Capítulo 86

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Emma

Pugnare mihi. — Lucha conmigo.

El icor recorrió mis venas y mi cuerpo se deterioró dejando tan sólo mi cara intacta, la espada que colgaba de mi cinturilla gritaba que la usara contra Lilith, pero ella no era el demonio que tenía que matar, por lo menos no aún.

Lilith lanzó un grito agudo y se abalanzó contra nosotros al mismo tiempo que le quitaba la funda a mi espada y me lanzaba contra ella. Parecía cámara lenta mientras estábamos en el aire pues ella sólo tenía como defensa sus propias garras y yo la espada que esperaba a hacer un swing perfecto y hacer un gran corte en su garganta.

Verno gruñó y fue contra Baruck, parecía que su pelea nunca terminaría y su madre siempre estaría del lado de su hermano a pesar de vivir aún en Edom y apoyar a Verno, era algo confuso.

Mi espada hizo el swing y cortó gran parte de la garganta de Lilith haciendo que lanzara un grito lastimoso y cayera en el lago por el vuelo que había tomado. Ella tomó su garganta tratando de parar el icor que manchaba el agua cristalina.

Gruñó en mi dirección y cifró unas palabras que no alcancé a distinguir. Supuse era una frase de curación pues el icor dejó de salir y su herida ardió para después cicatrizar.

La observé con el ceño fruncido y ella volvió a mí pero desapareció de mi vista, mientras la buscaba frenéticamente por el lago ella llegó por detrás y golpeó mi espalda lanzándome unos metros después del inmenso lago para caer casi en la orilla pero antes de caer sus filosas garras rasguñaron mi garganta de una manera más leve pues el filo de mi espada impactó en su costado por puro reflejo.

Toqué mi garganta y la sangre me hirvió por pura rabia.

Esa reina súcubo tendrá que ver como le voy a quitar su piedra preciosa.

Sentí sus pasos detrás de mí como si tuviera una visión arácnida y unos pasos antes de que llegara a tocarme lancé una patada en su estomago para que volara por los aires con gran sorpresa, salté y al llegar a su nivel mi espada cortó su vientre, cuando se quejó de dolor fue música para mis oídos y los ojos me hirvieron.

Mi cara se desfiguró convirtiéndose en la Emma que era antes con mi dominio total. Yo decidía qué hacía en este cuerpo y el poder que Baruck me había otorgado me invadió el cerebro.

Lilith impactó en el lago y volé para sacarla del agua y lanzarla al aire. De uno de mis bolsos saqué seis dagas y las lancé en su dirección. Para cuando Lilith se dio cuenta una daga ya había atravesado su hombro, la otra rozó su mejilla, una más estaba en su muslo y otra en medio de sus pechos.

Me puse arriba de ella y di una patada en su espalda para que volviera a impactar en el lago.

Aterricé en lo orilla donde Lilith tosía y de su boca salía icor en pequeñas cantidades mientras quitaba la daga de su muslo y la tiraba lejos.

— Así que tú eres quien quiere acabar con los que amo. — ladeé mi cabeza cuando Lilith cubría su cabeza y me observaba con terror. — Quiero ver que lo intentes.

Saque la espada de Edom y sin previo aviso y con una velocidad impresionante la clavé en donde se suponía que se ubicaba el corazón de Lilith. Ella rugió de dolor y mantuvo los ojos abiertos todo el tiempo.

Éste grito alertó a Verno y a Baruck pues conocían muy bien los gritos de su madre y como si fueran máquinas los dos abrieron los ojos con tanta impresión que dejaron de pelear.

Saqué la espada de su corazón y quité su corona de su cabeza, retiré la piedra de una de las ramas donde se encontraba y la guardé en mi bolsillo donde guardaba todas las piedras.

Baruck corrió hacia su madre cuando me alejé y Verno sólo se quedó observando.

—¿La tienes? — preguntó Jared mientras observaba mis ojos y yo a Verno quien tenía una expresión muy tranquila para ser ella la poseída.

Asentí con la cabeza y me dirigí al lado de Verno y de Nerea.

— Me alegra de que la tengas porque acabas de sentenciar tu propia muerte. — avisó Verno sin despegar sus ojos de su madre. Me congelé en mi lugar al igual que Jared y Nerea. — Baruck no va a descansar hasta verte muerta.

Caminó al castillo y la seguimos. De vez en vez volteaba a ver a Baruck quien calmaba a su madre casi al borde de la muerte.

— ¡Chicos! — llamó Nerea cuando ya habíamos entrado al gran salón.

Todos los ángeles yacían en el suelo, unos con sangre otros no. Parecía una masacre masiva y no había rastro de ningún demonio en particular.

Corrí a los cuerpos inhertes y tiré la espada al suelo mientras tomaba el pulso de Milton al mismo tiempo que Jared lo hacía con el de Karla y Nerea con Anton.

— Está vivo. — gritó Nerea mientras lo ayudaba a levantarse entre quejidos.

— Milton también. — grité mientras tomaba el pulso de Mason. — Mason vive aún.

Cada que nombraba a uno un sirviente de Verno aparecía y nos ayudaba a ponerlo consciente de nuevo.

— Emma. — llamó Jared alarmado. Corrí en su dirección y tomé el pulso de Dani. — Ninguno de los dos tiene pulso ya...

El mundo se cerró a mi alrededor. Dani y Crescente se tomaban de la mano mientras yacían sin vida ahora en el suelo.

—¿Cres?— los ojos se me llenaron de lágrimas. —¿Dani?

—¡Chicos! — llamó Nerea pero no hice caso pues estaba inmersa en la situación. — Zayd... No reacciona...

Mi cabeza se movió automáticamente y me levanté corriendo a tropezones al cuerpo de mi hermano.

— Por favor, por favor, por favor... — rogó Nerea mientras trataba de darle auxilios.

La aparté delicadamente y toqué su corazón, dejé mi mano un momento y las lágrimas aparecieron cuando ya no sentía su pulso, pero en un poco rato se sintió un latido y en el mismo tiempo otro.

— No está muerto, su presión está baja. — concentré mi poder en mis yemas y las oprimí de un jalón en el corazón de mi hermano.

El ritmo aumentó tan rápido que Zayd despertó sobresaltado.

Lo abracé sin darle tiempo a respirar y él me susurró cosas tranquilizadoras en el oído.

— Vamos, Emma, sabía que podías hacerlo. — dijo Jonathan desde los escalones sin ningún rasguño.

La sangre me hirvió y me levanté dejando a mi hermano llamando mi nombre.

Balanceé mi espada y sin aviso me lancé a Jonatahan.

Tus poderes no sirven contra .

Y la espada hizo un corte profundo en su cuello.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora