Capítulo 52

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Jared

— Ha revelado su ubicación. — gruñó Verno lanzándose a donde estaba Emma.

La seguí sin siquiera preocuparme porque Verno me descubriera. No sabía qué era... Pero Verno era cada vez más sospechosa por lo que Baruck le había dicho... Ella nos estaba engañando, era una doble cara y nos estaba dando su mejor cara para después apuñalarnos por la espalda. Emma, ella nunca había desconfiado de Verno, y ella era la causa de que estuviera secuestrada por Baruck.

— ¡Jared! Jared, por favor. — gritaba Emma desesperadamente, pero el silencio reinó de repente, como si hubiera desaparecido, pero después se escuchaban sus forcejeos, junto a cosas tiradas.

Verno gruñó y supe qué iba a ver detrás de ella, por eso me escondí en las paredes de un lado. Cuando vi que volteaba y no vio nada continuó su camino y seguía corriendo hacia donde se escuchaba Emma.

Pero en un rato se escuchó que se cerraban varias puerta, y unas después de éstas, pero más lejanas. Y así se iban cerrando varias puertas y el sonido se hacía lejano, lo que significaba que después de unas puertas había otras puertas y así consecutivamente.

Verno gruñó más fuerte al percatarse de lo que yo había entendido, si ella tomaba la puerta equivocada nunca iba a dar con Emma. Gruñó una vez más y paró cuando llegó a las primeras puertas, llegué un milisegundo después y me escondí en las sombras. Ella inspiró hondo y después miró una puerta y con la velocidad con la que había llegado, desapareció embistiendo una puerta y después más. Pero no me dio por seguirla, si ella no iba por el camino correcto y no se detenía a pensar, iría por el camino equivocado.

Me posé frente a las puertas y las miré, eran tres y todas llevaban la probabilidad de equivocarme. Una brisa llegó desde fuera y esperé.

Puse mi mano en la perilla de la de en medio con nerviosismo y me preparé.

Derecha.

Escuché la voz de Emma en mi cabeza, y sin dudar tomé la de la derecha y la abrí, un pasillo largo se posó y lo recorrí corriendo, después llegué a otras tres puertas. Y paré.

Izquierda.

La abrí y corrí el pasillo como lo había hecho antes. Pero después eran cuatro puertas, una en el piso, las otras normales.

En medio.

Seguí las instrucciones de Emma y recorrí corriendo todos los pasillos que ella me indicaba.

Derecha. Izquierda. Abajo. Abajo. En medio. Izquierda. Abajo. Derecha. En medio. En medio. Abajo. Izquierda. Para.

Paré cuando dijo que parara pero no lo entendí, ¿por qué lo decía si aún había puertas?

Hay fuego, agáchate.

Lo hice sin pensarlo y un fuego quemó por encima de mí como si se diera cuenta de un intruso, pero era cierto que Verno me acompañaba en esta búsqueda por Emma.

¡Tienes que correr, Jared! ¡Corre! Derecha.

Me levanté sin rechistar y corrí por el pasillo de la puerta de la derecha, un estruendo se escuchó detrás de mí y entendí el por qué de que tenía que correr. Los muros comenzaban a caerse porque estaba claro que siendo pisos más bajos, no importaba su destrucción, pero en el lugar donde estaba Emma no sería derrumbado, había una única salida.

¡Izquierda! Derecha, En medio, izquierda, ¡Salta! ¡Corre! Por en medio.

Corrí todo lo que me decía, pues en medio ya no había más puertas, iba en el camino correcto pues había luz en el fondo del pasillo.

¡Escóndete!

Cuando llegué hasta donde Emma me dijo, me oculté entre las paredes y escuché el estruendo de las paredes cayéndose, esperaba que Verno hubiera quedado atrapada ahí.

Observé el lugar completo y luego a Emma, estaba atada a una cruz con sus brazos atados a la parte superior, ella estaba con vestiduras sucias y su pelo se esparcía por toda su cara sin dejar ver su verdadero aspecto. Me dio un arranque de rabia por ver a la mujer que yo amaba así... Iba a ir hacia ella, pero un gigantesco demonio entró por una puerta de hierro y me escondí de nuevo.

Emma levantó la cabeza a donde yo estaba escondido, pero la desvío rápido a la puerta de hierro, después al demonio, él veía algo en su mesa donde seguro tenía herramientas de tortura, pero me sorprendió ver todo ordenado y pulcro, así como la habitación, Emma era lo único sucio.

Emma lo miró y él se acercó a ella. Levantó su manga y en su vena inyectó algo que parecía icor de demonio. La sangre me volvió a hervir cuando escuché el grito de dolor de Emma.

El demonio la desató de las muñecas y Emma cayó al suelo retorciéndose de dolor y teniendo convulsiones. Él se retiró de la habitación y una súcubo entró en la habitación, levantó a Emma y la sacó llevándola consigo en su hombro.

No hagas nada, espera en la habitación.

Susurró Emma en mi mente aún con voz débil. No sabía que era lo que le estaban haciendo pero me acerqué a la mesa y vi todo tipo de veneno de demonio, icor y sangre mortal, incluso de Dioses y Arcángeles, todos tenían etiquetas.

Daemones , Archangelorum , Ichor , Deus.

Estaban experimentando con Emma. Esto era malo y tenía que sacarla de aquí a como diera lugar.

Después de revisar cada estante con diferentes etiquetas, se escuchó algo por fuera de la puerta de hierro, y me escondí detrás de las paredes de nuevo.

La súcubo entró cargando delicadamente a Emma y más demonios entraron acomodando una cama, unos sofás, sillas y una mesa, un tocador y varias prendas de ropa. Era como si estuvieran armando la habitación de Emma.

No les serviría de nada pues ese mismo día la llevaría conmigo, esta vez no la dejaría sola.

La súcubo acomodó a Emma en la cama, ella vestía una túnica blanca y pulcra, con unos listones dorados al estilo griego y venía con su pelo cepillado y agarrado en una coronilla con el pelo suelto, se veía prácticamente como una diosa griega, pero con la belleza de un ángel y demonio juntos.

¿Creíste que te escaparías de mí, Jared?

Preguntó Verno en mi mente, y la sangre se me congeló.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora