El silencio era ensordecedor, y sentía que me perseguía a donde quiera que fuera. Todo parecía una pesadilla, no tenía sentido. Se supone que la primer semana de noviazgo es todo color de rosas, alegría que empalaga, no esto.
¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?
No quería hablar con los amigos de Max, de hecho silencié el grupo y no contestaba los mensajes de Connor preguntándome si los preparativos iban bien, o si necesitaba ayuda. Creía que estaba manejándolo bien, pero el timbre de mi celular decía lo contrario, era Lexi.
"Ellie, nena, estas desaparecida, ¿todo en orden?".
"Lex, si... Bah, no... En realidad, no se", no podía mentirle. Era la única que se había preocupado, ni Carla me había llamado y eso que le mandé miles de mensajes y la llamé miles de veces más. Necesitaba hablar con mi mejor amiga de esto, pero al parecer no le importaba. No podía despreciar a Lexi, aunque no la conociera lo suficiente.
"¿Querés que nos juntemos? Se que es domingo a la tarde, pero si no tenés planes podemos ir a cenar, o mañana podemos ir a almorzar después de la facu", ella cursaba en mi misma facultad pero hacía otra carrera, Administración.
"¿Domingo? Mierda, se me fue el fin de semana y ni cuenta me di. Mejor mañana, ¿dale?", se terminaba el fin de semana y yo seguía sin hablar con Max.
"Perfecto, nos vemos mañana entonces. Y Ellie, come algo dulce, eso siempre ayuda".
"Tengo un paquete de chocolate en la mano, jajaja", era bueno saber que mi familia no era la única en pensar que algo dulce siempre ayuda en los malos momentos.
Cuando ya no tenía más chocolates que comer, me di cuenta que ya no podía seguir aplazando el asunto, tenía que ir a lo de Max. Creo que nunca caminé tan lento en mi vida, practiqué que decir mil veces en mi mente y mil veces lo cambié. Así que como método de relajación fui puteando todo el recorrido.
Fue Tobi el que me recibió. Estaba preocupado de no haberme visto tan seguido, pero logré cambiar el tema y hablamos un rato de cómics.
Me dijo que Max estaba en su habitación si tenía ganas de intentar hablar con él.
"¿Intentar? ¿Cómo que intentar?".
"¿Qué a vos también te esta haciendo lo mismo?", definitivamente no entendía nada.
"¿Qué pasa, Tobi?".
"Nos ignora, hace días que no sale de su cuarto. Y creo que tampoco esta comiendo. Pero no pensé que también te hiciera lo mismo a vos. Definitivamente le voy a tener que morder los tobillos", no pude evitar reír.
Estuve diez minutos como mínimo golpeando la puerta de su habitación. No había caso, y cada vez perdía un poco más la paciencia.
"Max, no pienso ir a ningún lado. Si en los próximos 5 minutos no me abrís la puerta juro que voy a llamar a los bomberos para que la abran a hachazos".
Debo haber sonado muy convincente porque abrió la puerta al instante.
Me sorprendieron 2 cosas, lo desordenada que estaba su habitación, y la cantidad de dibujos desparramados por todos lados. Era asfixiante estar ahí.
"¿Me podés decir que carajo te pasa?", no me interesaba ser amable, ese lujo lo había perdido hace días.
"Nada", no me miraba, estaba sentado con un lápiz en mano. Se lo saqué de un manotón, mi paciencia había llegado a su limite.
"Mirame cuando te hablo. No podes llamar a esto nada. Algo pasa, y quiero saberlo. Sea lo que sea te voy a escuchar", me miraba pero sentía que no me veía. Parecía como tildado, ido.
"Por favor, Max", se sentó en la cama aplastando un montón de dibujos.
"Simplemente quiero dibujar", este tipo me estaba cargando.
"¡La puta madre, loco! ¿Me viste cara de tonta? Estoy hablando en serio. Algo te pasa, y desde que volvimos del viaje estas raro. Y me molesta mucho que no confíes en mi lo suficiente para contarme. Pero sabes qué, me cansé Max. ¿Te digo por qué me llamó Connor? Te estábamos organizando una fiesta de cumpleaños. Una puta fiesta sorpresa", exploté. Creo que ni Max se lo vio venir, pero más me molestó como le cambió la expresión. Se le iluminó la cara, tenía ganas de pegarle.
"¿Qué? ¿En serio?", hubiera preferido que no dijera nada.
"Decime por favor que me estas cargando. ¿Qué clase de persona crees que soy, Max?", las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, pero hacía que me enojara aún más.
"Ellie...", no lo dejé hablar.
"No Max, dejame terminar. Me enamoré de vos, Max. Y te amo a vos. Creí que eso estaba en claro, al parecer me equivoqué".
Ya me había dado la vuelta dignada en irme, pero me tomó del brazo.
"No voy a dejar que cruces esa puerta", y me atrajo hacia él.
"Max, por favor", pero me calló con un beso.
"No, Ellie. No voy a dejar que cruces esa puerta. No voy a dejar que te vayas. Si hay que discutir, vamos a discutir. Si me querés putear, puteame, creo que me lo merezco. Pero sólo con la condición de que cuando eso termine, voy a poder darte un beso y llamarte monstruito. Es así como funciona, no importa que pasen horas. Repito si hay que discutir, vamos a discutir, siempre y cuando te quedes hasta que lo solucionemos. Esa es mi única condición".
ESTÁS LEYENDO
Me tuviste con un "Hola"
Romansa"Que quede en claro que sólo hago esto porque mi psicólogo me lo pidió. Si fuera por mí jamás llevaría un diario, demasiado cursi para mi gusto. A ver, por dónde empiezo... Ah sí, esto es inútil". Bienvenidos al diario de Ellie.