está perfectamente. En un par de días te quitaremos los puntos—dijo apuntándolo en sus papeles.
—Genial, gracias—le respondió con una sonrisa. Damon correspondió con otra y se quedó un par de segundos mirándola, fijándose en sus mejillas sonrojadas.
—¿Estás ruborizada?
—¿Qué? No, no, es que...
Damon rió levemente, mostrando sus hoyuelos. Le inspiró mucha ternura aquel color rosado, recordándole a algo del pasado. Algo que ahora mismo Elena seguro que no recordaría. La chica enrojeció aún más.
—No tienes por qué ruborizarte, hago esto todos los días—dijo divertido.
Elena no supo que responder, así que se limitó a sonreír. Siempre que no sabía qué hacer se limitaba a sonreír. Damon hizo lo mismo y se sentó a su lado tomando su mano.
—Elena, ¿qué es lo último que recuerdas?—se quedó un momento pensando. Recordaba lo que pasó justo antes del accidente, y se acordaba de sus familiares y amigos, pero no recordaba nada más. No recordaba si había ido al instituto, si había comido...
—Yo... solo recuerdo que llovía mucho, pero aun así cogí el coche para ir a la casa del lago...luego solo recuerdo que había alguien en el puente, di un volantazo y caí al río.
Damon la miró fijamente, escuchando y analizando cada palabra. La chica pudo notar algo en su mirada. Le pareció tristeza. «¿Por qué tristeza?», pensó.
—Bien, eso es todo por hoy. Descansa, mañana veremos qué tal estás—se levantó y se fue por donde había venido. Elena no supo cómo reaccionar. No sabía a qué había venido ese gesto de acercamiento por parte de su médico, pero en su interior nada le había impulsado a alejarse. Todo su cuerpo le había pedido que se abrazase a él, que se perdiera en sus ojos y que se olvidara del mundo.
Aquella noche en sus sueños pudo recordar algo más. Recordó unos ojos celestes, una sonrisa, un lago...y después oscuridad.
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El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA]
FanfictieElena despierta en un hospital, sin memoria. Poco a poco irá recordando experiencias, personas, el por qué de su amnesia...Pero, ¿podrá soportarlo? Su médico, un apuesto moreno ojiazul, se entregará en cuerpo y alma para ayudarla. Os animo a descub...