Después de hacer las compras en el supermercado, Max me llevó con los caballos. No tenían uno solo, tenían cinco caballos. CINCO CABALLOS.
"Max, una pregunta un poco tonta. Pero... ¿Ustedes no son cuatro?".
"Estemm...", no había sido una pregunta tan difícil como para que se pusiera a dudar.
"No me digas que es un caballo de repuesto porque eso es cruel".
"Ay, no Ellie. Fue idea de mamá. Hace dos años estuve saliendo con una chica, y mamá se entusiasmó. Creyó que sería LA chica, y bueno...".
"¿Se entusiasmó?", no pude evitar reírme, "cuando mis papás se enteraron que salía con Tom, compraron platos y cubiertos nuevos".
Estaba tentada, no podía parar de reír.
"Claro, ves una cama y ya asumes que soy un Don Juan. Pero te cuento lo del caballo y te agarra un ataque de risa", estaba rojo cual tomate.
"Lo siento", estaba llorando de risa. Me tomó unos minutos poder parar.
"No tienes remedio", y me empujó suavemente hacia adelante.
A mi me toco montar el caballo en cuestión. Era hermoso, con un pelaje negro azabache y un nombre que le iba a la perfección, Silvestre. Max montaba el suyo, de color té con leche con las crines rubias; se llamaba Lucky. Recorrimos casi todo el bosque, de vez en cuando al galope, haciendo carrera, y otras a paso lento disfrutando el paisaje. Todo parecía un sueño.
Perdimos noción del tiempo y llegamos a la cabaña para la hora de la cena. No teníamos muchas ganas de cocinar, pero estábamos muertos de hambre. En medio de la cena me invadió el pánico. Cuando termináramos de comer, seguramente iríamos a dormir. Juntos. Los dos. En la misma cama.
"¿Pasa algo".
"No, nada", era una muy mala mintiendo.
"Ellie...".
"En serio, no es nada", si me daba miedo pensarlo, mucho más me daba tener que hablar del tema.
Después de comer el postre, y haber ordenado todo, nos fuimos a la habitación. Yo estaba buscando en el placard algún pijama, con la esperanza que mi hermana haya guardado uno de los suyos; entonces Max rompió el silencio.
"Todo este tiempo te encontré siempre a medio vestir, y justo ahora me entero que tenés pijama. ¿Algo que decir a tu favor?".
"Punto número uno, no tengo pijama. Esperaba que mi hermana me haya guardado uno de los suyos. Y punto número dos, todo era un plan macabro para descubrir tus intenciones", ya me había dado por vencida.
No tenía ningún pijama, y la única remera que podía usar para dormir, era una muy ajustada.
"¿Mis intenciones?", y vi como se acercaba a mi."Estem... Bueno si. Se.. Se podría decir que si", me estaba poniendo muy nerviosa. "Max, ¿por qué me estas mirando así? Me estas poniendo más nerviosa de lo que ya estoy".
Ya lo tenía frente a mi, y no dejaba de mirarme a los ojos. Si no decía algo en los próximos segundos me iba a agarrar un ataque.
"No te miro de ninguna forma, Ellie. Simplemente eso, te miro", y puso una de sus manos en mi mejilla. "¿Por qué estas tan nerviosa?".
"Bueno, se podría decir que es mi primera vez", era hora de la venganza. Sacó su mano de mi cara y abrió los ojos cual plato.
"¿Qué? Es una broma, ¿no?".
"No, claro que no. Es la primera vez que...", y me acerqué más a él. "¡Es la primera vez que caes en mi trampa", e inmediatamente le vacié la pistola de agua en la cara. Mi hermana, me había dejado una pistola de agua con una nota.
"Ellie, cuando vuelvas quiero todos los detalles. Pero por favor, disparale con esto. El muy maldito escondió mis cereales trix".
"Muy mala elección, Ellie. Muy mala elección", y me empezó a correr. Me dolían las piernas de cabalgar, por lo que no fue una larga persecución. Me hizo upa, y me llevó de regreso a la habitación.
"Sabes que si grito, alguien va a venir a socorrerme", me arrepentí al instante de haber dicho eso. Max arqueó una ceja, y se rió.
"No creo que quieras que te socorran, monstruito".
"Monstruito y engendro. Dios vamos a ser la envidia de todos", traté de cambiar de tema y esperar que no notara el color bordó de mis mejillas.
Antes de dejarme en la cama, fue al equipo de música. Lo encendió y estaba sonando mi canción favorita, parecía a propósito:
"Picture me standing on the tip of my toes,
eyes fixed upon her curiosity grows and
she's a new face that nobody knows.
But she's got something makes me wanna know more"."Ellie... Yo...", no lo dejé hablar. Si hablábamos me iba a poner nerviosa. Y no quería eso.
Entonces lo besé. Fue un beso cargado de pasión, y todo se empezó a nublar. La ropa empezó a decorar el piso de la habitación, al igual que las frazadas y sábanas.
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Me tuviste con un "Hola"
Romance"Que quede en claro que sólo hago esto porque mi psicólogo me lo pidió. Si fuera por mí jamás llevaría un diario, demasiado cursi para mi gusto. A ver, por dónde empiezo... Ah sí, esto es inútil". Bienvenidos al diario de Ellie.