Despertar al lado de Max fue increíble, casi un sueño. O al menos lo hubiera sido si hubiera estado en la cama cuando desperté. ¿Dónde se había metido? Agarré lo primero que encontré en el piso y me lo puse, era la remera de Max, todavía llevaba el olor a su perfume.
Cuando llegué a la cocina me encontré con un dibujo pegado en la heladera con una nota. Ni bien vi el dibujo sonreí cual loca enamorada.
Éramos Max y yo en la cama, yo estaba durmiendo y el me besaba la frente. Definitivamente lo iba a poner en un cuadro cuando volviéramos a casa.
La nota decía: "Monstruito, fui al super por más comida. Vendrán a almorzar unos amigos, te veo en un rato".
¡¿QUÉ?! En todo este tiempo ni los había nombrado, y tampoco los había visto en el hospital. ¿Acaso no era eso lo que hacían los amigos, apoyarse en momentos como ese?
No pude seguir pensando mucho más, porque de inmediato se abrió la puerta y entró Max y su séquito.
"Engendro, ¿podrías haber especificado la hora en la que llegarían, no?", intentaba alargar de alguna forma la remera de Max para que no se me viera la bombacha.
"Sí, tenés razón. Esta vez no voy a discutirlo", y se fue a acomodar las cosas a la heladera.
"Bueno ya que Max no nos va a presentar como corresponde, me prestento. Mi nombre es Sam", un chico rubio y de ojos café me extendió la mano.
"Hola Sam, yo soy Ellie".
"Y el más atractivo de este séquito, por si te lo preguntabas soy yo. Un gusto, Connor", no iba a negarlo era atractivo. Alto, morocho, con unos ojos negros bien oscuros.
Estaba a punto de irme a cambiar cuando un mar de risas femeninas llegó a mis oídos.
"Ay, Max. Tendrías que habernos dicho que estabas ocupado", dijo una rubia de ojos verdes. Sentía como me escaneaba de arriba a abajo.
"Lo siento, soy Brooke. Novia del que se hace llamar el más atractivo del séquito. No nos gusta llevarle la contraria porque se vuelve insoportable, entonces dejamos que se crea su propia mentira", y me dio un abrazo. No se porqué se sentía como un abrazo de bienvenida al clan.
"Aunque todos sabemos que el atractivo acá es mi muchacho", besó a Sam y luego se volvió a mi, "soy Lexi". Y también me abrazó, era bonita. Morocha de ojos azules, hacía muy linda pareja con Sam.
"Un gusto conocerlos a todos, ahora me voy a poner algo antes de que le rompa la remera a Max".
"Ohh, así que la remera de Max, eh...", y dicho esto Connor comenzó a golpear y empujar a Max.
Era imposible que ese grupo cayera mal, y Connor en particular me cayó genial. Era el payaso del grupo, y no tenía filtro alguno. Las chicas, para mi sorpresa, también me cayeron genial. Me sentía como la mascota nueva, en el buen sentido claramente.
"Max, hermano. Debo reconocer que perdí mi apuesta", dijo Sam cuando iniciamos la segunda ronda de cervezas.
"¿Qué apuesta?", esto me sonaba a historia graciosa y quería saberlo.
"¿Cómo? Vamos Ellie, sobretodo vos tenés que saberlo", esto ya no me estaba gustando. ¿A qué se refería con, sobretodo yo?
"Bueno te lo voy a contar, hace dos años estábamos andando en skate en la plaza, esa cerca de tu casa. Y fue cuando nos dimos cuenta, Max te había echado el ojo. Le robamos su maldito cuaderno de dibujos, y notamos que aparecías en varios. Entonces hicimos una apuesta. Yo le aposté que nunca se atrevería a hablarte y que en su próximo dibujo sería uno tuyo y de tu novio".
"Dos años, pero bueno, nuestro nene no va a ritmo normal", dijo Connor a la vez que despeinaba a Max.
"Ya lo recuerdo, eran ustedes los que no paraban de gritar cada vez que pasaba a sentarme a mi banco de siempre, ¿no?", no podía creer que me hubiera olvidado de eso. Y tengo que reconocer que si bien en su momento me molestaba rotundamente aquello, ahora me parecía tierno.
"Siempre fueron una patada en el culo estos pibes", dijo Max al mismo tiempo que les pegaba en la nuca a ambos.
No fue hasta bien entrada la noche que se fueron los chicos. Hace rato que no me reía tanto, y sentía que los conocía hace siglos.
"Tus amigos me caen bien", le dije a Max mientras buscaba una remera para dormir.
"Tendría que habértelos presentado antes, pero...".
"¿Tanto miedo provoco? Voy a anotarme eso, en algún futuro me podría servir", era imposible, ¿dónde estaban todas mis remeras?
"No intentes más, Ellie. No están ahí", no dejaba de mirarme con una sonrisa pícara.
"¿Qué hiciste con mis remeras?".
"Solamente obstruyen mi camino".
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Me tuviste con un "Hola"
Romance"Que quede en claro que sólo hago esto porque mi psicólogo me lo pidió. Si fuera por mí jamás llevaría un diario, demasiado cursi para mi gusto. A ver, por dónde empiezo... Ah sí, esto es inútil". Bienvenidos al diario de Ellie.