Miedos del pasado

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—Jenna, cálmate, cálmate—Alaric estaba en la casa Gilbert tratando de calmar a su novia, quien había salido de su examen semestral hecha un manojo de nervios.

—No puedo, no puedo. La he cagado, la he cagado pero bien...

—¿Podrías por lo menos dejar de dar vueltas como una posesa? Me estoy mareando—la chica reaccionó y se paró mirando a su novio. ¿Cuánto llevaba ahí? Cuando se iba a su mundo perdía la noción del tiempo y no se enteraba de nada. Alaric se acercó y la abrazó. Ella se dejó hacer, pero tardó unos segundos en corresponderle. Aún seguía dándole vueltas al examen.

—No te preocupes, seguro que te ha salido mejor de lo que crees.

—Más me vale, porque si no...

—Ey, ey, ey, escúchame—la interrumpió apartándose un poco para mirarla directamente a los ojos—No puedes dejar que esto te afecte así. La vida no es solo estudiar, no se va a acabar el mundo si suspendes este semestral. Vas a aprobarlo porque eres la mejor de la clase, y si no lo apruebas, sacarás un diez en el siguiente para recuperarlo y listo. Pero deja de comerte el coco, porque no vas a solucionar nada—Jenna asintió, respiró hondo y hundió su rostro en su hombro. Allí se sentía segura. Ric la abrazó y la consoló. Sabía lo importante que era para su chica la universidad.

Unos ruidos en la puerta les sobresaltaron y les hicieron separarse. Ric fue a abrir mientras obligaba a su novia a sentarse y tomarse una tila.

—Hola, Caroline. Pasa.

—Gracias. Venía a por el diario deElena—Ric y Jenna la miraron extrañados—Una larga historia. Queremos que Elena recupere su memoria, y si lee su diario confiamos en que lo hará más rápido.

—Creo que lo guardaba dentro de su almohada—le dijo Jenna señalando escaleras arriba.

—¡Gracias!—respondió mientras salía disparada a la habitación de su amiga. Sabía que aquello era una locura, una idea disparatada, pero estaba dispuesta a lo que fuera con tal de ayudarla a recuperar sus recuerdos. Al entrar se quedó petrificada: todo estaba revuelto, la ropa por el suelo, los cajones abiertos...parecía que un tornado acabara de pasar por allí. No supo cómo reaccionar. Cuando miró hacia la ventana vio una sombra, que en seguida se esfumó. Tras unos segundos se puso a buscar el diario frenéticamente, pero algo le decía que no lo encontraría. No allí.

Tras registrar cada palmo de la habitación, sin resultado, bajó al salón.

—Jenna, creo que alguien ha entrado a robar a...—se detuvo antes de entrar al salón. Jenna y Ric se besaban apasionadamente, y al oírla fue Jenna quien se apartó para poder hablar—Lo siento, no sabía que estabais...

—No te preocupes—dijo mientras se atusaba el pelo, completamente ruborizada—¿Qué decías de un robo?—siguió mientras se levantaba y se acercaba. Alaric la siguió de cerca, algo ruborizado también.

—La habitación de Elena está revuelta, todo está por el suelo, y en la ventana me pareció ver a alguien, pero fue solo un segundo. El diario no estaba, es lo único que ha desaparecido.

Ric analizó cada palabra en profundidad. Se hacía una idea de quién podía haber sido.

—No te preocupes. Vuelve al hospital, aún faltan un par de horas hasta la cena, puedes estar con Elena hasta entonces. De paso, ¿podríais llevarle esto a su médico? Él sabe lo que es y para qué—dijo entregándola una bolsita con una cajita dentro. Caroline asintió y se fue al hospital. Quiso llamar a Bonnie para contárselo, pero decidió que sería mejor esperar a después de la cena, cuando ya se hubieran marchado.

El Doctor de Ojos Azules [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora