CAP. FLASHBACK Y 19

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FLASHBACK

No recordaba cuando había escuchado por primera vez la palabra incurable. De hecho no sabía cómo no se había vuelto loco antes de abandonar el hospital, con todas aquellas personas teniendo cuidado de no herirlo o lastimarlo con sus palabras. Con toda aquella compasión odiosa y sin Nick.

Harry no duerme, es incapaz. La cama le resulta fría y enorme y Nick no está. Trata de dormir en ella los primeros días, pero no puede. Sólo consigue unas pocas e irregulares horas de sueño que normalmente se convierten en pesadillas.

Nick lo ha abandonado.

Ha sido el amor de su vida, lo ha deslumbrado con su ingenio y personalidad arrolladora. Fue su primer novio con todas las letras y todas las consecuencias. Su primera experiencia sexual completa y el primero y último en romperle el corazón.

Comenzó a sentirse enfermo desde el primer día que se encontró solo. Está permanentemente cansado y se encuentra vacío y febril. Le tiemblan las manos continuamente y le falla la respiración. Deja de comer, ha perdido el apetito.

Su hermana Gemma comienza a preocuparse , pese a que se oculta, sabe que Nick se ha aprovechado de él a todos los niveles y que Harry se ha dejado hacer, tanto económica como físicamente. Ve como cae lentamente, como se derrumba y no puede hacer nada, Harry la ignora.

Finalmente entre Niall y ella consiguen arrastrarlo a hacerse unas pruebas médicas.

Niall sabe algo que los otros dos desconocen. El es un empresario de la noche londinense y en ese mundo todos se conocen, como si se tratase de una pequeña familia, todos saben de todos. Últimamente no deja de oír que Nick está enfermo, que está enfermo y está haciendo cosas terribles.

El corazón late fuerte en su garganta cuando escucha las letras VIH saliendo de la boca del Dr.Cowell. Cuatro pares de manos lo retienen intentando calmarlo. No se puede tranquilizar, se siente sin voluntad, completamente ridículo.

Cerrando los ojos con fuerza se le escapa un gemido de dolor, Harry cuenta los segundos en su mente. El tiempo se ha parado. Lo único que quiere es desaparecer, quiere irse a la cama, le duele la cabeza, se nota la garganta irritada y teme que el corazón se le desangre lentamente hasta provocarle la muerte.

La aventura de su vida ha terminado, es su destino y no va a dejar que lo disfracen con absurdas pastillas que prolonguen su agonía.

CAPÍTULO 19.

Estaba tan asustado que apenas podía respirar. Había pasado el que consideraba el peor día de toda su vida, creía que Harry se moría y que se moría delante de él sin que pudiera hacer absolutamente nada por salvarlo. Él, que era todo un guerreo, un luchador, un valiente y ni tan siquiera se había dado cuenta de lo que estaba pasando delante de sus narices.

Había llorado como no recordaba haberlo hecho nunca, se sentía inútil, inservible. Quería ayudarlo sobre todas las cosas y no sólo no lo conseguía, sino que provocaba su lado más oscuro.

Harry era como un resistente y delgado hilo de telaraña, creado de mil maneras y con mil secretos. Elástico, nítido y en ocasiones resplandeciente. Confuso como una maraña de nudos y opaco la mayoría del tiempo.

Iba conduciendo el pequeño Cayman rumbo al hotel, el coche parecía reflejar el estado de sus ocupantes. Louis lo había usado para el traslado hasta el centro médico y aquello era un desastre de ropa ensangrentada. El silencio entre ellos era denso y no quería ser él quien lo rompiera.

Lo guió hasta la habitación y entró con él. No quería dejarlo solo, no quería despedirse. El más joven no se alejaba; y le rozaba tímido al pasar, agradeciéndole la compañía con la mirada.

Quiere quedarse y no sabe como ofrecerse sin resultar violento o intrusivo. Espera sentado junto al escritorio mientras el otro se cambia en el baño, dispuesto a despedirse con un abrazo.

El abrazo llega y no se termina. Es fuerte, es estrecho, es cálido. Louis se agarra como a una tabla de salvación y no piensa soltarse. El cuello de Harry es el lugar más confortable en el que ha estado jamás. Necesita que el mundo pare por un segundo.

Embriagado por su olor intenta separarse.

L: No puedo…no sé que sentir- se explica innecesariamente; está a punto de derrumbarse. La situación lo sobrepasa.

El chico lo invita sin palabras, le hace un gesto para que se siente en la cama con él.

H: Quédate a dormir, sólo por esta noche- parece estar suplicando y Louis no sabe decirle que no. Luego lo abraza y se hunde con él entre las suaves sábanas.

Apagan la luz. Basta de miradas. Quedan las manos, los cuerpos, la piel. El tacto está antes que la vista, es el único lenguaje que no conoce la mentira.

Siente como rápidamente sus respiraciones se acompasan. Él permanece despierto como si no quisiera desprenderse de la emoción de aquella experiencia al límite.

MY WRISTS ARE RIVERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora