CAP 30 Y 31

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CAPÍTULO 30.

Son las 3 de la mañana y después de una larga charla repleta de confesiones, Harry intenta conciliar el sueño, exhausto. Después de dar muchas vueltas, decide tomar un par de somníferos. Las pastillas le ayudarán a sepultar el recuerdo de Nick, ese recuerdo que sin querer han traído Niall y Gemma, bajo una piadosa manta de nada.  Quiere sumergirse en esa paz sin imágenes que lo atormentan y por fin poder borrar el recuerdo que lo golpea.

Un toque en la puerta lo saca de su mundo. Es Louis.

Sus ojos están desolados, como un mar que se agita tormentoso, la voz baja y quebrada.

L: Hola!

Harry sabe que el castillo de naipes que ha construido alrededor de Louis está a punto de derrumbarse y por más que lo intenta no se siente capaz de frenar, de parar, esta locura. Su boca está tan seca que apenas puede contestar. Sabe que debe alejarse pero sin darse cuenta se encuentra entre  unos cálidos y fuertes brazos que lo envuelven. Las palabras de rechazo se niegan a salir.

Al principio apenas rozó sus labios con los propios. Entonces entretejiendo los dedos de su mano en el espeso cabello castaño, profundiza el beso y Louis gime entre dientes.

Ambos desesperados y hambrientos no pueden controlarse a sí mismos. Louis besa a Harry, lanzando los brazos a su cuello, tirando de los rizos. Harry gruñe ante la sensación y pone los brazos en las caderas del otro acercándolo más y más. Cuando por fin se separan para recuperar el aliento, mira al otro mareado con una emoción que no puede nombrar. Sus ojos brillan y el corazón comienza a acelerársele.

H: No!- un rayo de pánico lo atraviesa cuando se da cuenta de lo que está a punto de suceder. Necesita toda su fuerza para apartarle, está empezando a sentir un nudo en el estómago.

H: Suéltame!- susurra desesperadamente. Louis lo mira extrañado- Suéltame Louis!- dice más alto, empujándolo sobre la cama.

En el momento en el que Louis reacciona, Harry ya está a medio camino de la puerta a punto de desaparecer, mientras se tambalea.

El mayor lo sigue y lo atrapa y puede ver su rostro lleno de lágrimas. Harry siente en un latido sordo como si le quitaran todo el aire de golpe.

CAPÍTULO 31.

Louis sigue llorando y mira a Harry para compartir su desconcierto; no entiende por qué lo rechaza. Traga en seco, suspira con frustración y se cubre la cara, no sabe qué hacer.

Deja correr las lágrimas, con la mirada perdida y el rostro consternado en un gesto angustiante. Ante la falta de respuesta del otro, lo esquiva y abre la puerta.

H: No te vayas! –le pide y siente toda la injusticia del mundo sobre él- Por favor, no te vayas!-insiste acercándose unos pasos más y abrazándolo por detrás, hundiendo su rostro en su espalda- quédate a dormir- murmura Harry con voz nerviosa.

Los papeles han cambiado. Ahora es Louis el que está perdido, el que necesita consuelo. Está borracho, triste y completamente excitado, no debería acceder, pero su raciocinio hace tiempo que lo ha abandonado. Sabe que necesita alejarse de él para poder olvidarlo, porque aquellos sentimientos se están volviendo cada vez más dolorosos. No sabe cómo manejar la situación porque nunca en su vida se ha visto en nada parecido.

Se gira y asiente levemente con la cabeza. Harry lo toma de la mano y cariñosamente lo acompaña a la cama. Se tienden juntos, Harry lo sobrepasa en altura y lo recoge entre sus brazos, mientras él posa un brazo sobre los ojos intentando contener las lágrimas calientes que se derraman por los lados de su cara. Se siente en carne viva en su interior, arañado y sangrante…herido.

Escucha disculpas, escusas, palabras de aliento. Harry lo consuela con caricias tibias y suaves besos, dándole vanas esperanzas.

El alcohol, al igual que lo ha llevado a aquella crisis, ahora lo aleja de la realidad y sumido en la más nebulosa de las confusiones, es consciente de que ciertamente se ha enamorado de Harry, no puede negarlo y eso hace que un terror agudo le bulla por dentro.

Una nueva idea se forma en su absurdo intento de conciliar el sueño y se siente utilizado. Tiene la sensación de haber sido una especie de terapia pasajera, un consuelo inesperado para alguien que en realidad reclamaba la presencia de los suyos, que gracias a Louis han aparecido como por arte de magia. El orgullo hace acto de presencia de forma irracional y se siente ofendido y expuesto.

La respiración de Harry sobre su oído se acompasa en lo que parece un dulce sueño, tranquilizándolo levemente.

MY WRISTS ARE RIVERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora