Esa chica alta y morena que tenía enfrente parecía estar muy desmejorada. Era evidente que tenía un gran carisma, Elizabeth pensó que era muy atrayente y de belleza natural, sin accesorios o maquillajes para complementarla pero la inquietó que nunca antes la hubiera visto. Supuestamente. Aún así parecía muy nerviosa, tenía ojeras y estaba pálida, movía las manos torpemente y miraba a todos lados por temor a ser vista.
-Hola, yo soy Elizabeth pero eso ya lo sabías.- intentó tranquilizar a la chica y a ella misma, el temor y la actitud asustada de la chica la empezaba a perturbar.
-Sí, verás yo tengo que contarte algo. Algo muy importante.- digo temblando y balbuceando.
Se miraron sin saber que más decirse, una estaba más que sobresaltada y la otra comenzaba a imaginar el por qué de todo aquello. Finalmente Nicki se dirigió a la puerta de entrada y la cerró, seguidamente miró en todos los baños dos veces comprobando que nadie pudiera verlas u oírlas.
-Nicki, por favor tranquilízate. ¿Te encuentras mal?- ella se atrevió a mirarla a los ojos por primera vez y Elizabeth vio cuan era el sufrimiento, miedo y cansancio acumulado de la chica.- ¡Dios mío! Tu aspecto. Estás horrible.- Se acercó y la cogió del brazo.- Vamos a la enfermería.
Sin embargo ella rehusó su contacto y dio unos pasos atrás ocultando su cara entre algunos mechones.
-Elizabeth, nadie puede saber que nos hemos visto ni que te he dicho nada.- ella tragó saliva y asintió.- No, tienes que prometérmelo. Prométemelo por algo que te importe mucho, lo que más quieras en este mundo.
-Muy bien Nicki, te lo prometo pero no tengo nada por lo que prometer.
-Pues por alguien a quién quisieras, no te diré nada hasta que no tener tu palabra de honor, tu plena garantía de que no hablarás.
Elizabeth se trasladó a otro mundo, se trasladó a su pasado y se quedó absorta reviviendo momentos trágicos. Momentos que pasaron hace mucho tiempo y que casi había conseguido olvidar, recuerdos que había enterrado desde hacía años y se obligaba a no revivir. Dolor y sufrimiento, ese era su pasado.
-De acuerdo, te prometo por mi hermano que no diré nada.- el pecho le subía y bajaba exageradamente. Hacía años que no pronunciaba esa palabra y que no recordaba ese rostro, años en los que había conseguido tirar adelante y comenzar de nuevo. Años de olvido y de silencio. Pasado que volvía para hacer presente.
-Gracias, necesitaba asegurarme.- se tocó nerviosamente el pelo y junto las manos, como si jugara con ellas.- No sé cómo decírtelo pero no me quedaré tranquila hasta que no te lo sepas.
-Empiezas a asustarme, ¿decirme el qué?
- Sé que te vigila. Lo hace constantemente y te envía notas para asustarte, para que te vayas de aquí.
Abrió los ojos y ahogó un suspiro.
-¿Por qué?- preguntó tan bajo que le costó entenderla.
Nicki negó la cabeza, estaba asustadísima y le costaba tenderse en pie y respirar a la vez. Elizabeth corrió para ponerse delante suyo y agarrarla fuerte por las muñecas.
-¿Por qué? ¿Quién me envía esas malditas notas?- chilló. Cogió aire y la apretó todavía más fuerte.- Si no me lo dices iré ahora mismo a hablar con el director.
-¡No! No puedes, me lo has dicho. Por tu hermano.- emitió unos sonidos agudos.
-No vuelvas a nombrarle. Nunca. ¿Me has entendido?
Ambas se calmaron y acompasaron sus respiraciones, Elizabeth se alejó y se dejó caer en el suelo apoyándose en la pared. Nicki reunió el valor necesario para continuar.
ESTÁS LEYENDO
Elizabeth
RomanceElizabeth ha conseguido una beca de dos años para estudiar en la prestigiosa escuela "El Castillo de Pierce". El Castillo, sin embargo, tiene una manera muy peculiar de organizarse y en más de una ocasión traerá problemas a nuestra protagonista. Amo...