-No sabías a quién querer y has estado jugando con los dos.- dijo con una mezcla de rabia y amargura.- Me rindo, salgo de esto. Me sentí atraído por ti desde que te vi subida al tren y desde entonces esa atracción se ha estado magnificando pero nunca, jamás había intentado nada. ¿Sabes por qué? Por qué vi como le mirabas. Desde el primer momento lo vi. No importaba que discutierais o que no os hablarais, tus ojos siempre reflejaban ese sentimiento que tengo yo por ti. Y lo respete, te respete hasta que me besaste. Me provocaste esperanzas y creí que lo nuestro podía ser posible pero Edward siempre ha tenido el premio sin yo darme cuenta.
-Por favor- susurró con un hilo de voz.- Perdóname, yo nunca quise esto. No me arrepiento del beso, Theo, no me arrepiento de nada pero yo no soy buena para ti.
-¿Y si lo eres para él?
-No tiene nada que ver con él, se trata de lo que siento por ti y de lo que siento por Edward. Confundí mis sentimientos y te confundí a ti. Eres mi mejor amigo y te quiero, te quiero muchísimo.
-Ya... Ojala eso fuera suficiente Elizabeth.
Y sin decir nada más salió de la habitación y se fue. Ella se quedó inmóvil con un peso de culpabilidad en su interior por haber herido a una de las personas que más le habían aportado. Sin embargo, estaba en cierto modo aliviada de haber sido sincera y esperanzada de que por fin Theo pudiera seguir adelante.
La incertidumbre de no saber cómo sería su relación a partir de entonces la angustiaba en sobremanera pero bien sabía que no tenía derecho a exigirle ni reprocharle absolutamente nada.
Sin darse cuenta, estaban a punto de darle la bienvenida a la primavera. Habían pasado dos meses desde esta última conversación. Elizabeth y Edward habían estado viéndose medio a escondidas, la emoción era demasiado tentadora. El grupo se había ido distanciando y en muy pocas ocasiones estaban todos juntos ya que cuando se reunían los inevitables e incómodos silencios y la comprensible hostilidad de Theo provocada por el despechp les hacía desear desaparecer. Así pues, Elizabeth comía con Emma y Cristina y a veces con Sophia. Evitaba estar cerca de Edward si Theo se encontraba en el mismo lugar.
Robert parecía estar molesto con ella a pesar de intentar disimularlo con energía y Theo se esforzaba por ignorar su presencia. Este último sabía que no era justo para ella pero necesitaba crear un espacio de distancia para poder superarlo y desengancharse. En silencio, la echaba de menos.
Elizabeth, por su parte, no había tenido más remedio que aceptarlo y llevarlo lo mejor posible. Había procurado estar más entretenida, lo cual no le resultó nada difícil porque en el Castillo siempre había cosas que hacer y durante las dos últimas semanas una ola de exaltación les rodeaba con la proximidad del fin de curso.
-Will, está semana no podré ir.- repitió desde el teléfono.- Estamos en la fase final de la liga, tengo que estudiar y además me han multiplicado los ensayos, cambiaron Diez negritos por La ratonera, necesito ponerme al día.
-Vale, no importa.- contestó.-Pero la semana que viene no puedes fallarme, ya tengo las entradas compradas, Lizzie.
-Lo sé.- iba a preguntarle acerca de su trabajo cuando alguien la abrazó por la cintura provocando que el contacto le erizara la piel, sin espacio para moverse empezó a besarla en el cuello muy despacio y muy discretamente.- Will... Tengo que colgar.- respondió sin poder evitar un leve gemido.
Tan pronto como hubo soltado el aparato Edward la giró con brusquedad y sin dilación la besó apasionadamente. Elizabeth respondió con la misma intensidad al beso apretando su cuerpo contra el de él todavía más y rodeándole el cuello con los brazos.
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Elizabeth
RomanceElizabeth ha conseguido una beca de dos años para estudiar en la prestigiosa escuela "El Castillo de Pierce". El Castillo, sin embargo, tiene una manera muy peculiar de organizarse y en más de una ocasión traerá problemas a nuestra protagonista. Amo...