CAPÍTULO 13.
Tiene un plan, un plan fantástico, recogerá a Harry bien temprano y se irán a trabajar de buena mañana. En agradecimiento por lo de ayer ha pensado en ofrecerle un buen picnic en la playa. Confía en que Harry no tenga otros planes. Han hablado mucho pero realmente Louis aún no ha descubierto qué es lo que hace en Fowey, ni por cuánto tiempo y sin saber muy bien por qué son preguntas que quiere hacerle.
Prepara una enorme mochila con todo lo que puedan necesitar. El día les acompaña y con suerte podrán bañarse en el mar.
Lo telefonea a primera hora y se citan en el vestíbulo de Old Quay House y nuevamente en el coche rojo salen rumbo al acantilado.
Harry no tiene la mejor de las caras, ese chico siempre aparece ojeroso y enfermo, no sabe si atreverse a preguntarle y finalmente se conforma con unas cuantas cuestiones de cortesía típicas de un buen conserje.
Trabajan toda la mañana casi sin interrupciones. Se ha instalado en la galería y escribe sobre un pequeño tablón apoyado sobre sus piernas. Aquella casa es el lugar más tranquilo e inspirador que pudiera imaginar. La letra fluye casi sin control.
A eso de la una Harry comienza a recoger todo el material y las herramientas y lo avisa para ir al hotel.
L: Al hotel? De eso nada , he traído comida como para alimentar a todo un regimiento, creo que es lo mínimo que puedo hacer por ti después de todo lo que pasó ayer- dice mientras señala la mochila que ha dejado en la entrada.
H: Por mí, perfecto! Pero no sé yo si será muy higiénico comer en la cocina, de hecho creo que nos han abandonado hasta los ratones- Louis le hace un gesto con la mano señalando el acantilado como si fuera el gran escaparate de un concurso de televisión.
L: Por qué no bajamos hasta la playa? sólo hay que dar un pequeño rodeo y podemos ir dando un paseo. Nos vendrá bien un poco de aire para despejar las ideas- sonríe a modo de invitación, quiere con todo su alma que el otro acceda. No sabe por qué pero siente cosquillas en las palmas de las manos.
Siempre le han dicho que la euforia es contagiosa y sin duda en ese momento el siente que va a explotar de alegría y no sabe muy bien cuál es la razón, la casa, la escritura, el paisaje…o es por Harry?
CAPÍTULO 14.
Louis está loco por vivir, loco por hablar, incluso parece que loco por salvarlo, con ganas de todo al mismo tiempo, nunca bosteza ni habla de lugares comunes. Arde todo el tiempo igual que las estrellas.
Realmente son polos opuestos. Harry nunca había sido una persona muy activa, pero desde el diagnóstico parecía que se había marchitado de una forma ciega, levantando un muro invisible de negación y pesimismo entre él y el mundo. Se había vuelto completamente gris.
No pudo resistirse a la invitación. El día se ofrecía cálido como algo deliciosamente planeado.
Pasearon mientras charlaban como buenos amigos, la conversación era fluida y las preguntas de su amigo continuas. Quería saberlo todo y entre una y otra también descubrió cosas sobre Louis; era tres años mayor y un gran aficionado a los deportes y la literatura. Tenía la friolera de 4 hermanas menores y uno de sus mejores amigos era el chico de la inmobiliaria.
Él intentó disimular en la medida de lo posible, no quería mentirle, pero tampoco consideraba oportuno confesar ciertas cosas. Era obvio que tenía dinero y un poco por encima le explicó que únicamente era consecuencia de una herencia recibida por una pérdida muy dolorosa hacía unos cuantos años. En cuanto a su cambio de residencia, sencillamente había huido de Londres buscando un poco de calma y un cambio de aires.
L: Pero piensas quedarte mucho tiempo?- Le inquirió curioso
H: Creo que el concepto de mucho o poco tiempo es demasiado subjetivo. Pero si te sirve de respuesta, te diré que me quedaré todo el tiempo que pueda-Seguían comiendo entre la arena de la playa y comenzaba a tener mucha sed. Louis sólo había traído vino y cervezas, asique tuvo que conformarse y beber un poco. Por un poco no creía que fuese a pasarle nada.
Se dejó llevar, lo estaba pasando realmente bien y esa sensación del primer mareo que produce el alcohol le hacía reír sin medida y sentirse entre las nubes. No supo decirle que no a su amigo y acabaron bañándose y jugando como dos niños pequeños.
Nunca había disfrutado tanto de un picnic, estaban algo borrachos y sin darse cuenta una perfecta noche de principios de otoño se les había echado encima. Recogieron algo de leña y encendieron un cálido fuego de llamas azules. No quería que acabara aquel día ni todas aquellas sensaciones.
Permanecieron sentados alrededor de la fogata mirándose a los ojos, los silencios no se hacían incómodos entre ellos, como si fueran amigos de toda la vida.