Desperté con el cuerpo masacrado y magullado, con vendas por todos lados.
Mis ojos viajaron por toda mi habitación sin reconocer el lugar y traté de aferrarme a pequeños recuerdos de lo que había pasado anteriormente para que estuviera en esta condición.
La sonrisa de Milton y las palabras que había dicho, vinieron directamente a mi cabeza. Después fragmentos de mi caída y mi recorrido hasta mi casa.
Miré al reloj en la mesita de noche y pude divisar las 2:00 de la tarde.
Estuve aproximadamente 7 horas inconsciente y me perdí la escuela.
No faltaba mucho para que los estudiantes salieran y Jared viniera a la casa para ver la razón por la que no había asistido.
De igual manera vería mi aspecto y podría darle una pista de lo sucedido.
Zayd entró a mi habitación y se quedó estático en mi puerta. Le devolví la mirada y el asomó su cabeza por la puerta llamando a Aine.
Zayd se aproximó a mi cama y se arrodilló frente a mí.
— ¿Emma? — preguntó.
— No, soy mi madre. — le dije rodando los ojos.
— Ya te extrañaba. —sonrió y yo junto a él haciendo una mueca de dolor. — Lo siento, no imaginé que sucedería esto. — se disculpó.
Asentí con la cabeza y cerré mis ojos.
— ¿Ya despertó? — gritó Aine entrando a mi habitación apresurada.
— No tan fuerte, Aine. — me quejé.
— Oh, lo siento. — se arrodilló a mi lado y tomó mi mano. — ¿cómo te sientes?
— ¿Qué sucedió? — me preguntó Zayd.
Aine le dio una mirada asesina.
Me quedé mirando a Aine. Pude ver la preocupación reflejada en sus ojos, como si yo fuera su hija de verdad. Pude ver su cariño hacia mí. Pude ver que no le importaba lo que fuera o los problemas que le podía causar, ella me quería como si fuera de verdad de su sangre.
Eso me conmovió totalmente.
— Me siento mejor, Aine, gracias. — le dije sinceramente.
Zayd me examinó completamente.
— ¿Qué pasó entonces? — preguntó aún con su intriga.
Aine lo asesino de nuevo con su mirada y yo le di un apretón a su mano que sostenía la mía.
— Está bien, Aine. — le di una sonrisa tranquilizadora. —Me dirigía a tu casa para platicar sobre lo de Daide. — le confesé a los dos.
— ¿Qué? —preguntó Aine confundida. — ¿Quién es Daide?
La vi. Realmente no la quería herir.
— Es nuestra madre. — dijo Zayd.
Aine asintió comprendiendo.
— ¿A qué hora saliste de la casa? —Aine de verdad se veía preocupada.
— A las tres de la mañana. — miré mi ventana. — No me escuchaste porque escapé.
— ¿Y qué pasó?
— Vi que unos vengadores bajaban acá y después divisé a Milton, obviamente me escondí entre las casas pero no sé la causa por la que Milton me sintió. — me quedé pensando un momento. — Bueno, escapé, luché contra unos vengadores, pero no pude esquivar a unos que cargaban una red con ellos, caí directo en su trampa. Milton me llevó por el bosque y con esto. — saqué mi navaja de bolsillo con dificultad. — Corté una soga y caí directo en los árboles del bosque. Lo que más me sorprendió es que mi cuerpo no resistió la caída como cuando caí desde más alto...
No miré un punto fijo. Miré a Zayd que tenía una mano en su barbilla tratando de entenderlo.
— ¿Y por qué ese Milton te buscaba? — preguntó Aine.
No les había contado de eso...
— Eh, él quería volverme su esposa y prácticamente escapé. — expliqué ocultando ciertas partes.
— Eso explica todo. — Zayd comprendió.
—Dejémosla descansar. —Aine besó mi frente y salieron de mi habitación cerrando la puerta.
Otras horas inconscientes no vendrían mal.
(...)
Escuchaba varias voces mezcladas en mi cuarto, pero era tan cómoda mi cama que ni siquiera quería abrir los ojos.
— Entonces, va a estar bien. — afirmó una voz que no podría desconocerla a pesar de que la había conocido hace poco.
— No te preocupes, Jared, ella va a estar bien. — prometió Aine. Imaginé que estaba dándole unas palmaditas en su espalda.
Jared suspiró.
— ¿Quieres comer algo? —preguntó Aine yendo directamente a la cocina.
Abrí mis ojos lentamente y observé el sol entrando por mi ventana calando en mis ojos.
Observé mis manos y las heridas de ellas habían desaparecido por completo.
Raro.
— Jared. —llamé su nombre apretando su mano para que me mirara.
Él sorprendido me miró y se acercó más a mí.
— Hola, Nef.
— Hola. — le sonreí de manera tranquilizadora.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó preocupado.
— Mejor. — me enderecé con una mueca de dolor sentándome y apoyando mi espalda adolorida en el respaldo de mi cama.
— No hagas mucho esfuerzo. — dijo Jared sosteniendo mi espalda con delicadeza y poniendo una almohada detrás de mi espalda.
— Gracias. — lo observé con atención.
Jared era un chico genial, no lo merecía... Y él no merecía esto.
Aine entró con dos bandejas de comida y besó mi frente despidiéndose.
Jared y yo comimos mientras reíamos y bromeábamos.
— Entonces... ¿cómo pasó esto? —dijo señalando mis vendajes por todas partes menos en mis brazos.
— Fui a hablar con Daide sobre el asunto, pero primero quise ir al bosque a reflexionar. — le mentí sin mirarlo. — Siempre me ha gustado treparme en los árboles y supongo que no me agarré bien...
No era mentira, cuando era pequeña siempre me pregunté que se sentiría trepar a un árbol de los mortales.
Miró mis brazos libres de rasguños.
—Llevaba una chamarra gruesa. — expliqué para hacer más creíble la historia.
Suspiró y fue por su mochila.
— Te traje los deberes. — me sonrió y se pasó una mano por el cabello.
Ése acto me dejó embelesada y después regresé en mí con un parpadeo.
— Supongo que no irás a la escuela hasta que te recuperes. — dijo mirándome extrañado. — ¿Qué? — preguntó divertido.
— Ah... No, nada. — vi los papeles que dejó en mi regazo. — Gracias.
Jared asintió con la cabeza y después negó. Se levantó de mi cama y me dio un beso en la frente despidiéndose.
— Que te mejores pronto. — me sonrió y salió de mi habitación. — Ya es tarde y tengo que regresar a casa, aunque no te voy a mentir, me encantaría quedarme.
Parpadeé y me despedí. Observé los papeles y una pequeña cartita que supuse era de Jared.
Sonreí y la puse contra mi pecho.
De algo que no me había percatado era del ramo de flores en mi escritorio.
Jared... ¿Qué fuerza te había puesto en mi camino?
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Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)
FantasíaEmma, un ángel de sanación, sacrifica su cómoda vida y con ello se une a los mortales por salvar la vida de su hermano, sin embargo, Milton, el ángel supremo del cielo del Sur, la busca mientras lleva una vida como mortal. Ella no sabe la razón y e...