Capítulo 20- No se puede huir

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-Will, eres tú.- Recordaba con minuciosa exactitud los años que llevaba sin ver a su hermano, sin saber absolutamente nada de él. Recordaba como los servicios sociales les obligaron a despedirse en tan solo tres minutos. ¿Cómo puedes despedirte de alguien tan solo tres minutos? ¿Cómo puedes encontrar las palabras si sabes que lo más probable es que no os dejen volver a veros? ¿Cómo se preparan una niña y un adolescente de dieciocho años? Es imposible, simplemente imposible.- Pensaba que no volvería saber de ti.

-Te quiero. Muchísimo. Lizzie, he estado bajo vigilancia. Hace tiempo que me dieron el alta del centro de rehabilitación, entonces se hizo válida la sentencia de la condicional.- a Will le temblaba la voz, su hermana siempre había sido su pilar, la cuidaba y la quería con locura pero ahora no sabía que decirle. Había estado evitando llamar por temor a que ella lo rechazase. En realidad, lo más lógico sería que lo hiciera pero aún creía conocerla lo suficiente como para confiar y pedirle ayuda una vez más.

-¿Por qué no me llamaste o al menos intentaste contactar conmigo? Lo pasé horriblemente mal después de la muerte de papá y mamá. Te necesitaba y desapareciste. Durante un tiempo pensé lo peor y...

Sin embargo, Will invadido por la culpa y la vergüenza la detuvo al oírla sollozar y notar los temblores de su voz.

-Te juro, Lizzie, por lo que más quiero en este mundo que llamé durante seis meses prácticamente cada día al Centro de Acogida. Te juro que fui incontables veces pero no me dejaron entrar a verte, también escribí y dejé numerosos recados.- paró en seco, soltando un larguísimo suspiro lleno de angustia y dolor.- Nunca, en mi vida, he querido separarme de ti. Eres mi hermana, mi única familia. Cada día al levantarme pienso en ti y si superé mi adicción fue únicamente para sacarte de ese lugar donde te habían metido y poder cuidarte.

-¿Por qué no me dijeron nada?- Elizabeth no podía creerse lo que escuchaba. Había estado viviendo en una mentira, una mentira que la hizo creer desde pequeña que su hermano la había abandonado y ya no le quedaba en el mundo nadie que la quisiese.

-Tu tutor legal, el equipo de psicólogos que nos atendieron y la dirección del centro me dijeron que me mantuviera alejado, que no te contaminara con mi veneno. Me dijeron que verte solo te perjudicaría, tú eras una niña dulce e inocente y yo un adolescente alcohólico con severos ataques de violencia.- se notaba la desesperada rabia que sentía al habar de ello.- Cuando nos comunicaron que ya no volvería a verte y que luchar por tu custodia era inútil me enfadé. Luego, uno de los que estaban ahí me dijo: "¿Cómo vas a cuidar de tu hermana pequeña si no sabes ni cuidar de ti mismo? Un chico de dieciocho años que ha provocado un accidente de coche donde han muerto sus padres por ir borracho. Será mejor que te olvides de Elizabeth Growel hasta que cumpla la mayoría de edad, aunque dudo que entonces ella quiera verte". Me abalancé sobre ese tipo y me denunció. Con lo cual la condena fue mayor.

-Will, no tenía ni idea.- contestó consternada, con un inmenso nudo en la garganta y un dolor de cabeza insoportable. Empezó a llorar, ahora comprendía muchas cosas que antes nunca le habían acabado de cuadrar. Se sentía despreciable y sucia por dudar de su hermano.- Ellos no murieron por tu culpa y lo que yo hice para salvarte tampoco es tu culpa. Perdóname. Te quiero Will, lo siento mucho.

-Lizzie no me llores. Yo soy quién lo siento. Si no hubiese pegado al del servicio social o no me hubiera metido en tantos líos tal vez habría podido aparecer antes y ser de nuevo la familia feliz. Tú y yo. Mis problemas han acabado con nosotros y nos han arrastrado pero ya estoy bien y aunque llegue tarde quiero arreglarlo.

-No digas eso, tú y yo siempre hemos sido una familia. A pesar de todo, a pesar del accidente, del tiempo y de la distancia jamás he dejado de quererte o desear que volvieras.

ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora