CAPÍTULO 22.
Sintió el contacto de los labios de Louis y una especie de electroshock lo acompañó, como si mil estiletes punzantes y dulces se clavaran bajo su lengua y a su paso a través de la boca , paladeó un universo de mil sensaciones; fuego intenso, canela y vainilla. Quería tocarlo por sobre todas las cosas.
Un estúpido sentimiento de desesperación lo abordó y tomando conciencia de lo que estaba sucediendo, separó al mayor.
H: No, ya basta. Lo deseo, lo deseo de verdad, pero no puedo, no podemos, No está bien- no sabía cómo disculparse. El rostro de Louis parecía el de un colegial contrariado. Se le veía francamente incómodo y perdido.- no soy gay y siento si te he hecho entender lo contrario.
Sabía que estaba asestando una puñalada en el orgullo de Louis. Sabía que le estaba hiriendo en lo más profundo, creía que él nunca lo perdonaría y eso era lo que buscaba. En aquel momento no le importó decirle algo que significaba perderlo, porque lo suyo con Louis estaba destinado a fracasar desde el principio.
L: Yo tampoco soy gay! qué cuernos tiene que ver eso con nosotros dos? No acabas de decir que lo deseas!? Pues yo también lo deseo- le dice gritando, casi sin aliento- y es lo único que tengo claro ahora mismo y no me hace falta saber más! no necesito saberlo todo, ni definir las relaciones o a las personas. En el fondo sólo estoy buscando averiguar cómo he llegado aquí, qué ha pasado conmigo, con nosotros.
La mirada baja de Louis no logra ocultar las lágrimas que se agolpan en sus ojos.
Harry se siente culpable, el mundo ya se ha hundido a su alrededor mil veces, y hasta la muerte se ha convertido en algo asumido. Gracias a eso ha sido capaz de saltarse las barreras que el mismo había construido para protegerse, para evitar que las pasiones lo avasallasen. Se había liberado de las ataduras y malos recuerdos en su huida y había abierto su corazón sin darse cuenta al llegar a aquel lugar.
Eso era exactamente lo que había sucedido y ahora sólo se reconocía en esos ojos azules que tenían la apariencia de un pozo de agua fresca.
Con gran pesar tomó del cajón de su escritorio los resultados de sus últimos análisis, junto con el informe médico del Dr. Cowell. Había decidido ser sincero por Louis, por los dos.
CAPÍTULO 23.
Con la espalda encorvada y los codos sobre las rodillas Harry sujetaba un sobre entre sus manos, como si quisiera dejar que se deslizara hasta el suelo…había palidecido, como si la tierra entera estuviera temblando.
…Cuando terminó de leer, una punzada de dolor lo atravesó y se dejó caer a su lado. Le acaricia la mano y sin darse cuenta, lágrimas desesperadas le manan silenciosas de los ojos, muchas, muchas, muchas.
H: No llores, Louis, por favor, no llores- Lo abrazó arropándose contra su cuerpo. Se sentía quieto y vacío como en el ojo de un tornado, moviéndome sin ninguna fuerza.
La boca seca, las palabras perdidas.
Aquel perfecto hombre que tenía a su lado estaba enfermo, estaba gravemente enfermo. Los resultados de sus análisis eran incontestables. Tenía sida y por lo que podía deducir del informe del médico, Harry debía comenzar a medicarse cuanto antes.
H: Esa es mi historia. Te dije que estaba roto…-Harry se le quedó mirando con la expresión tensa, pero poco a poco el rictus se suavizó y se fue transformando en una sonrisa. Louis se la devolvió, contagiado por la ternura que le comunicaban aquellos ojos verdes. No podía evitarlo, a pesar de todo, le gustaba, lo quería, lo conmovía.
L: No te preocupes, yo puedo ayudarte-dijo intentando sonar alegre, al tiempo que sostenía sus manos- Intentaremos arreglarte con mucho aire fresco y alguna que otra pastilla.
H: No voy a tomar ninguna pastilla Louis- su rotundidad no daba lugar a ningún tipo de respuesta- es mi destino y no voy a dejar que esta maldita agonía me consuma ni un minuto más de lo necesario.
L: Pero ahora me tienes a mi – los nervios le jugaban malas pasadas a su voz – yo te acompañaré, si quieres podemos ir a Londres, haré todo lo que sea necesario.
H: No necesito más compasión, por…por favor- era frustrante la cabezonería de aquel chico, aquello no era compasión, por supuesto que no lo era!- tú eres demasiado importante para mi…no quiero tener que salir huyendo.
L: No pienso dejarte escapar – están prácticamente pegados y Harry suspira sobre sus labios, sintiendo como ligeramente sus cuerpos se tocan. Louis necesita alejarse, necesita tomar algo de aire, pero al mismo tiempo no puede parar.