CAPÍTULO VEINTICINCO
ASUNTOS VARIOS
Yésica:
Cría cuervos y te sacarán los ojos. Hoy, ese dicho es perfecto para mí. Un pendejo al que le enseñé todo lo relacionado con el negocio acaba de abrir toldo aparte. Se ha independizado, dice él, se me torció, digo yo, y en cualquier disputa mi palabra es la que vale. Gato Gordo está o estaba conmigo hace ocho años. Me lo mandó mi socio en México. Llegó como gatillero pero, por su inteligencia y por ser tan acomedido y servicial, en menos de dos años se ganó mi voluntad y lo puse al frente de la traída de los dólares. Es un experto. Se inventa mil maneras de entrarlos al país, a veces por los aeropuertos, a veces tirándolos hacia el mar. Pero como ya llevaba muchos viajes al D.F y eso ya empezaba a generar sospechas en las autoridades migratorias del aeropuerto, lo saqué un tiempo de eso y lo puse a trabajar en microtráfico, primero en el barrio de mi mamá y luego en el centro de Pereira. Es honrado, nunca se tuerce ni entrega mal las cuentas, pero se puso a hacer negocios sin mi permiso, sin mi consentimiento y eso en mi organización se llama traición y se paga con la vida.
Alguien, aprovechando que el pendejo sabe, porque yo le enseñé, lo sonsacó y lo invitó a un negocio grande para mandar un cargamento a Madrid por la ruta de Venezuela y Marruecos. Esa ruta es mía. El caso es que Gato Gordo se metió de socio y coronó una tonelada. Eso le da poder y plata, pero temporalmente. El cree que con 20 millones de dólares que le habrán tocado puede vivir para enfrentarme. Pobrecito. No está ni tibio, el imbécil. Ese es mi presupuesto mensual de gastos. Para igualarse a mí, tiene que poner a salvo en Europa o Estados Unidos, por lo menos 50 toneladas al año.
Lo he citado para hablar, pero me mandó a decir que no viene porque yo lo mato. No está muy equivocado, el perro, pero lo que no sabe es que así no venga, también lo voy a matar. Si viene a negociar conmigo y me participa de su ganancia lo dejo vivir y lo dejo hacer más negocios. Más pendejo si no acepta, porque es su única oportunidad de seguir respirando y seguir comiéndose a sus peladitas. Porque pa' perro, él. Ya me han llegado muchas quejas de familias a las que el miserable se les ha comido a las hijas. Los papás se llenan de odio y toca matarlos para no dejar venganzas por ahí dando vueltas y eso nos desvía el objetivo. A veces se las lleva a la cama por las buenas, prometiéndoles cosas, pero a veces por las malas y hasta allá no tolero el asunto porque tengo una hija y no quisiera que le hicieran lo mismo. Cuando fui proxeneta a ninguna obligué ni llevé por las malas. Para eso existe un seductor que se llama dólar.
En fin. Ese de Gato Gordo es un problema que ya tengo resuelto. Plomo, plomo y plomo. Tengo asuntos más importantes que resolver. Por ejemplo, el de los anónimos. Ya me llegó el tercero. De nuevo el acta de matrimonio de Marcial con Catalina, pero esta vez con una nota escrita en computador. El infeliz o la infeliz que me los está mandando no quiso mostrarme su letra. A lo mejor lo conozco o la conozco, aunque si es Pelambre creo que esa bestia ni sabrá escribir. La nota, que es una pregunta ofensiva dice: "¿Si cayó el imperio de Alejandro Magno y el de César y el de Napoleón, por qué no va a caer el de una pobre diabla?". Me la volaron. Él o la que está haciendo esto no tiene la mínima posibilidad de vivir más allá del día en que me dé la cara. Me está haciendo padecer, pero las voy guardando.
Mi mamá me dijo que Albeiro me había ido a buscar porque Catalina anda desaparecida hace varios días. Juro que no fui yo. Ganas de desaparecerla no me faltan, pero esta vez no soy la culpable de su desgracia. Me da miedo que se la haya llevado el mismo que me está mandando los anónimos y la esté preparando para contragolpear. Eso sería fatal, pero tengo que estar preparada para todo. Y nada de raro que estén confabulados con Alberto Cerón, el periodista que me está fastidiando. Ya lo mandé a seguir. Le están respirando en la nuca. Si no lo puedo matar, por lo menos lo callo. Es fácil. Como es casado, tengo que descubrirle una moza o alguna debilidad. En antecedentes de la fiscalía me dicen que está limpio. Solo le aparece una denuncia por injuria y calumnia interpuesta por un político, pero la gente sabe que en la pelea entre un político y un periodista, pierde el más desprestigiado, o sea el político.
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Sin Senos Sí Hay Paraíso
AléatoireCientos de miles de personas pensaron que la muerte de Catalina en Sin tetas no hay paraíso era el final de aquella tragedia del tamaño de un país, pero con esta novela la historia sigue adelante gracias a un nuevo personaje: Catalina la pequeña. Co...