Capítulo 16

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Había pasado un día sin ver a Jared.

Él venía y tocaba la puerta con fuerza gritando y exigiendo verme. Yo simplemente le decía a Aine que no lo dejara pasar y le dijera que necesitaba descansar.

Pero por dentro moría lentamente sin su compañía, sin su calor, sin su aroma. Estaba completamente sola y destrozada.

Cada momento en el día, sus palabras se repasaban en mi cabeza impidiendo mi descanso.

Mañana era lunes, y no podía ausentarme a la escuela de nuevo, pero no sería capaz de siquiera cruzar miradas con él.

Yo sabía que Jared insistiría y me preguntaría el por qué de mi alejamiento hacia él.

Pero, de una vez por todas debía afrontarlo, y decir lo que nunca me atrevería a decirle.

Me dolería hasta el alma... Pero si eso iba a hacer que se alejara de mí, lo haría...

No podía soportar el hecho de tener que cortar todo lazo con él en tan poco tiempo, pero no me iba a detener una vez más, ya era hora.

Quizás y sólo quizás así podría salvarlo de toda ésta catástrofe que se avecinaba.

(...)

Era de mañana, y logré descansar anoche.

De buena gana, me levanté y fui a tomar una ducha.

Podía sentir como el agua caliente quemaba cada herida que tatuaba mi piel. Al salir de ésta, me miré en el espejo.

Mi cara lucía pálida y con unos cuantos rasguños regados en mis mejillas y uno notable en mi cuello; la raíz de mi cabello asomaba el rubio entre mi tinte negro. Pero a pesar de todo, no me veía como si hubiera tenido accidentes.

Fui al espejo de cuerpo completo, y saqué mis alas...
No lucían nada bien, muchas plumas se habían caído ya, y todas reposaban en mi cajón.

Concentré mi poder en mis dedos y tracé las heridas de mi cara.

Me puse unos jeans de mezclilla y una blusa floja de color rojo pálido. Después me puse unas zapatillas para correr rojas y metí mis libros de clase en la bolsa.

Bajé a la cocina y dejé mi mochila en una silla.

- Buenos días. - le dije a Aine y a Elián.

- ¿Lista? - me preguntó Elián casualmente.

Era lo que lo hacía un buen tutor, nunca cuestionaba mis acciones. Y eso me gustaba.

- Sí. - contesté después de poner mi desayuno en la bolsa y agarrando la correa.

Elián le puso una mano al hombro de Aine y le dijo que estaba bien.

Me despedí de Aine y salí al coche de Elián como si fuera un día más de nuestra vida antes de que todo se saliera de control.

Todo el camino miré fijamente la carretera y las gotas de lluvia que dibujaban la ventana del coche.

- Tal vez, quieras un poco de papel. - dijo de repente Elián.

- ¿Qué? - contesté confundida.

- Tus ojos están muy rojos, lo siento, pensé que estabas llorando...

Rodé los ojos y seguí mirando por la ventana.

- Te ves devastada, Emma... - dijo Elián sincero. - Yo sé que lo extrañas.

Cerré mis ojos evitando las lágrimas que ardían.

- Jared no era nada mío. - dije pasando saliva. - No tengo nada qué extrañar...

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora