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Ares

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Ares

Su cuerpo cayó como pluma en la cama, contra todo pronóstico se sentía... liberado, en una especie de nube. Hablar con su mejor amigo le había quitado una espinita y horas antes con Ashley... lo tenían atontado.

No podía dejar de visualizar su rostro iluminado por el cirio colándose por su cabello. La vió bonita. Solo aceptaba que se veía así, no era una forma de remplazar a Clara, ni mucho menos. Solo se sorprendió con tal delicada escena. Solo estaba sintiendo de nuevo. No todo le entró por los ojos, cosa que le proporcionaba cada vez que cerraba sus párpados la imagen de ella sentada cruzada de piernas con el rostro ladeado acariciando el césped con sus dedos... También había sentido a través del tacto, con ese roce cuando se sentó en su rodilla o cuando por impulso a no romperse la atrajo a sus brazos. Sentir el diminuto cuerpo pegado al suyo, pecho con pecho, revolucionó su interior. La abrazó con fuerza impidiéndole separarse o alejarse por centímetros, se sentía bien así. Como que... quería protegerla y demostrarle que él también estaría para ella. Llevó sus manos a su abdomen y con sus dedos subió y bajó milímetros. Recordaba esa sensación en sus manos cuando la arroparon, sus yemas quemaban y su corazón latiendo tranquilo en un suave compás. Pero con el próximo pensamiento su pecho sintió un fuerte pellizco, como pasó horas antes, en ese momento en que ella no le devolvía el abrazo. Ahora entendía que para Ashley eso debió ser un paso de gigante que él le diera tal afecto o lo viera ¿débil? Creyó que ella no estaba del todo para él como él estaba dispuesto a estarlo pero su mente en esos momentos funcionaba demasiado rápido como para pensar como ella. Alivio fue cuando ella lo rodeó quedando más juntos si eso era podible. Sus manos volaron a su rostro que aumentaba de color y comenzó a negar. Se moría de vergüenza. Se había permitido el lujo de enterrar su rostro en el hueco de su cuello, acariciando esa piel lechosa. ¡Y para más vergüenza, había repasado su clavícula aspirando su aroma dulce a canela! Lo tenía grabado, aun nadaba en ella. 

Algo pasaba. Ares creyó y se dijo que todo esto que estaba viviendo hoy no era como debía ser o como se esperaba. Bien, para empezar no le gritó ni se enfadó como se esperaba con su exnovia ahora, no dejó de lado a Santi ni mucho menos le montó un gran problema y para terminar no había tenido solo una charla com su serendipia, no, sintió algo más fuerte con toques de afecto. Podía decir que todo era un caos en su mente y cuerpo ahora mismo. Lo mejor que podía hacer era cerrar los ojos y dormir, mañana tenía clases.

***

Creyó que le sería más fácil pero estaba equivocado. ¿Cómo iba a serlo? Ella iba a las mismas clases que él. Resopló cuando al entrar en clase su lugar estaba vacío, en parte lo agradeció. Se sentó ignorando las miradas de Clara y sus amigas. Más le valía no enfurecerlo porque no lo iba a tolerar muy bien. Sacó las cosas y sintió como una figura se sentaba en el puesto de al lado, Ramón. Este lo miró con unas pocas arruguitas en su frente, Ares quiso reir. Se acomodó en la silla y el profesor entró dejando a su compañero con la boca abierta sin poder preguntarle lo que él ya intuía. "¿Por qué tú princesa no esta contigo?" Ramón solía molestarle poniendo apodos a la chica pero a penas él le daba información.

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